C¨®mo no enfrentarse a un famoso: historia de ocho desastres en directo
Desde ir al estudio borracho hasta que te confundan con otra persona. Ben Affleck, Mark Wahlberg o Cara Delevingne son algunos de los protagonistas de los momentos en plat¨® m¨¢s sonrojantes de la historia
?Qui¨¦n no ha tenido un mal d¨ªa en la oficina? Un d¨ªa de furia, de delirio o de resaca, de llegar al trabajo sin haber dormido o en condiciones lamentables, echando a perder en un instante la buena fama acumulada en a?os de esfuerzo sin m¨¢cula. Charlie Sheen daba no hace mucho gracias al cielo por ser actor y no cirujano o controlador a¨¦reo, ya que as¨ª hab¨ªa podido permitirse ¡°ir de vez en cuando al trabajo borracho o drogado sin por ello poner en peligro la vida de nadie¡±. Para los que trabajan en los medios de comunicaci¨®n o acuden a ellos para promocionar su trabajo, un mal d¨ªa en la oficina, un bochorno televisado en riguroso directo, puede no ser cuesti¨®n de vida o muerte, pero s¨ª sin¨®nimo de despido fulminante, de p¨¦rdida de patrocinadores, de audiencia o de esos capitales intangibles que son el prestigio profesional o la buena fama. Ah¨ª van varios casos de profesionales que se buscaron la ruina porque estaban ya demasiado de vuelta de todo o porque olvidaron por un instante que la televisi¨®n (o la radio) las carga el diablo.
?Fr¨¦d¨¦ric Beigbeder reci¨¦n llegado de Montana
Una de hedonismo desquiciado y de sentido del humor marciano. El escritor franc¨¦s, que presenta estos d¨ªas la edici¨®n espa?ola de su novela Una vida sin fin, consigui¨® que sus peores d¨ªas en la oficina fuesen tambi¨¦n los mejores. Colaborador durante a?os de un programa matinal de la emisora de radio France Inter, Beigbeder triunf¨® con una cr¨®nica literaria en riguroso directo, con frecuencia improvisada, que nunca resultaba tan divertida como cuando rozaba la verg¨¹enza ajena. Cuando, fiel al estilo de vida salvaje que llevaba a¨²n por entonces, llegaba al estudio trasnochado y en condiciones lamentables, lo bordaba. Su obra maestra se produjo el 8 de septiembre de 2016, el d¨ªa en que, seg¨²n cont¨® a sus oyentes, se present¨® en la emisora euf¨®rico y ¡°reci¨¦n salido de Montana, no el estado perdido de Am¨¦rica, sino una discoteca parisina que abre hasta muy, muy tarde¡±. En tres minutos de aut¨¦ntico n¨¦ctar radiof¨®nico que pueden verse en YouTube, el escritor bail¨®, ronc¨®, disert¨® y delir¨® de forma tan deliciosa como incoherente ante la hilaridad desatada de sus compa?eros de programa. Y no, no se busc¨® la ruina. Beigbeder sigui¨® con su secci¨®n matinal hasta noviembre de 2018, momento en que se despidi¨® de la audiencia con, seg¨²n dijo, ¡°un discurso que he tenido que improvisar sobre la marcha porque lo tra¨ªa en mi ordenador port¨¢til pero aqu¨ª nadie tiene cargador de Mac¡±. Se fue dejando para el recuerdo perlas de incorrecci¨®n pol¨ªtica tan notables como la frase ¡°Emmanuel Macron es mejor que una raya de coca¨ªna¡±.
