Los mercados de animales salvajes, tortura para ellos amenaza para nosotros
La entidad Igualdad Animal lanza una campa?a mundial para prohibir los mercados h¨²medos como el de Wuhan, supuesto foco del coronavirus de la actual pandemia
Un mercado h¨²medo es, para un lector medio occidental, un lugar incomprensible. Un ciudadano de Nueva York o de M¨¢laga ya no resistir¨ªa la experiencia de caminar sobre charcos de sangre y v¨ªsceras de animales reci¨¦n sacrificados y despiezados, ni podr¨ªa contemplar jaulas repletas de gatos o perros listos para su consumo, o ya asados para llevar a casa. Esos mercados, donde animales dom¨¦sticos y salvajes comparten espacio con humanos, se han demostrado como un foco de enfermedades. Los cient¨ªficos est¨¢n convencidos de que el coronavirus cuya agresividad ha causado la actual pandemia de la Covid-19 salt¨® a los humanos desde el mercado de animales salvajes de Wuhan (China). Este jueves, la organizaci¨®n internacional Igualdad Animal lanza una campa?a mundial que persigue la prohibici¨®n total de este tipo de zocos salvajes por una sencilla doble raz¨®n: son una tortura para los animales y un peligro real para la salud humana.
Los mercados donde se venden animales vivos son conocidos tambi¨¦n como mercados h¨²medos porque sus suelos suelen ser una mezcla de sangre y agua, escamas, plumas, v¨ªsceras... Esos restos son consecuencia del sacrificio en directo de pr¨¢cticamente de cualquier tipo de especie, ya sea salvaje, ex¨®tica o criada tradicionalmente.
Los animales enjaulados conviven con los despojos de sus cong¨¦neres muertos y despiezados ante los ojos de quienes quieren comer carne sacrificada bajo su mirada. Las especies ex¨®ticas y las criadas tradicionalmente se mezclan en min¨²sculas jaulas y recintos infectos, creando el perfecto caldo de cultivo para el desarrollo de enfermedades zoon¨®ticas.
En esa barah¨²nda, donde mapaches o pangolines conviven con gallinas y cerdos y el tr¨¢fico de humanos es incesante, se tiene constancia de que se originaron enfermedades como el SARS, y m¨¢s que probablemente irradiaron tambi¨¦n la H1N1 (gripe porcina) y el S¨ªndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS). Los cient¨ªficos tambi¨¦n creen que el coronavirus en el origen de la Covid-19? muy probablemente se origin¨® en el mercado de mariscos en Wuhan en China, famoso por el comercio de animales salvajes.
En todo ello se basa la campa?a de Igualdad Animal, que es lanzada simult¨¢neamente en 8 pa¨ªses, e incluye im¨¢genes in¨¦ditas grabadas por activistas de la organizaci¨®n en los mercados h¨²medos de China, Vietnam e India. En ellas pueden verse ciervos, mapaches, sapos, cocodrilos y perros, viviendo en condiciones insalubres, sufriendo deshidrataci¨®n, hambre y enfermedades. La campa?a incluye una petici¨®n dirigida a Ant¨®nio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, que reclama la prohibici¨®n de los mercados de animales vivos en todo el mundo.
El profesor Andrew Cunningham, de la Sociedad de Zoolog¨ªa de Londres (Zoological Society of London), aseguraba hace unos d¨ªas en The Guardian sobre estos zocos salvajes: "Los animales han sido transportados a grandes distancias y est¨¢n amontonados en jaulas. Est¨¢n estresados e inmunosuprimidos y excretan cualquier pat¨®geno que tengan en ellos. Con la gran cantidad de personas en el mercado y en contacto ¨ªntimo con los fluidos corporales de estos animales, tienes un caldo de cultivo ideal para la aparici¨®n de este tipo de enfermedades".
El Centro para el Control y la Prevenci¨®n de Enfermedades de Estados Unidos (CDC en sus siglas en ingl¨¦s) estima que 6 de cada 10 enfermedades infecciosas conocidas en las personas pueden ser transmitidas por animales, y 3 de cada 4 enfermedades infecciosas nuevas o emergentes en las personas provienen de los animales.
China ha vetado temporalmente los mercados salvajes. Pero en muchos pa¨ªses siguen. Y no tan lejanos. En zonas de Marruecos, a muy pocos kil¨®metros de Espa?a, por ejemplo, todav¨ªa hay mercados donde los pollos son degollados a la vista del comprador y arrojados a un barril donde puede comprobarse la agon¨ªa y muerte del animal al ritmo de las sacudidas, primero intensas y luego descendentes, del propio barril.
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