C¨®mo mantener alejado el coronavirus de m¨¢s de un mill¨®n y medio de presos
Los pa¨ªses latinoamericanos tratan de evitar brotes en sus prisiones y alarma social en la poblaci¨®n, pero la saturaci¨®n, la falta de medios y los motines complican la situaci¨®n
Los muros de las c¨¢rceles suelen servir para evitar que delincuentes y criminales salgan a la calle. El reto ahora es el opuesto: evitar que un virus entre a un lugar en el que el distanciamiento social no existe. En esta lucha andan casi todos los pa¨ªses, pero se hace especialmente ardua en Latinoam¨¦rica y El Caribe, la regi¨®n del mundo que cuenta con algunas de las c¨¢rceles m¨¢s atestadas ¡ªen algunos pa¨ªses sobrepasan el 300% de su capacidad¡ª, con peores medidas de higiene y con menos medios tecnol¨®gicos.
La regi¨®n alberga m¨¢s de un mill¨®n y medio de personas privadas de libertad, su tasa de presos dobla a la mundial. El caso m¨¢s llamativo es el de Brasil, que acumula 750.000 internos, la misma cantidad que el resto de pa¨ªses juntos. "La pandemia es una ocasi¨®n id¨®nea para aplicar un punto de vista de derechos humanos sobre la situaci¨®n en las prisiones de la regi¨®n, habitualmente con sobrepoblaci¨®n", apunta Enrique Gil Botero, secretario general de la Conferencia de Ministros de Justicia.
La tensi¨®n ya ha comenzado a sentirse en los penales de la regi¨®n. Colombia sufri¨® a principios de mes varios motines que ocasionaron 23 muertos, uno de ellos en La Modelo, que alberga 5.000 penados. Bolivia vivi¨® otro la semana pasada tras la muerte de un interno. Y Argentina sofoc¨® otro a finales de marzo en la prisi¨®n de Coronda. "Es necesario educar y explicar todo lo que implica esta pandemia tanto al personal de las c¨¢rceles como a los presos y a los que les rodean o veremos m¨¢s situaciones de p¨¢nico y violencia", se?ala Eduardo Gotuzzo, investigador en el Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Cayetano de Per¨². "Hay que entender cu¨¢les de esos levantamientos responden de verdad a un estado de nerviosismo por parte de los presos y cu¨¢les han sido orquestados por el crimen organizado aprovech¨¢ndose de la situaci¨®n", especifica Rodrigo Serrano-Berthet, especialista de Seguridad Ciudadana y Justicia de Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Esta organizaci¨®n fue precisamente la convocante de una reuni¨®n virtual celebrada hace unos d¨ªas en la que expertos en la materia y miembros de Gobiernos latinoamericanos y caribe?os procedentes de 25 pa¨ªses intercambiaron experiencias. Pa¨ªses como Chile han preparado un indulto que contempla a 1.300 presos especialmente vulnerables: con patolog¨ªas previas, de edad avanzada y madres con ni?os peque?os. Tambi¨¦n aprobaron una ley para restringir la actividad de los tribunales a m¨ªnimos imprescindibles, algo que tambi¨¦n ha aplicado Colombia. Este pa¨ªs con 120.000 privados de libertad tambi¨¦n prepara la prisi¨®n domiciliaria de unos 10.000 presos poco peligrosos al menos durante seis meses. "Esta medida no es aplicable en el caso de delitos graves como homicidios, violaciones, secuestros o terrorismo", subraya Gil Botero.
El objetivo no es solo el de reducir el hacinamiento para evitar los contagios, sino tambi¨¦n el de liberar espacio en los centros para dedicarlo a servicios m¨¦dicos o para apartar a los casos sospechosos. Un ejemplo concreto de c¨®mo se est¨¢n aplicando ya estas acciones es el de Santa Catarina, en el sur de Brasil. Tras cambiar el r¨¦gimen de 200 presos a arresto domiciliario, ha sido posible habilitar lugares de aislamiento para los internos que presenten s¨ªntomas o para separar a la poblaci¨®n de riesgo.
La clave para esta liberaci¨®n de espacio podr¨ªa estar en los preventivos, que en la regi¨®n suponen el 47% de los internos, seg¨²n datos del World Prison Brief. En Paraguay, Hait¨ª, Bolivia y Uruguay, este porcentaje se eleva al 70%. Pedro Das Neves, fundador de la firma especializada Innovative Prison Systems, recomienda generalizar el uso de tobilleras para aplicar la libertad vigilada. "Pero hay otros presos que no requieren tanto control, y con los que bastar¨ªa una aplicaci¨®n para comprobar si est¨¢n cumpliendo el r¨¦gimen", puntualiza.
