Teletrabajar y cuidar confinados sin olvidarse de la pareja
En estas circunstancias de estr¨¦s derivadas del confinamiento, lo aconsejable es la b¨²squeda de tiempos: para uno mismo, para el otro y para la familia
Cuando termine la nueva pr¨®rroga del Estado de Alarma aprobada por el Congreso de los Diputados ser¨¢ 10 de mayo y una gran parte de la sociedad espa?ola sumar¨¢ casi dos meses de confinamiento domiciliario. De esa gran parte, un buen porcentaje, los padres y madres, habr¨¢n pasado esos dos meses de encierro cuidando de ni?os peque?os y ejerciendo a la vez de animadores socioculturales, para hacerles m¨¢s llevaderos los d¨ªas, y de profesores improvisados para cumplir v¨ªa telem¨¢tica con el curr¨ªculo acad¨¦mico de sus hijos. A todo ello, otro porcentaje de padres y madres, en muchos hogares los dos progenitores, sumar¨¢ la necesidad de seguir teletrabajando y cumpliendo con sus objetivos laborales.
¡°Estamos viviendo una situaci¨®n excepcional a todos los niveles. Los peques est¨¢n en casa -sin salir, sin ver a sus amigos y muchas veces, por trabajo, sin tener a pap¨¢ y mam¨¢ disponibles-, vemos noticias devastadoras, tenemos conocidos o familiares enfermos... Y, sin embargo, en muchos puestos de trabajo las exigencias siguen manteni¨¦ndose tan o m¨¢s altas que antes, un c¨®ctel que puede generar estr¨¦s, frustraci¨®n, malestar emocional y, por supuesto, derivar en problemas en la relaci¨®n de pareja¡±, afirma Mamen Jim¨¦nez, psic¨®loga, sex¨®loga, terapeuta de pareja y autora de Amor con ojeras (Lunwerg).
Mar¨ªa y Pedro tienen dos hijos de tres y un a?o. Ella trabaja en el ¨¢mbito del marketing. ?l en el de la consultor¨ªa. Desde su encierro explican que se han dado cuenta de que antes del confinamiento ten¨ªan una vida "muy c¨®moda". Sus hijos, en aquel mundo lejano previo al coronavirus, iban a una escuela infantil de 8.30 a 15.30 horas. Ambos ten¨ªan una jornada reducida por cuidado de hijos, as¨ª que recog¨ªan a los peque?os a la salida de la escuela infantil, merendaban, iban al parque, hac¨ªan la compra y recib¨ªan la visita de los abuelos que, adem¨¢s de llegar cargados de t¨¢peres, les facilitaban ¡°un poco m¨¢s de tiempo para dedicar a tareas de la casa, comprar, o simplemente estar m¨¢s relajados¡±.
Ese mundo ¡°c¨®modo¡± qued¨® arrasado por el coronavirus. Hoy no hay parques, ni abuelos con t¨¢peres deseosos de pasar tiempo con sus nietos, ni escuela infantil. Lo que no ha dejado de haber, sin embargo, es trabajo. El dom¨¦stico, multiplicado por una convivencia de 24 horas diarias con ni?os muy peque?os, y el remunerado, solo que en vez de en una oficina, este ¨²ltimo tienen que sacarlo adelante desde casa y con hijos. ¡°De lunes a viernes nuestra vida ha cambiado bastante¡±, reconoce Mar¨ªa, que explica que para respetar los horarios de los ni?os hacen turnos: Pedro trabaja de ma?ana y Mar¨ªa de tarde.
?Es posible mantener la productividad que ten¨ªais antes cuidando a la vez de los dos peques?, les pregunto. ¡°Claramente no. Primero porque es dif¨ªcil hacer las horas al 100% (siempre hay interrupciones, el otro necesita ayuda para una comida, una rabieta, dormir una siesta, etc.). Y segundo porque tambi¨¦n tienes en mente m¨¢s cosas, sabes que el otro est¨¢ solo con los peques, te acercas a mirar, te acuerdas de que hay que preparar la merienda, de que hay que bajar a comprar¡¡±, responden. No obstante, y pese a estas limitaciones, explican que el nivel de exigencia laboral no ha bajado.
