¡°?Est¨¢n incluidos los 'pa¨ªses de mierda'?¡±

¡°Animamos a los profesionales m¨¦dicos buscando trabajo en los EE UU a trav¨¦s de un visado de trabajo o visitante de intercambio (H o J), en particular aquellos trabajando en temas de #COVID19, a contactar con su embajada/consulado m¨¢s cercano para una cita de visado. Para m¨¢s informaci¨®n¡­¡±.

Si el frenazo y vuelta atr¨¢s hubiese sido f¨ªsico y no pol¨ªtico, este tuit le hubiese roto la cadera al Departamento de Estado. Las respuestas en la red no se hicieron esperar, pero una de las que mejor captura el sentimiento general fue esta que citaba al propio presidente americano: ¡°?Est¨¢n incluidos los ¡®pa¨ªses de mierda¡¯?¡±.

La Administraci¨®n Trump no es la ¨²nica que ha descubierto, maravillada, el valor insustituible de los trabajadores extranjeros en su sector sanitario. Priti Patel, ministra del Interior brit¨¢nica y vocera activa de las pol¨ªticas antinmigraci¨®n de Johnson, tuvo una epifan¨ªa similar esta semana. Pero en el caso de los Estados Unidos el asunto es especialmente sangrante.

Como recuerda un informe publicado estos d¨ªas por el Migration Policy Institute (MPI), no menos de seis millones de trabajadores inmigrantes se encuentran en las trincheras del sistema sanitario nacional, del que depende la pelea contra el coronavirus. La tasa de sanitarios extranjeros (m¨¦dicos y enfermeros, especialmente) dobla la proporci¨®n media de trabajadores inmigrantes en el conjunto de la fuerza laboral del pa¨ªs. Uno de cada tres profesionales sanitarios proviene de fuera.

Ser¨ªa justicia po¨¦tica que los profesionales sanitarios que ahora reclaman con urgencia los gobiernos brit¨¢nico y americano se quedasen en sus pa¨ªses de origen

Pero los inmigrantes en EE UU tambi¨¦n est¨¢n sobre representados en otro grupo, el que sufrir¨¢ con m¨¢s dureza el impacto de la crisis en la econom¨ªa. Y muchos recibir¨¢n este golpe sin redes de seguridad porque se encuentran en situaci¨®n irregular o viviendo con alg¨²n familiar sin papeles. Las estimaciones del MPI sugieren que otros seis millones de personas se encuentran en esta situaci¨®n.

El gobierno americano ¡ªcomo el brit¨¢nico y tantos otros¡ª tiene dos opciones: convertir esta epidemia en un ejemplo hist¨®rico de hipocres¨ªa e indecencia, compitiendo por los inmigrantes que les interesa e ignorando las necesidades m¨¢s b¨¢sicas de los dem¨¢s; o elevarse a la altura de su ret¨®rica y responder como lo ha hecho el gobierno portugu¨¦s. Con su discreci¨®n habitual ¡ªpero muy en l¨ªnea con la pol¨ªtica migratoria que he venido desarrollando durante los ¨²ltimos a?os¡ª los portugueses anunciaban la regularizaci¨®n expr¨¦s de medio mill¨®n de inmigrantes sin papeles. Sus apelaciones a la solidaridad y a la decencia social contrastan con el lenguaje utilitarista de los anglosajones.

Ser¨ªa justicia po¨¦tica que los profesionales que ahora reclaman con urgencia los gobiernos brit¨¢nico y americano se quedasen en sus pa¨ªses de origen o eligiesen emigrar a otros lugares. Pero eso ser¨ªa castigar a poblaciones que no son culpables de la estulticia de sus gobernantes. Todos vamos a aprender muchas lecciones durante esta crisis. Ojal¨¢ esta sea una de ellas.