Un estudio muestra realidades alarmantes como que el 20% de los presos no tiene suficiente acceso a agua potable o que solo el 37% cuenta con jab¨®n
"Con la sobrepoblaci¨®n hay que plantear otras alternativas, como por ejemplo hacer diferentes turnos para salir al patio y que no se acumulen todos a la misma hora", afirma Eduardo Gotuzzo, investigador y asesor del Gobierno peruano en esta crisis sanitaria. Este especialista recomienda dise?ar actividades para los reclusos que incluyan m¨¢s deporte sin contacto f¨ªsico o aumentar las actividades dentro de prisi¨®n. En Chile, algunos centros han transformado los talleres en centros de producci¨®n de ¨²tiles necesarios para afrontar la pandemia, como mascarillas. En Ecuador incluso fabrican ata¨²des.
Separaci¨®n de los familiares
La prohibici¨®n de las visitas de familiares, abogados, trabajadores sociales, curas y pedagogos es uno de los pasos m¨¢s peliagudos, por las tensiones que pueden provocar entre los internos. Estos intercambios no solo suponen un apoyo moral, sino que en muchos casos sirven para hacerles llegar elementos b¨¢sicos para su d¨ªa a d¨ªa. Un estudio del BID en 14 pa¨ªses muestra realidades alarmantes como que el 20% de los presos no tiene suficiente acceso a agua potable o que solo el 37% cuenta con jab¨®n. Dos elementos imprescindibles para evitar la propagaci¨®n de enfermedades transmisibles. En ese mismo estudio, el 58% de los reclusos declar¨® no dormir en una cama. Para mitigar la incertidumbre entre los familiares sobre el estado de los internos, los Gobiernos tambi¨¦n est¨¢n facilitando v¨ªas de informaci¨®n. Brasil ha creado una p¨¢gina web para que cualquier ciudadano pueda seguir los ¨²ltimos datos sobre el coronavirus en sus prisiones.
Brasil ha creado una p¨¢gina web para que cualquier ciudadano pueda seguir los ¨²ltimos datos sobre el coronavirus en sus prisiones
La mayor¨ªa de los pa¨ªses han dise?ado un plan de videoconferencias para suplir el contacto f¨ªsico, aunque no en todos los casos hay medios o conexi¨®n. Muchos se fijan en el ejemplo de Espa?a. Jos¨¦ Luis Hern¨¢ndez, subdirector General de nuevas tecnolog¨ªas del Ministerio de Justicia espa?ol, explica que en las primeras dos semanas de Estado de Alarma, el ministerio realiz¨® 5.226 horas de videoconferencia. Una buena parte de las cuales consistieron en la comunicaci¨®n de resoluciones judiciales a los presos. "Hay multitud de herramientas gratuitas para que los presos puedan tener asistencia m¨¦dica o comunicaciones con sus abogados, familiares y personal consular. Skype, Google Duo, Microsoft Teams...", apunta Hern¨¢ndez. "Estos mecanismos se pueden utilizar tambi¨¦n para algunas vistas orales, algo que evitar¨ªa el traslado de los internos", a?ade.
?D¨®nde encontrar los medios para crear una red de v¨ªdeollamadas en tiempo expr¨¦s? Aitor Cubo, especialista en Gobierno Digital del BID da alguna clave: "Se puede aprovechar todo el material electr¨®nico que estuviera a punto de ser descartado por organismos p¨²blicos u otras entidades que quieran donarlo. La cesi¨®n de equipos evitar¨ªa el tortuoso proceso burocr¨¢tico de adquisici¨®n de los mismos por las v¨ªas habituales". A pesar de esto, los medios disponibles no siempre permiten la implantaci¨®n de v¨ªdeollamadas. En estos casos los expertos recomiendan buscar alternativas. "Tal vez 15 minutos extra al tel¨¦fono o dos llamadas en lugar de una semanal, ayuden a paliar la ausencia de contacto", apunta Pedro Das Neves.
En el ¨¢mbito estrictamente sanitario, los especialistas exigen formaci¨®n y recursos. Juan Rudy N¨²?ez es presidente del Colegio Americano de M¨¦dicos Penitenciarios: "?Qu¨¦ hacemos si encontramos un caso positivo? ?A qui¨¦n tenemos que informar? ?Tenemos un sustituto en caso de que nosotros enfermemos?". Rudy urge a la aplicaci¨®n de protocolos que incluyan, por ejemplo, que si un funcionario est¨¢ destinado en el ¨¢rea m¨¦dica, no entre en las rotaciones y se mantenga en esa posici¨®n, para evitar los riesgos.
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