Parecer¨ªa que la mujer con quien vivo (siempre quise utilizar esta expresi¨®n de Leila Guerriero) y yo llevamos a?os prepar¨¢ndonos para este encierro. Ambos somos freelance, ambos teletrabajamos juntos y ambos hemos sacado nuestro trabajo adelante mientras cuid¨¢bamos de nuestros dos hijos, ya que ninguno de ellos fue a una escuela infantil. Este a?o, por fin, los ten¨ªamos a los dos matriculados en el colegio y hab¨ªamos cogido ritmo de crucero cuando lleg¨® el cierre de los centros educativos y el posterior decreto del Estado de Alarma. Nos cost¨® tres semanas poner orden a nuestra vida en confinamiento. No puedo decir que lo hayamos conseguido del todo, pero hoy uno trabaja por la ma?ana y otro por la tarde. Nos vamos rotando en esos turnos en funci¨®n de las necesidades (reuniones, entrevistas, etc.) de cada cual. No podemos dedicar a nuestro trabajo las horas que dedic¨¢bamos antes, pero, acostumbrados como est¨¢bamos a aprovechar al m¨¢ximo nuestro tiempo de trabajo, m¨¢s o menos nos vamos arreglando.
No obstante, nos hemos dado cuenta de dos cosas. Por un lado, de que ambos turnos tienen sus inconvenientes. El que trabaja de tarde se pone ante el ordenador agotado tras una ma?ana con ni?os. El que trabaja de ma?ana se encuentra por la tarde a los ni?os cansados y con m¨¢s tendencia al enfado y a subirse por las paredes. En ese sentido, el psic¨®logo Jos¨¦ Mar¨ªa Villarmea, experto en productividad y gesti¨®n personal del tiempo, recomienda en una situaci¨®n como la actual focalizar los esfuerzos diarios en lo que denomina la tarea clave y el momento clave. ¡°Es muy importante identificar el d¨ªa antes cu¨¢l es la tarea clave del d¨ªa siguiente, esa tarea que realmente nos va a hacer avanzar, y elegir el momento clave para llevarla a cabo: La idea es dedicar ese momento a esa tarea, con toda la atenci¨®n puesta en ella, sin perderse entre las monta?as de correos electr¨®nicos o entre las notificaciones del m¨®vil. Hay que proteger mucho ese momento¡±, explica el experto, que m¨¢s que del establecimiento de turnos, es partidario de que ambos progenitores ¡°compartan la hora clave y la aprovechen a muerte¡± (ya sea antes de que se despierten los ni?os, cuando estos se acuesten o mientras ven una peli) y a partir de ah¨ª vayan compaginando momentos. ¡°Media hora uno, media hora otro. Parece poco, pero a los ni?os esos cambios de contexto y persona les ayudan mucho. Y los adultos, sabiendo que solo tenemos media hora, nos concentramos porque sabemos que tenemos que meternos de lleno en el trabajo, sin distracciones¡±, a?ade.
La segunda cosa de la que nos hemos dado cuenta es de que conforme va pasando la semana el cansancio acumulado por las inacabables labores dom¨¦sticas, por el cuidado de dos ni?os que desbordan intensidad, por el desgaste mental para sacar el trabajo y por un sue?o intermitente nos va volviendo m¨¢s taciturnos e irascibles. Empezamos bien la semana, pero el viernes no hay quien nos aguante, porque para entonces nos empieza a pesar ya el mes de confinamiento y la incertidumbre de no saber cu¨¢ndo acabar¨¢ este tiempo dist¨®pico que nos toca vivir y qu¨¦ nos encontraremos al salir.
¡°Los seres humanos no funcionamos nada bien en situaciones de incertidumbre. Necesitamos certezas. Es como si fu¨¦ramos corredores: necesitamos saber que hay una meta, aunque no sepamos d¨®nde est¨¢. En ese sentido, tener presente que estamos ante una situaci¨®n temporal, que tendr¨¢ fin -al menos en lo que a las condiciones actuales se refiere- nos ayudar¨¢ a no desfondarnos, a no sentirnos perdidos y desesperanzados¡±, afirma Mamen Jim¨¦nez. La psic¨®loga sugiere que para neutralizar los efectos de ese ¡°no saber d¨®nde est¨¢ la meta¡± puede sernos de ayuda establecer nosotros mismos unos l¨ªmites temporales a corto plazo, fijarnos una meta volante, aunque sea ficticia. ?C¨®mo?, le pregunto. ¡°Por ejemplo, pensando en funci¨®n de semanas en lugar de en d¨ªas. Podemos establecer ciertas rutinas de lunes a viernes y hacer planes un poquito m¨¢s especiales para el fin de semana. De esta forma no tendremos esa sensaci¨®n de ¡°otro d¨ªa m¨¢s, y otro, y otro¡±, que es como subir a diario el Everest, sino que estableceremos un bloque temporal un poco m¨¢s grande: subiremos el Everest, s¨ª, pero tendremos una semana entera para hacerlo¡±, aconseja.
