El miedo de los dem¨¢s
Como los galos de Uderzo, lo que todos tememos es que el cielo caiga sobre nuestras cabezas, pero puede desplomarse de muchas maneras distintas
Una de las cosas m¨¢s f¨¢ciles de despreciar es el miedo de los otros. Quiz¨¢ su temor sea exagerado, pero conviene recordar que los miedos de los dem¨¢s siempre parecen m¨¢s irracionales que los nuestros. Puede ser un mecanismo de defensa: nos da miedo el miedo de los otros por si pudiera convertirse en el nuestro. Como el coronavirus empez¨® lejos y afectaba m¨¢s a personas mayores y con otras patolog¨ªas, no era dif¨ªcil pensar que no iba con uno del todo. Son dos peligros: insensibilidad hacia los dem¨¢s e imprudencia hacia el riesgo que corre uno mismo.
Uno de los efectos del miedo es la tentaci¨®n autoritaria. Hay l¨ªderes antiliberales que aprovechan la emergencia; otros elogian la respuesta de reg¨ªmenes dictatoriales. Especulamos con tolerar m¨¢s intromisi¨®n estatal en nuestras vidas y, junto a muchos ejemplos de solidaridad, se observa tambi¨¦n esa tendencia en quien afea su poco compromiso al vecino.
Otra consecuencia del miedo es el aturullamiento y la tardanza, quiz¨¢ influidos por el deseo de que las cosas no fueran tan graves al final. Con errores propios ¡ªcomo el chapucero manejo de datos de nuestro Gobierno, que ha se?alado Javier Sampedro¡ª, sorprende que muchos Ejecutivos cometen fallos similares. El soci¨®logo Luis Miller se?alaba la paradoja de que los Gobiernos solo toman medidas dr¨¢sticas cuando la percepci¨®n del riesgo es muy alto, y para entonces es demasiado tarde.
Hay una impresi¨®n de cambio de ¨¦poca. Veremos si logramos contener al virus ¡ªy nuevas oleadas que exigir¨¢n un precio social¡ª y reactivar la econom¨ªa: como para predecir las consecuencias hist¨®ricas. Algunos creen que desnudar¨¢ la incompetencia de los populistas, pero los populistas pueden instrumentalizar la pandemia. Gideon Rachman ha hablado de un refuerzo del nacionalismo. El Estado tiene la responsabilidad y los recursos log¨ªsticos y emocionales para afrontar una crisis as¨ª: es su hora. Pero la enfermedad tambi¨¦n revela fragilidades e insuficiencias: de coordinaci¨®n en el interior, de dependencia mutua en el exterior. Muchas de las soluciones no pueden ser locales y exigen una intervenci¨®n decidida. Los pa¨ªses europeos que la rechazan desprecian el miedo de los otros: ese desd¨¦n se disfraza de argumento moral, pero como ¨¦tica es fallida y, en t¨¦rminos de utilidad, contraproducente. Como los galos de Uderzo, lo que todos tememos es que el cielo caiga sobre nuestras cabezas, pero puede desplomarse de muchas maneras distintas. @gascondaniel
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