¡°Era mi mejor amigo, pero tambi¨¦n un enemigo mortal¡±: recordando al exc¨¦ntrico creador de los Sex Pistols
Tan amado como odiado y temido, Malcolm McLaren fue el tipo m¨¢s listo de la historia del rock. Un nuevo libro de Paul Gorman repasa minuciosamente su vida. Hemos hablado con ¨¦l
El n¨²mero de mayo ya est¨¢ disponible en formato PDF, y es descargable de forma gratuita haciendo clic aqu¨ª.
"Mejor ser un fracaso espectacular que un ¨¦xito anodino¡±. Si se dice con estudiada afectaci¨®n y tono lapidario, el consejo de Malcolm McLaren (Londres, 1946-2010) suena tan ir¨®nico e inconformista como ¨¦l mismo fue. Han pasado diez a?os desde que perdimos al rey del caos. A McLaren, un quijotesco hombre renacentista a quien siempre acompa?aron la suerte y el talento, poco le quedaba ya por demostrar. The life and times of Malcolm McLaren (Constable), nueva y exhaustiva biograf¨ªa escrita por el brit¨¢nico Paul Gorman, es al mismo tiempo un homenaje y una cr¨ªtica. Con una minuciosidad normalmente aplicada a los personajes hist¨®ricos m¨¢s relevantes, el libro desmenuza una vida de gamberradas e intrigas, de ambiciosos alegatos art¨ªsticos y de fracasos espectaculares.
No estamos ante un post mortem al uso. Gorman desnuda la vida de McLaren y aborda formalmente sus intentos de encontrar un equilibrio. ¡°Mi trabajo ha consistido en reunir voces muy distintas y en asegurarme de que la gente entienda que Malcolm era una persona muy fecunda¡±, afirma. ¡°Era alguien que no pod¨ªa evitar encontrar un enfoque diferente o una idea nueva acerca de algo, y despu¨¦s lo expresaba a trav¨¦s de medios en ocasiones bastante asombrosos¡±.
Y menudas ideas. Sus incursiones en la moda junto a Vivienne Westwood son legendarias, como tambi¨¦n lo es su desarrollo del punk y de los Sex Pistols, la banda que teledirigi¨® y con la que escandaliz¨® al mundo. Es el hombre que introdujo el hip hop en la cultura de masas y que meti¨® el voguing en nuestro sal¨®n, un personaje incansable que sol¨ªa ir a?os por delante de los dem¨¢s.
¡°Es imposible subestimar la influencia de Malcolm y Vivienne en la moda contempor¨¢nea¡±, dice James Anderson, colaborador de la revista i-D. ¡°Sus ideas, tan elocuentes y bien formadas, inspiraron a una generaci¨®n de h¨¦roes de andar por casa y a¨²n resuenan en la actualidad. Lo suyo era el riesgo, oponerse a lo corporativo, resistirse a lo establecido¡±.
Aunque no fuera del gusto de todos, estaba claro que McLaren era especial. ¡°Una de esas personas que chisporrotean¡±, dice Gorman con innegable fascinaci¨®n. ¡°McLaren, como George O¡¯Dowd o David Bowie, desprend¨ªa una energ¨ªa que era bastante sorprendente experimentar f¨ªsicamente¡±. Como siempre, hay algo de verdad en el mito. Era un enjambre de contradicciones, por momentos brusco y desleal, pero sin duda generoso y motivador, un torbellino por el que todos estaban dispuestos a dejarse arrastrar.
La agente de fot¨®grafos Eugenia Melian, pareja de McLaren a principios de los noventa y su estrecha colaboradora en innumerables proyectos, es una de las muchas mujeres bellas y fuertes a las que sedujo con su encanto. ¡°Malcolm era un genio¡±, dice sin vacilar. ¡°Era mi mejor amigo, pero tambi¨¦n un enemigo mortal. Me exig¨ªa mucho y me hizo crecer. Tambi¨¦n me ense?¨® a que no me afectara nada¡±.
Reflexionando sobre su vida en com¨²n, Melian considera que la reputaci¨®n maquiav¨¦lica de McLaren est¨¢ del todo injustificada. ¡°Malcolm era mucho m¨¢s complejo¡±, dice. ¡°La prensa lo consideraba un estafador ingobernable. Le acompa?¨¦ a algunas de sus reuniones con estudios de cine, firmas de moda, sellos discogr¨¢ficos y agencias de publicidad, y todo el mundo iba de lo mismo: ¡®?C¨®mo podemos enga?ar al demonio? ?C¨®mo podemos estafar al estafador?¡±
¡°No hay que olvidar que McLaren era un artista serio¡±, replica el fot¨®grafo David Sims, ¡°y uno muy consumado, adem¨¢s. Pero el vendedor que hab¨ªa en ¨¦l era propenso a llamar a la gente de improviso para hablar de su ¨²ltima idea. Recuerdo que un d¨ªa me telefone¨® y estuvo habl¨¢ndome durante 40 minutos sin parar. Eso es algo que no se te olvida f¨¢cilmente¡±.
