?Hasta cu¨¢ndo?
La recesi¨®n camina entre nosotros de la mano con la epidemia
Una pregunta circula cada vez con m¨¢s fuerza: ?cu¨¢nto tiempo puede aguantar una sociedad en estado de emergencia, en aislamiento continuado? Lo hace en los pa¨ªses que est¨¢n en mitad de su confinamiento, explorando el tr¨¢gico pico epidemiol¨®gico, como Espa?a o Italia. Pero tambi¨¦n en los que apenas empiezan a escalar la curva. Algunos, incluso, se atreven a responder que las sociedades no pueden soportar el par¨®n econ¨®mico. Que el remedio no puede ser peor que la enfermedad. L¨®pez Obrador, Bolsonaro y Trump se encuentran en este bando. Uno que equivale al de aquellos que, en los a?os treinta, afirmaban que los costes humanos de una guerra eran inaceptables para acabar con el nazismo. La historia no les trat¨® con benevolencia. Ni siquiera hace falta remontarse tanto: hoy sabemos que China trat¨® de ocultar el brote en sus inicios. Tambi¨¦n apreciamos que las proyecciones de los Gobiernos en pa¨ªses inmersos en su pico estuvieron mal calibradas. Se ha hecho evidente que el coste de no actuar, o de hacerlo tarde, es mucho m¨¢s elevado de lo que esperaban.
El dilema entre econom¨ªa y salud es por ello tramposo: el shock a la confianza, a la din¨¢mica social, al comercio existir¨¢ igualmente con o sin medidas de aislamiento continuado. Si dej¨¢semos m¨¢s espacio a una epidemia que est¨¢ a punto de colapsar sistemas de salud avanzados que han venido aplicando dichas medidas, ?qu¨¦ efectos no tendr¨ªa? ?C¨®mo de devastadora podr¨ªa ser sobre la econom¨ªa, sobre las vidas de la gente? Estas son las cuentas que tienen que hacer aquellos que sue?an con una pronta vuelta a la ¡°normalidad¡±.
Esa normalidad no parece factible. De hecho, la realidad es que el golpe sobre las expectativas, las empresas, los trabajadores ya est¨¢ aqu¨ª, en pa¨ªses con medidas extremas o sin ellas. La recesi¨®n camina entre nosotros de la mano con la epidemia. No son opuestas: correlacionan entre s¨ª. El objetivo es aplacar ambas, no liberar a una para sacrificar el da?o producido por la otra. Si, como explicaba Ignacio Fariza en las p¨¢ginas de este mismo peri¨®dico, en 1918 salieron mejor libradas las ciudades que aplicaron medidas m¨¢s tempranas y decididas contra la pandemia de gripe, ?por qu¨¦ iba a ser hoy diferente?
As¨ª que la respuesta a la pregunta que abre este art¨ªculo es, sencillamente: hasta que haga falta. Hasta que encontremos y aseguremos otra manera menos costosa de luchar contra el virus. @jorgegalindo
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