Organizaci¨®n, ¡°modo equipo¡± y b¨²squeda de momentos
Cuentan Mar¨ªa y Pedro que desde el inicio del confinamiento se han mantenido ¡°bastante estrictos¡± en horarios clave del d¨ªa como la comida, la siesta, la merienda y la cena. ¡°Supone sacrificio, ya que los ni?os siguen madrugando, pero creemos que para ellos tambi¨¦n es lo mejor¡±, afirman. Despu¨¦s de la siesta han instaurado el ¡°momento peli¡±, una novedad ya que antes apenas utilizaban la televisi¨®n: ¡°Lo hemos hecho por paz mental nuestra, pero tambi¨¦n sobre todo por el mayor, que lo disfruta mucho, desconecta y lo vive como "su momento"¡±, explican.
Algo muy parecido hacemos nosotros en nuestra casa. Los ni?os se acuestan y se levantan en horarios muy similares a los que segu¨ªan cuando iban al colegio, lo que nos da un respiro para nosotros en la ¨²ltima hora del d¨ªa. A diario, despu¨¦s de comer, ponemos una pel¨ªcula de animaci¨®n o un documental para rebajar los ritmos vitales y darnos a todos una tregua f¨ªsica y mental.
Para la Mamen Jim¨¦nez, una forma de intentar que funcione ¡°este circo de tres mil pistas¡± en el que se ha convertido el d¨ªa a d¨ªa de muchas parejas es precisamente la organizaci¨®n. Al respecto, psic¨®loga recomienda dedicar un rato todas las semanas a planificar la semana siguiente. ¡°Podemos empezar por anotar qu¨¦ hay que hacer, tanto las tareas fijas (lavadoras, compra, comida, tiempos de trabajo inamovibles, cuidados y tiempos con los peques...) como las excepcionales (reuniones, citas, etc.). A partir de esto, que es la base, negociamos, pactamos y dejamos asignado qui¨¦n y cu¨¢ndo se encargar¨¢ de cada cosa¡±, sugiere.
Esta inversi¨®n de tiempo, que reconoce que pueda parecer ¡°tediosa¡±, ayuda sin embargo seg¨²n la experta a ¡°eliminar ambig¨¹edades que muy a menudo son fuente directa de conflicto¡±. No obstante, Jim¨¦nez destaca tambi¨¦n la importancia de la flexibilidad para modificar esos acuerdos debido a las circunstancias que puedan surgir y de tener activado ¡°el modo equipo¡± en la pareja: ¡°necesitamos remar en la misma direcci¨®n, aportarnos y apoyarnos, ser compa?eros, no contrincantes. Siempre, siempre, defiendo una m¨¢xima para las parejas: cuanto mejor est¨¦ tu pareja, mejor estar¨¢s t¨². Tenemos que cuidarnos¡±.
Otro aspecto importante en estas circunstancias de estr¨¦s derivadas del teletrabajo, el cuidado, las labores dom¨¦sticas y el confinamiento es la b¨²squeda de tiempos: para uno mismo y para la pareja. ¡°Ambos son importantes, aunque solo sea ver un cap¨ªtulo de mi serie favorita que dura veinte minutos o aunque nuestra cita de novios tenga como fondo una cocina de Ikea en lugar de ese restaurante tan cuco en el centro. Son objetivos m¨¢s que factibles y marcan la diferencia, en tiempos de coronavirus y sin ¨¦l¡±, afirma la autora de Amor con ojeras, que a?ade que las circunstancias actuales han cambiado el contexto, pero no las necesidades de las personas. ¡°De hecho, precisamente por lo que vivimos estos d¨ªas, es especialmente prescriptivo cuidarnos tanto en lo individual como de pareja. Son muchos los posibles estresores que pueden erosionar a la pareja en esta situaci¨®n, as¨ª que conviene alimentarla, en la medida de lo posible, para que en lugar de convertirse en un ¡°problema¡± m¨¢s, sea una fuente de refuerzo positivo¡±, concluye.
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