?Cara Delevingne con pocas horas de sue?o
La modelo inglesa perdi¨® los papeles, pero tiene circunstancias atenuantes muy s¨®lidas. Acudi¨® a un plat¨® con la guardia baja y le toc¨® padecer una de las entrevistas m¨¢s absurdas e inc¨®modas de la historia de la televisi¨®n. Pong¨¢monos por un momento en su piel. Delevingne, que en 2015 ten¨ªa 23 a?os, lleva ya tres semanas promocionando Ciudades de papel, la primera pel¨ªcula de Hollywood que protagonizaba, un paso que se prev¨¦ decisivo en su incipiente carrera como actriz. Entra en directo a las nueve de la ma?ana en un informativo local, Good Day Sacramento. Seg¨²n confiesa, ha dormido apenas un par de horas. Tiene buen aspecto, pero parece algo m¨¢s tensa de lo habitual. La entrevista dura apenas un par de minutos y es un completo desprop¨®sito. La conductora del programa y sus tertulianos la llaman ¡®Carla¡¯, le hacen preguntas entre rutinarias y rid¨ªculas, se mofan sin apenas disimulo de su acento brit¨¢nico, dan por supuesto que no se habr¨¢ le¨ªdo el libo en que se basa la pel¨ªcula e incluso insin¨²an que, trat¨¢ndose de una modelo y juerguista contumaz como ella, apenas habr¨¢ tenido tiempo para preparar el papel. Cara parece m¨¢s inc¨®moda cada segundo que pasa, pero a¨²n as¨ª intenta quitarle hierro al asunto con una broma mal calibrada (humor brit¨¢nico, ya saben) y que cae en saco roto. ¡°No pareces muy entusiasmada por la pel¨ªcula que has venido a promocionar¡±, le dicen en un torpe intento de reconducir lo que ya no tiene remedio. ¡°Bueno, ser¨¢ el cansancio. Pero s¨ª, la pel¨ªcula me entusiasma y ser actriz es mi pasi¨®n desde que era una ni?a¡±. ¡°Entonces puede que el problema seamos nosotros¡±. ¡°S¨ª, sois vosotros¡±. A Cara se le congela la sonrisa. Frunce el ce?o, murmura un par de insultos apenas audibles y corta la conexi¨®n. ¡°Vaya, estaba de mal humor¡±, zanja la presentadora entre las risas un tanto culpables de sus adl¨¢teres. Pocos minutos despu¨¦s, Cara escribe sobre el incidente en las redes sociales. Reconoce que ha perdido los nervios, pero echa la culpa a la actitud machista, antibrit¨¢nica y desconsiderada de sus interlocutores. Por supuesto, la promoci¨®n de Ciudades de papel ha acabado para ella. D¨ªas despu¨¦s, la periodista cultural Jennifer Swann da la clave en una tertulia: ¡°Incluso una diva arrogante como Julia Roberts entiende que no importa lo est¨²pidos o lo impertinentes que sean tus entrevistadores. Una actriz de Hollywood es la embajadora de la industria cultural m¨¢s poderosa del mundo y nunca debe perder ni los nervios ni la sonrisa. Cara Delevingne, como buena joven inglesa educada m¨¢s en el sarcasmo que en la diplomacia, no quiso o no supo entenderlo¡±.
