A la caza de los madereros ilegales que campan a sus anchas por el Amazonas

Ha pasado ya la medianoche cuando una camioneta de la polic¨ªa, acompa?ada por otra de las autoridades forestales, peina una peque?a pista de tierra que une dos comunidades, Papaplaya y San Antonio del Huallaga, en plena amazonia peruana. Sin m¨¢s luz que los faros de las camionetas y unas peque?as linternas con las que alumbran a los lados de la carretera desde el interior del veh¨ªculo, empiezan a descubrir los primeros listones de madera acopiados a la orilla del camino. M¨¢s adelante, en una peque?a curva, la misma escena. Y as¨ª hasta encontrar tres puntos en los que se hab¨ªa acopiado madera en un tramo de no m¨¢s de dos kil¨®metros.

El convoy compuesto por tres camionetas y unas doce personas entre polic¨ªas, guardas forestales, t¨¦cnicos ingenieros de la Autoridad Regional Ambiental y un camar¨®grafo, deciden peinar a pie los alrededores en busca de un alijo de madera. Todav¨ªa en el camino y al poco tiempo de rebuscar con las linternas, se topan con la primera sorpresa. Escondidas bajo unas gigantescas ramas de palma, se hallan apiladas planchas de troncos de alta calidad. Justo al lado, se divisa una apertura que conduce al interior del bosque.

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Restos de virutas, troncos cortados y restos inservibles, van descubriendo una cantera de extracci¨®n de madera. El panorama es impactante. Uno de los ¨¢rboles derribados, listo para ser cortado en planchas, tiene un di¨¢metro similar al tama?o de una persona. Algunos podr¨ªan tener m¨¢s de doscientos a?os de vida. Pero la noche impide reconstruir los hechos por completo.

¡°Estamos encontrando bastantes evidencias de extracci¨®n de madera, lo que es un delito contra el patrimonio forestal y vamos a actuar. Ahora, se est¨¢ haciendo una visita r¨¢pida pues la falta de luz ya no nos permite levantar m¨¢s evidencias asi que ma?ana, con la luz natural, vamos a poder entrar a ambos lados de la carretera¡± explica Lucas Carranza, director del ¨¢rea de recursos naturales, uno de los mandos del operativo, y director de conservaci¨®n de los recursos naturales de la Autoridad Regional Ambiental de San Mart¨ªn.

El tr¨¢fico de madera es una de las actividades detr¨¢s de la deforestaci¨®n de la selva amaz¨®nica peruana. Seg¨²n la ONG Global Witness, se han talado en Per¨² m¨¢s de 130.000 ¨¢rboles ilegalmente en los ¨²ltimos diez a?os dentro de un negocio il¨ªcito que, seg¨²n la ONU, movi¨® en el mundo entre 45.000 y 135.000 millones de euros en 2016.

La falta de recursos contra su lucha, la cooperaci¨®n de las autoridades locales y la situaci¨®n econ¨®mica de los vecinos, permite que estos le?adores ilegales campen a sus anchas arrasando impunemente con la selva. De hecho, en el operativo llevado a cabo esa noche, los mandos prefirieron no contar con la colaboraci¨®n de ning¨²n tipo de autoridad local pues desconfiaban plenamente de ellos. Aseguraban que era casi imposible que no supieran que se estaba sacando troncos pues se requiere movimiento tanto de peones cortando y acopiando producto como de camiones para transportarla.

A la ma?ana siguiente, los efectivos se preparan para volver a peinar los puntos donde la noche antes encontraron las planchas y listones. Nuevamente en el terreno, y bajo la luz del sol, pueden constatar todav¨ªa m¨¢s pruebas que ratifican que se est¨¢ traficando. En otra de las canteras ilegal de extracci¨®n descubren que los peones hab¨ªan construido un campamento con palos y ramas de palmas donde cobijarse del sol y almorzar pues todav¨ªa quedaban restos de comida y botellas de refresco. A un lado, unos recipientes ya agotados de aceite para el motor que utilizan para lubricar las motosierras. Y por todos los alrededores, ¨¢rboles mutilados y recortes de los sobrantes de los troncos al convertirlos en planchas.

