El ultramaratonista que vio el abismo y corri¨® para sentirse vivo
La endorfinas de sus carreras kilom¨¦tricas ayudaron a Juan Gabriel Gutierrez a superar una separaci¨®n, un intento de suicidio y un c¨¢ncer. Esta es la historia de un hombre que en el deporte extremo encontr¨® un sentido para su vida
La vida es un regalo que hay que aprovechar¡±, dice Juan Gabriel Gutierrez a los 53 a?os, en un bar de Buenos Aires, un mes antes de que la pandemia nos alejara y nos llevase a esta sensaci¨®n de incertidumbre y silencio. Cuatro d¨ªas atr¨¢s corri¨® una carrera de 100 kil¨®metros en el Aconcagua: 17 horas y 55 minutos de paisajes memorables, transpiraci¨®n y dolor. Y sin embargo, cuando uno le pregunta c¨®mo se sent¨ªa al llegar a la meta, Gutierrez minimiza el cansancio y, varias veces, repite la palabra ¡°placer¡±. ¡°Hasta que no te pegan una cachetada, no te das cuenta de que esto se acaba¡±, dice. Habla de la vida, de su vida, y al mencionar la cachetada no se refiere a la depresi¨®n que en 2014 lo llev¨® a intentar suicidarse.
Cuando ten¨ªa seis a?os, sus padres se separaron. Su sue?o a partir de entonces fue formar una familia. Pudo: se cas¨® y tuvo tres hijos. Por otra parte, en 2000, para aliviar las presiones laborales, empez¨® a correr. En los a?os siguientes, corri¨® en el desierto, en la selva y en la monta?a.
En 2016, se inscribi¨® en una carrera de 100 kil¨®metros en Chile. Unos d¨ªas antes de viajar, la mujer con la que hab¨ªa estado casado durante 21 a?os le plante¨® la necesidad de separarse. Se separaron. La semana siguiente, en una noche helada en el sur de Chile, corri¨® durante m¨¢s de 19 horas. Al volver a la casa en la que hab¨ªa convivido con sus hijos y su exesposa se encontr¨® solo, solo como nunca hab¨ªa estado. Les mand¨® un mensaje de despedida a sus primos, tom¨® pastillas. Los recuerdos de lo que sigue son difusos: escuch¨® ruidos en la puerta, vio a su primo gritando y al abrir los ojos se encontr¨® acostado en la cama de una cl¨ªnica.
En los 50 d¨ªas que pas¨® en esa cl¨ªnica, internado para superar la depresi¨®n, trat¨® de no perder el estado f¨ªsico, y no lo perdi¨®. El deporte le devolv¨ªa el ¨¢nimo: la cachetada le lleg¨® al salir. Porque viaj¨® a Per¨² y en Machu Picchu corri¨® 100 kil¨®metros. Unos d¨ªas m¨¢s tarde, junio de 2018, ya en Buenos Aires, se hizo un estudio m¨¦dico de rutina. El resultado, la cachetada, fue un tumor de grado dos. Hab¨ªa que operar y extraer la pr¨®stata cuanto antes. ¡°Al principio me cost¨® aceptarlo, pero luego me propuse que el c¨¢ncer no iba a quitarme nada¡±, dice. Lo operaron. A los 57 d¨ªas estaba entrenando y a los cuatro meses corri¨® una carrera de 70 kil¨®metros en la nieve.
¡°Es dif¨ªcil de aceptar, pero la vida es eso¡±, dice mirando la taza vac¨ªa como si pensara en voz alta: ¡°Venimos sin nada, nos vamos sin nada y en el medio luchamos por algo absurdo. ?Qu¨¦ nos queda?¡±. Sonr¨ªe. ¡°Disfrutar el momento. Por eso, para m¨ª, llegar a la meta es un instante ¨²nico. El instante en el que puedo gritar: ¡®Lo logr¨¦. Estoy vivo¡±.
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