Sam Rubin entrevistando a Samuel L. Jackson
Esta vez, la ruina se la busc¨® el tipo que hac¨ªa la entrevista. Hablamos del veterano periodista Sam Rubin, conductor del programa KTLA Morning News. No perdi¨® su trabajo, pero s¨ª fue objeto de mofa, befa y escarnio universales por presentarse a la oficina sin haber hecho los deberes. Samuel L. Jackson conect¨® en directo con el programa de Rubin para promocionar el estreno de Robocop en febrero de 2014. Primera pregunta para el actor de Washington DC: ¡°?Qu¨¦ te parece la enorme repercusi¨®n que est¨¢ teniendo tu anuncio de la Super Bowl?¡±. Silencio g¨¦lido. ¡°?De qu¨¦ anuncio me hablas?¡±, responde Jackson con cara de p¨®ker. Y a continuaci¨®n, ante el avergonzado estupor de Rubin, el hombre que citaba pasajes de la Biblia antes de acribillar a sus v¨ªctimas en Pulp Fiction se embarca en una violenta diatriba: ¡°?Yo no soy Lawrence Fishburne! ?No todos los negros somos iguales! Lawrence y yo ni siquiera nos parecemos. Los dos somos negros y famosos, pero no nos parecemos, Sam. Seguro que no confundes a unos actores blancos con otros, ?verdad que no? Hay al menos tres negros famosos que se dedican a esto. Uno es Lawrence Fishburne, y ese no soy yo, otro Morgan Freeman, que tampoco soy yo, y el tercero es Samuel L. Jackson, el tipo que ha venido hoy a tu programa a hablar de Robocop, colega¡±. Uno de los invitados presentes en el plat¨® intenta echar un capote dici¨¦ndole a Jackson, en tono jocoso: ¡°Seguro que te ha confundido con Bob Dylan¡±. Pero el actor ha olido la sangre y no est¨¢ dispuesto a soltar su presa sin darle al menos otro par de dentelladas justicieras. Mientras Rubin se deshace en excusas, se abofetea e intenta infructuosamente cambiar de tema, un Jackson desatado hunde a¨²n m¨¢s el colmillo en sus carnes y le acusa de ser un p¨¦simo profesional, un ignorante, un miope y un racista. ¡°Me ceb¨¦ con ¨¦l¡±, reconocer¨ªa el int¨¦rprete unas semanas m¨¢s tarde, ¡°pero qu¨¦ quer¨¦is que os diga, la falta de profesionalidad me saca de quicio¡±.
?Chris Parente pas¨¢ndose de gracioso con Kristen Wiig
La pregunta m¨¢s impertinente recibi¨® la respuesta m¨¢s cruel. En septiembre de 2014, Kristen Wiig y Bill Hader concedieron una entrevista a un informativo local de Denver para promocionar su ¨²ltimo estreno, The Skeleton twins. El conductor del programa, Chris Parente, quiso arrancar con una pregunta de premio Pulitzer, una obra maestra del periodismo hilarante a la par que inquisitivo: ¡°Me estoy planteando dar las noticias desnudo para ver si as¨ª mejora la audiencia. Kristen, t¨² que haces un desnudo integral en la pel¨ªcula, ?qu¨¦ piensas? ?Me lo recomiendas?¡± Wiig y Hader cruzan una mirada c¨®mplice, empiezan a re¨ªr de manera compulsiva y a duras penas consiguen explicarle a un abochornado Parente que ese desnudo del que habla es ¡°en otra pel¨ªcula¡±. ¡°En esta salimos los dos vestidos¡±, dice Hader. ¡°Mira, te explico: es The Skeleton twins, tienes el cartel ah¨ª detr¨¢s. Es una comedia rom¨¢ntica, sin desnudos, una pel¨ªcula familiar, dulce y amable¡¡±. ¡°Y una pel¨ªcula que t¨², Chris, no has visto¡±, remata Wiig en un alarde de jocosa crueldad que deja al pobre Parente hecho a?icos. ¡°?Ir¨¦ a verla cuando se estrene en Denver, lo prometo! Dios m¨ªo, esto es el fin de mi carrera¡±, bromea el periodista en un intento de salvar alg¨²n que otro mueble encajando los golpes de sus invitados con elegancia. Parente no fue despedido, pero a?os despu¨¦s a¨²n recordaba el del no-desnudo de Kristen Wiig como uno de los momentos m¨¢s bochornosos de su trayectoria profesional: ¡°La gente me lo recuerda una y otra vez. ?Qu¨¦ puedo decir? Llevo un mont¨®n de a?os dedic¨¢ndome a esto, pero ese minuto fat¨ªdico todav¨ªa me persigue¡±.
