Portugal, la suerte compartida
El aut¨¦ntico patriotismo se demuestra sabiendo aparcar la rivalidad pol¨ªtica cuando las circunstancias lo exigen
En el d¨ªa en el que Portugal conmemora el 46? aniversario de su Revoluci¨®n de los Claveles, que trajo la democracia a los portugueses, los espa?oles deber¨ªamos volver la vista al pa¨ªs vecino para ver c¨®mo ambas naciones han evolucionado en todo ese tiempo y, sobre todo, para comprobar c¨®mo unos y otros nos enfrentamos a la mayor crisis de nuestra historia reciente. Esta crisis sanitaria, econ¨®mica y social que est¨¢ poniendo a prueba a los dos pa¨ªses.
Conviene hacer ese ejercicio de atenci¨®n, no solo por deferencia de vecindad, sino porque m¨¢s de uno se sorprender¨¢ de ver c¨®mo los portugueses afrontan este reto colectivo que es la pandemia que nos asola de manera muy diferente a la de los espa?oles. Pues, de la misma forma que su Revoluci¨®n de los Claveles triunf¨® sin que los militares sublevados dispararan un solo tiro (hubo m¨¢s en la contrarrevoluci¨®n fallida que varios militares espa?oles llevaron a cabo contra el Congreso en 1981), los portugueses nos est¨¢n dando en la actualidad otro ejemplo de pacifismo con su manera de afrontar pol¨ªticamente la situaci¨®n que todo el mundo vive por culpa de la pandemia que comenz¨® en China hace varios meses. Mientras que en Espa?a la oposici¨®n contin¨²a con su placaje implacable a un Gobierno que bastante hace con reaccionar como puede a un tsunami excepcional y gigantesco, en Portugal su correspondiente opta por ayudar al suyo. Lo hizo ya hace semanas cuando el jefe de la oposici¨®n, el conservador Rui Rio, ofreci¨® toda su colaboraci¨®n al Gobierno de Ant¨®nio Costa con esta manifestaci¨®n en el Parlamento: ¡°Se?or primer ministro, todo lo que podamos le ayudaremos. Le deseo coraje, nervios de acero y mucha suerte. Porque su suerte es nuestra suerte¡±, y lo ha vuelto a repetir esta semana en la carta que ha dirigido a sus seguidores y en la que, entre otras cosas, les dice: ¡°Atacar al Gobierno en esta situaci¨®n excepcional, en mi opini¨®n, no es ¨¦ticamente correcto y adem¨¢s no es patri¨®tico¡±. ?Qu¨¦ diferencia con las declaraciones del l¨ªder de la oposici¨®n espa?ola, y no digamos ya con las del de la ultraderecha, que han llevado a decir a The New York Times y al Financial Times, dos peri¨®dicos poco sospechosos de apoyar a ning¨²n Gobierno de izquierdas, que la oposici¨®n espa?ola es la ¨²nica de Europa que, en lugar de ayudar al Gobierno en su lucha contra la pandemia, ha aumentado sus ataques contra ¨¦l!
Alguien dir¨¢ que no son comparables las cifras de muertos de Portugal y de Espa?a por el coronavirus (820 por 22.524 a fecha de ayer, cuando escribo esto), y es cierto, pero, al margen de que tampoco son comparables las cifras de poblaci¨®n de Portugal y de Espa?a ni su realidad social, las hemerotecas est¨¢n para comprobar lo que dec¨ªa Pablo Casado con las mismas muertes, incluso con muchas menos.
Cuando pase todo esto, el Gobierno tendr¨¢ que rendir cuentas ante los espa?oles por sus errores, muchos justificados por la excepcionalidad y la gravedad del problema al que tiene que hacer frente, pero otros no, pero del mismo modo tendr¨¢ que hacerlo tambi¨¦n una oposici¨®n que ha antepuesto sus fobias personales e ideol¨®gicas al inter¨¦s com¨²n del pa¨ªs sin entender, como el portugu¨¦s Rui Rio, que el aut¨¦ntico patriotismo se demuestra sabiendo aparcar la rivalidad pol¨ªtica cuando las circunstancias lo exigen, y pocas como las que estamos viviendo desde hace dos meses encontraremos.
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