La relaci¨®n entre la degradaci¨®n de la tierra y la migraci¨®n en el Sahel
En Burkina los terrenos se han vuelto menos productivos por la presi¨®n demogr¨¢fica, la fragmentaci¨®n agr¨ªcola y lo variable de las precipitaciones. Una investigaci¨®n intenta aportar datos que ayuden a las decisiones pol¨ªticas
En Burkina Faso, un gran n¨²mero de agricultores mossi que viven en la meseta central y en regiones norte?as densamente pobladas han emigrado al sur del pa¨ªs. La mala gesti¨®n de los recursos y el descenso de las precipitaciones han acelerado la degradaci¨®n de la tierra. El r¨¢pido crecimiento de la poblaci¨®n, junto con los elevados ¨ªndices de migraci¨®n rural interna y 30 a?os de desecaci¨®n, han dado lugar a un uso intenso de la tierra y esto ha producido un cambio en la cobertura del suelo en todo el pa¨ªs.
En la meseta central y en las regiones norte?as, la degradaci¨®n ha fomentado hist¨®ricamente la migraci¨®n a gran escala hacia zonas m¨¢s f¨¦rtiles en el sur. Aunque algunas provincias septentrionales est¨¢n siendo rehabilitadas mediante proyectos de conservaci¨®n del suelo y del agua, las provincias meridionales, que se consideran m¨¢s ¡°intactas¡±, se han desatendido.
Nuestra investigaci¨®n ha comparado la din¨¢mica entre las tendencias de migraci¨®n y de degradaci¨®n medioambiental en el pa¨ªs. Lo hemos hecho analiz¨¢ndolas a lo largo de varias d¨¦cadas y usando datos del uso de la tierra y de la cobertura del suelo en las provincias de Bam y de Sissili. Bam se encuentra en la zona septentrional del pa¨ªs, cerca de Mali, mientras que Sissili est¨¢ en el sur, lindando con Ghana.
Una importante correlaci¨®n
La provincia de Bam est¨¢ situada en la zona sudano-saheliana de ?frica Occidental, que es una zona intermedia entre el Sahel semi¨¢rido, al norte, y la zona sudanesa m¨¢s h¨²meda, al sur. La provincia recibe entre 500 y 900 mm. de precipitaciones al a?o. Est¨¢ cubierta de matorrales espinosos y praderas de sabana en suelos pobres en materia org¨¢nica y nutrientes.
En Bam viven los mossis, el mayor grupo ¨¦tnico del pa¨ªs, agricultores que producen mijo, sorgo y ma¨ªz para su subsistencia y cultivos destinados al comercio, como el algod¨®n. La provincia de Sissili se encuentra en la zona clim¨¢tica h¨²meda sudanesa, una de las zonas m¨¢s h¨²medas del pa¨ªs. La provincia recibe entre 800 y 1.000 mm. de precipitaciones anuales y est¨¢ cubierta de sabanas arboladas y con arbustos.
En Sissili viven los nunis, que son agricultores aut¨®ctonos, emigrantes mossis y fulanis, que son agricultores y pastores. Algunos de los cultivos comerciales y de subsistencia de la zona son el ?ame, la batata, el caup¨ª, el cacahuete, el ma¨ªz, el mijo, el sorgo, la alubia carilla y el algod¨®n.
Hemos descubierto una importante correlaci¨®n entre las tendencias de degradaci¨®n terrestre y las de migraci¨®n. La degradaci¨®n es mayor en zonas como Sissili que atraen a inmigrantes, y mucho menos grave en zonas como Bam de las que emigra la gente. Por un lado, la degradaci¨®n de la tierra fomenta la emigraci¨®n intensiva de una provincia; y por otro, la rehabilitaci¨®n del suelo ayuda a reducir la emigraci¨®n o aumenta la inmigraci¨®n hacia otra.
