?Cambio de relaciones de fuerza en Europa?
Puede que una nueva geopol¨ªtica del euro se est¨¦ dise?ando, merced a los Gobiernos actuales de Madrid, Roma, Lisboa y Par¨ªs
El acuerdo alcanzado el 9 de abril sobre el paquete financiero propuesto por el Eurogrupo y, en especial, la activaci¨®n del fondo de rescate europeo (Mede) contiene letra peque?a en la medida en que son ayudas gestionadas por la banca privada, y una lectura principal desde la perspectiva de la construcci¨®n europea: el desplazamiento de las relaciones de fuerza dentro de la misma zona euro.
Ha representado, desde luego, un peque?o terremoto para algunos pa¨ªses del norte. No estaban preparados para sufrir una oposici¨®n tan rotunda y pertinaz a iniciativa de Espa?a e Italia. Hemos asistido, en realidad, a un particular juego de doble banda: por un lado, Holanda tomando las riendas del rechazo a cualquier modificaci¨®n de las reglas de pr¨¦stamos y de flexibilidad en la gesti¨®n del euro, respaldada por otros pa¨ªses del norte y sostenida en la sombra por Alemania; de otro lado, el tel¨®n de fondo conformado por Espa?a e Italia, y apoyado por Francia, invocado para impedir un acuerdo que habr¨ªa significado m¨¢s sumisi¨®n y da?os sociales insostenibles para sus respectivas poblaciones.
Han sido tres las reuniones que han sostenido un desaf¨ªo de pulsos entre los protagonistas, desembocando, como era previsible en tiempos de coronavirus, en un acuerdo consensuado entre Francia y Alemania, formalmente en el papel de pacificadores. Ahora bien, la soluci¨®n elegida trasciende los t¨¦rminos cuantitativos, porque es reveladora, tal vez, de un incipiente cambio de rumbo de la geopol¨ªtica de la zona euro.
Primero, confirma la merma del eje francoalem¨¢n como punta de lanza de Europa. Los desacuerdos entre Francia y Alemania se han intensificado: las propuestas de profundizaci¨®n de la construcci¨®n europea de Emmanuel Macron no han encontrado, en los dos ¨²ltimos a?os, eco en Berl¨ªn; Angela Merkel, centrista dentro del conjunto conservador alem¨¢n, no ha podido avanzar en esa direcci¨®n ¡ªaunque la pueda compartir¡ª, y se ha quedado paralizada por sus problemas internos.
Segundo, el desplazamiento t¨¢ctico de Francia hacia las posiciones defendidas por los Gobiernos progresistas de Espa?a, Italia y Portugal demuestra que existe un margen de maniobra para los pa¨ªses del sur, que contrasta con el seguidismo mec¨¢nico de las posiciones neoliberales n¨®rdicas que las fuerzas conservadoras del sur sol¨ªan practicar. Es una sabia lecci¨®n para el porvenir, porque el acuerdo del que hoy hablamos no hubiera sido posible sin el frente de resistencia hispano-¨ªtalo-luso.
Tercero: es cierto que lo conseguido no bastar¨¢, dada la amplitud de la crisis, la recesi¨®n-depresi¨®n que se avecina y el endeudamiento global. Pero se sabe ahora que ninguna soluci¨®n dentro de la zona euro puede ser impuesta como en 2011 (bajo la ley de la austeridad) por las potencias m¨¢s ricas. Puede que una nueva geopol¨ªtica del euro se est¨¦ dise?ando, merced a los Gobiernos actuales de Madrid, Roma, Lisboa y Par¨ªs. La arquitectura del euro empieza a tomar colores felizmente m¨¢s alegres que el gris de los bancos de algunos pa¨ªses del norte.
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