McLaren llevaba muy dentro del coraz¨®n el lema del situacionismo: ¡°S¨¦ razonable, pide lo imposible¡±. Como estudiante de arte, encontraba inspiraci¨®n en la revoluci¨®n cultural y en las protestas de Par¨ªs de mayo del 68. A lo largo de su vida, nunca abandon¨® el concepto situacionista de detournement, de reelaborar una obra de arte ya existente con el fin de cambiar radicalmente su significado. ¡°Ese movimiento inspir¨® m¨¢s al punk que Richard Hell o los New York Dolls, que es como a la gente le gusta contarlo¡±, dice Sims.
¡°McLaren cuestionaba la autoridad institucional, algo puramente situacionista, y reaccionaba ante lo absurdo. Eso lo respeto de ¨¦l. Ve¨ªa algo en el acto de la transgresi¨®n. Quiero decir, nadie llama a una tienda de moda Seditionaries [sediciosos]. Es una palabra muy seria¡±. El dj y productor Mark Moore recuerda muy bien la tienda y a su propietario. Para un colegial de 14 a?os de familia desestructurada, Seditionaries era un santuario no solo para soldiers, prostitutes and dykes (soldados, prostitutas y bolleras) ¨Cel mensaje cosido en la etiqueta de la ropa¨C, sino tambi¨¦n para los punks, ¡°las flores en la papelera¡±.
¡°Malcolm era muy paternal conmigo¡±, recuerda. ¡°Me dec¨ªa que no hac¨ªa falta que fuera al colegio, que all¨ª no iban a ense?arme nada. Con perspectiva, creo que era un buen consejo, pero podr¨ªa haber sido cualquier cosa. Diez a?os despu¨¦s, en un momento en el que me iba muy bien gracias a una serie de ¨¦xitos con S¡¯Express, me pregunt¨® si quer¨ªa trabajar en su canci¨®n Deep in Vogue¡±.
¡°Recuerdo una vez que nos cont¨®, reci¨¦n aterrizado de Nueva York, que hab¨ªa entrado en un pub de la esquina de su calle y que alguien que estaba tom¨¢ndose una pinta se gir¨®, le mir¨® y dijo: ¡®?Hurra! Malcolm ha vuelto. ?Ya est¨¢ aqu¨ª el l¨ªo!¡¯. Le conmov¨ªa ese tipo de sentimiento, el hecho de que la gente se acordara de ¨¦l¡±, dice Moore ri¨¦ndose.
Para quienes entraban en su ¨®rbita, McLaren era alguien dif¨ªcil de olvidar. Dave Barbarossa, el bater¨ªa de Bow Wow Wow, un experimento post Pistols que fusionaba ritmos tribales y sexo adolescente, recuerda bien la llamada ¨¦poca Svengali, en honor al villano de la novela rom¨¢ntica Trilby de George du Maurier, una mezcla de mentor y manipulador. ¡°Estar con ¨¦l era bastante el¨¦ctrico. Su umbral para el aburrimiento era bajo, cierto, y la manipulaci¨®n un arte para el que estaba dotado, pero siempre fue amable conmigo. Malcolm me dijo que pod¨ªa llegar a m¨¢s. Cre¨ªa en m¨ª¡±.
¡°As¨ª era Malcolm¡±, concede Derek Bunbar, t¨¦cnico de vestuario y disc¨ªpulo de McLaren, con quien trabaj¨® durante m¨¢s de 30 a?os. ¡°El t¨ªo era un genio. Entend¨ªa todos los aspectos del dise?o. Vivienne era la operaria que le confeccionaba las muestras. En mi opini¨®n, borrar a Malcolm de la historia de la moda ha sido una decisi¨®n consciente. Cuando trabajaba para Vivienne, ten¨ªa como norma no hablar a la prensa sobre su pasado porque eso implicaba que le hicieran muchas preguntas sobre Malcolm. Interpr¨¦talo como quieras. Ella trasladaba las ideas a la prenda, pero las ideas sal¨ªan de ¨¦l¡±.
Paul Gorman coincide. ¡°La habilidad de Malcolm consist¨ªa en inyectar ideas vanguardistas en la cultura de masas. Ahora por fin la cultura se ha puesto a su altura. Gente como Virgil Abloh, Kanye West y Donald Glover deben algo a su voluntad de traspasar l¨ªmites. Cuando Mick Jones de The Clash se enter¨® de que Malcolm hab¨ªa fallecido, dijo algo muy pertinente: ¡®Qu¨¦ triste saber que nunca volveremos a o¨ªr esas ideas¡¯. Y s¨ª, eso es lo m¨¢s triste de todo¡±.
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