?Ben Affleck jugando a seducir a su entrevistadora
Affleck tiene la inmensa suerte de que esta entrevista pasease relativamente desapercibida en su momento, all¨¢ por 2004. Y la enorme desgracia de que los internautas la recuperasen en 2017, en plena eclosi¨®n del movimiento #MeToo. Affleck acudi¨® a un programa de televisi¨®n canadiense para promocionar su pel¨ªcula Jersey Girl. Por entonces, el actor de Boston se hab¨ªa sometido ya a dos curas de desintoxicaci¨®n para superar sus problemas con el alcohol, pero ese d¨ªa, seg¨²n la conductora del programa, Anne-Marie Losique, se present¨® sobrio o al menos ¡°no visiblemente embriagado¡±. El caso es que Losique propon¨ªa a sus invitados entrevistas ¡°¨ªntimas y poco convencionales¡± y la de Affleck se plante¨® desde el principio como un juego de seducci¨®n latente al que el actor se prest¨®, pero que acabar¨ªa y¨¦ndosele de las manos. Ben sent¨® a la presentadora en su regazo, empez¨® a abrazarla y acariciarla, elogi¨® su escote, le dijo que tendr¨ªa mucha m¨¢s audiencia si mostrase los pechos¡ Entre bromas de dudoso gusto y continuas alusiones sexuales, Affleck dej¨® caer un comentario del todo incompatible con los actuales est¨¢ndares de correcci¨®n pol¨ªtica. ¡°A ver si al final voy a acabar pareciendo un retrasado mental¡±. La entrevista fue recuperada 13 a?os m¨¢s tarde, muy poco despu¨¦s de que el actor expresase su asco y su repulsa por los esc¨¢ndalos sexuales de su antiguo jefe, el infame productor Harvey Weinstrein, y se solidarizase con sus v¨ªctimas. Las redes empezaron a tildarle de acosador y de hip¨®crita bas¨¢ndose, sobre todo, en esas im¨¢genes rescatadas del ba¨²l de los recuerdos. La propia Losique quiso puntualizar en una entrevista con Hollywood Reporter que aquello ¡°no fue ni por asomo un acto de acoso sexual¡± y que no debe interpretarse fuera de contexto. ¡°No pongo la mano en el fuego por Ben Affleck. S¨¦ que se le han atribuido comportamientos sexistas en el pasado y sobre eso no tengo ninguna opini¨®n, porque no conozco las circunstancias. Pero quiero dejar muy claro que el d¨ªa que le entrevist¨¦ en mi programa no se comport¨® de manera inapropiada. Le propusimos que entrase en nuestro juego e hiciese un papel, y ¨¦l se limit¨® a hacerlo¡±. Pese a todo, el veredicto de las redes sociales fue muy diferente.
Fernando Arrabal confundiendo el chinch¨®n con agua del grifo
Una de los mejores momentos de la prehistoria de la televisi¨®n espa?ola. El 5 de octubre de 1989, Fernando Arrabal fue a El mundo por montera, el programa literatio de Fernando S¨¢nchez-Drag¨®, a hablar de milenarismo. Es decir, de las corrientes m¨ªsticas que profetizan el fin del mundo. El escritor nacido en Melilla se tom¨® un par de vasos de chinch¨®n y, s¨ª, se puso el mundo por montera. En lo que parec¨ªa ser una fase muy avanzada de delirio et¨ªlico, Arrabal acus¨® a sus contertulios de borrachos y empez¨® a encadenar frases desquiciadas: ¡°El apocalipsis son las elucubraciones de los descontentos y los so?adores. Yo represento a la minor¨ªa silenciosa. ?D¨¦jenme hablar! Nosotros somos anarquistas divinos. Newton fue el hombre m¨¢s inteligente de la humanidad. Yo dir¨ªa que m¨¢s inteligente que Arist¨®teles, pero no m¨¢s que yo¡±. Se descalz¨®, se quit¨® los calcetines, se remang¨® los pantalones, rod¨® por los suelos en un espasm¨®dico intento de sentarse sobre una mesa en la posici¨®n de la flor de loto y no acab¨® descalabr¨¢ndose porque otro de los invitados, el escritor y cient¨ªfico Antonio L¨®pez Campillo (santo var¨®n) estuvo al quite y se convirti¨® en su ¨¢ngel de la guarda. ?Se busc¨® Arrabal la ruina? Por supuesto que no. Pero no deja de ser parad¨®jico que a un intelectual de su talla, alumno aventajado de la ¨¦lite surrealista, fundador del Grupo P¨¢nico junto a Roland Topor y Alejandro Jodorowsky, se le recuerde sobre todo por el d¨ªa en que una sobredosis de chinch¨®n le convirti¨® en un disparatado charlat¨¢n de feria. Pero bueno, a ¨¦l nunca ha parecido importarle.