Observando detenidamente, puede apreciarse la t¨¦cnica que usan para hacerse con la madera. Primero, realizan un corte, en diagonal y hasta la mitad, para que el ¨¢rbol caiga hacia la direcci¨®n que ellos decidan. Despu¨¦s, realizan otro corte con la motosierra, esta vez limpio y recto, para que caiga por completo al suelo y desde ah¨ª empiezan a trocearlo. Al realizar los hallazgos, los t¨¦cnicos no solo recaban informaci¨®n sobre los tipos de madera y la cantidad encontrada si no que tambi¨¦n georreferenciar el lugar para luego ver de quienes son los terrenos e investigar si los propietarios est¨¢n detr¨¢s de esta actividad.

Al final de la jornada, se hace un balance del operativo. David del R¨ªo, responsable del puesto forestal del Pongo de Caynarachi, una provincia colindante, revisa la magnitud del alijo: ¡°En el d¨ªa de hoy hemos intervenido unos diez mil pies de la especie Quina Quina, Quinilla y Ana Caspi que podr¨ªan tener un valor en el mercado local de unos 25.000 soles peruanos (m¨¢s de 6000 euros)¡±.

Lo cierto es que las cantidades que menciona David equivalen a menos de la mitad del producto incautado pues solo est¨¢ contabilizando lo que estaba ya preparada en planchas y no toda la que se encontr¨® a medio procesar en las canteras ilegales. Pero solo esa cantidad basta para llenar un cami¨®n de gran tonelaje. La que se encontr¨® en las canteras y no pudo transportarse por falta de medios se destruye para imposibilitar su aprovechamiento.

Madera que se usa para viviendas

Estos tipos de madera se utilizan sobretodo para muebler¨ªa, parquets y hacer vigas para viviendas en todo del mundo. Los negocios pulen los tablones para que los cortes de las motosierras no se aprecien y parezca que la madera se ha obtenido legalmente. Luego, la venden a carpinteros locales.

¡°El aprovechamiento de recursos maderables il¨ªcito es un delito tipificado dentro del c¨®digo penal,¡± explica el comandante de la Polic¨ªa Ecol¨®gica Joel Cruz. Y contin¨²a, ¡°acabamos de ver ¨¢rboles inmensos talados y esto nos tiene que abrir los ojos para que hagamos patrullajes m¨¢s constantes por estas zonas alejadas de la ciudad y para que si encontramos a estos delincuentes, los pongamos ante la justicia".

El Servicio Nacional Forestal encargado de proteger el patrimonio forestal en Per¨², solo emplea a 760 personas. Estados Unidos, y con solo un tercio de bosques m¨¢s que el pa¨ªs andino, tiene m¨¢s de 35.000 profesionales

La falta de recursos de las autoridades es una constante. Su manutenci¨®n corre en ocasiones a cargo de una ONG local que lucha contra los delitos ambientales. La falta de coordinaci¨®n, transporte, efectivos y herramientas impide descubrir m¨¢s canteras e incluso dar con los responsables.

Es evidente la poca voluntad del gobierno peruano por cuidar sus bosques. Un claro ejemplo de ello es que el Servicio Nacional Forestal (SERFOR), encargado de proteger el patrimonio forestal del pa¨ªs, solo emplea a 760 personas. Estados Unidos, en el otro extremo y con solo un tercio de bosques m¨¢s que el pa¨ªs andino, tiene a su disposici¨®n a m¨¢s de 35.000 profesionales.

Acabar con este negocio il¨ªcito es una quimera si no se aumentan los presupuestos para la lucha contra la tala ilegal de ¨¢rboles y se acaba con toda la red de actores que la hacen posible, desde polic¨ªas y autoridades locales, hasta algunos vecinos que, debido a la falta de trabajo, se emplean como peones a pesar de da?ar su propio entorno.

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