Arrojar luz sobre la asociaci¨®n entre los patrones de migraci¨®n, la rehabilitaci¨®n de la tierra y la mejora de la seguridad alimentaria, esperamos que sirva y se tenga en cuenta en las decisiones pol¨ªticas. Y m¨¢s concretamente, que anime a los donantes y a los Gobiernos a invertir en iniciativas locales que puedan fomentar tendencias positivas, como las de conservaci¨®n del suelo y del agua dirigidas por agricultores.
Tendencias hist¨®ricas
En la d¨¦cada de 1970, la degradaci¨®n de la tierra en el centro y el norte de Burkina Faso oblig¨® a marcharse a un gran n¨²mero de personas. En la d¨¦cada de 1980, la introducci¨®n de proyectos para la conservaci¨®n del suelo y el agua la estabiliz¨® en esta regi¨®n. En la provincia de Bam, en el norte, esto transform¨® los patrones de migraci¨®n de la provincia hasta tal punto que hab¨ªa ¨C marginalmente ¨C m¨¢s personas que ven¨ªan que las que se marchaban.
Estas tendencias de migraci¨®n confirman el ¨¦xito de las inversiones a largo plazo en la conservaci¨®n del suelo y el agua, y tambi¨¦n reflejan la disminuci¨®n de las oportunidades en otros lugares.
Nuestros datos del trabajo de campo indican que la poblaci¨®n de Bam est¨¢ aumentando otra vez. Aunque algunos hogares siguen siendo vulnerables a la inseguridad alimentaria por culpa de los elevados precios del mercado mundial, los agricultores afirman que las hambrunas son ¡°cosa del pasado¡±, y lo atribuyen a su inversi¨®n en t¨¦cnicas agr¨ªcolas mejoradas como las iniciativas de conservaci¨®n del suelo y el agua. Esta pauta tambi¨¦n se puede observar en otros lugares del pa¨ªs. En las partes m¨¢s deterioradas de la meseta central de Burkina Faso, las iniciativas de conservaci¨®n han ayudado a rehabilitar m¨¢s de 200.000 hect¨¢reas de tierra y a producir 80.000 toneladas m¨¢s de alimentos al a?o.
En cambio, la situaci¨®n en el sur de Burkina Faso es desoladora. Sol¨ªa ser uno de los destinos preferidos de los inmigrantes en las d¨¦cadas de 1970 y 1980, pero fue tan intensiva que ha incrementado la poblaci¨®n humana y ganadera, el terreno agr¨ªcola y la deforestaci¨®n, y ha reducido la disponibilidad de la tierra y el desarrollo de la agricultura comercial.
Estos cambios han degradado la cobertura del suelo y han creado tensiones en las relaciones sociales. Y como consecuencia de ello, hay menos gente que emigra a la zona desde 1996. Actualmente, el movimiento de poblaci¨®n hacia las provincias del sur como Sissili ha disminuido, y surgen conflictos por la propiedad agr¨ªcola entre los inmigrantes y las comunidades compuestas por los habitantes originales de la provincia.
Sissili tiene que controlar el uso de la tierra y los programas de conservaci¨®n. Su situaci¨®n actual es parecida a la de la provincia de Bam en la d¨¦cada de 1970.
Qu¨¦ se puede hacer
La migraci¨®n se considera a menudo un problema perceptible que hay que resolver, aunque sea un proceso natural que ayuda a reorganizar las poblaciones y a regular las desigualdades econ¨®micas y sanitarias. Mientras que las migraciones planificadas y voluntarias pueden ayudar a mejorar el bienestar de inmigrantes individuales y sus familias, los movimientos no planificados e involuntarios desbordan a menudo a los sistemas de apoyo locales en zonas de destino.
Por tanto, para que los pa¨ªses puedan abordar o gestionar mejor las causas de la migraci¨®n, hay que anticiparse a ellas y entenderlas.
Elisabeth Ilboudo-N¨¦bi¨¦ es ci¨¦ntifica e investigadora de la Universidad de Columbia.
Este art¨ªculo fue previamente publicado en ingl¨¦s en The Conversation y traducido al castellano por Newsclip.
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