Mark Wahlberg bebi¨¦ndose todo lo que su anfitri¨®n le sirve
Pocas decisiones pueden resultar tan calamitosas como fue la de mandar a Mark Wahlberg al programa del humorista irland¨¦s Graham Norton. En primavera de 2013, Wahlberg ten¨ªa una pel¨ªcula que promocionar (Broken City, de la que no pudo decir m¨¢s que un par de frases), pero el show en la BBC de Norton, un hombre que hac¨ªa que sus invitados bebiesen una copa de vino tras otra para, seg¨²n dec¨ªa, que ¡°pierdan la rigidez y se dejen ir¡±, no era el lugar m¨¢s adecuado para hacerlo. Con antecedentes penales y todo un historial de comportamiento compulsivo y adicciones a sustancias diversas, el actor estadounidense perdi¨® toda inhibici¨®n gracias a las copas que le sirvieron en el plat¨® y las que ya tra¨ªa de casa. Su ¨²ltima frase l¨²cida fue: ¡°Graham, no entiendo esta f¨®rmula: darle de beber a los invitados es la receta del desastre¡±. A partir de ah¨ª, monopoliz¨® el programa con sus balbuceos y ocurrencias delirantes, interrumpi¨® una y otra vez al resto de invitados, habl¨® de pol¨ªtica con un nivel de coherencia ni siquiera a la altura del de Donald Trump y le falt¨® al respeto a todo el mundo. Hacia el final de ese largo suplicio en que se convirti¨® el programa, ya con los ojos vidriosos y el acento aguardentoso, Wahlberg intent¨® propasarse con la actriz Sarah Silverman mientras ella rechazaba sus avances poniendo cara de paisaje. Imaginen c¨®mo ser¨ªa aquello, que incluso su hermano, Donnie Wahlberg, reconoci¨® su bochorno en las redes y se sinti¨® obligado a pedir perd¨®n en nombre de la familia.
Serge Gainsbourg expresando su admiraci¨®n profesional por Whitney Houston
Compositor e int¨¦rprete genial, Gainsbourg fue tambi¨¦n un bebedor impenitente y un infatigable coleccionista de momentos embarazosos. Cuesta elegir el esc¨¢ndalo m¨¢s sonado de un hombre que os¨® profanar la Marsellesa, que grab¨® a su esposa fingiendo un orgasmo, que lleg¨® a grabar un v¨ªdeo en el que se suger¨ªa una relaci¨®n incestuosa con su hija Charlotte, de solo 12 a?os, que insult¨® en directo a los tertulianos del respetad¨ªsimo programa literario de Bernard Pivot o que quem¨® en televisi¨®n un billete de 500 francos para protestar por las subidas de impuestos. Pero si hubo un momento en que Gainsbourg perdi¨® sin lugar a dudas la condici¨®n de provocador sublime para revelarse como un borracho pat¨¦tico, ese fue la entrevista de 1986 en la que se propas¨® con una jovenc¨ªsima Whitney Houston. Seg¨²n explica Felipe Cabrerizo en su biograf¨ªa de Gainsboug Elefantes rosas, Serge lleg¨® al plat¨® sobrio, pero se puso a beber compulsivamente en el par de horas anteriores a su salida al escenario. El conductor del programa, su amigo Michel Drucker, le hab¨ªa prometido que le presentar¨ªa a Houston en directo. Lo hizo, y un Gainsbourg rijoso y falt¨®n dej¨® petrificada a la cantante estadounidense con una frase que son¨® como una pedrada: ¡°Quiero follarte¡±.
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