Sexo y salud durante la pandemia

La crisis de la covid-19 ha alterado casi todos los aspectos de la vida, excepto el sexo. Durante una pandemia ocurren actos ¨ªntimos deseados y no deseados. Puesto que hay una menor capacidad de transporte y menos acceso a cl¨ªnicas y hospitales, es m¨¢s importante que nunca asegurar una atenci¨®n de salud reproductiva oportuna y de calidad.

El virus ha puesto al desnudo las fuertes desigualdades de acceso a la medicina, y no solo en urgencias. Incluso antes de la pandemia, las adolescentes, los migrantes, las minor¨ªas, las personas con discapacidades y las personas LGBTQI+ sufr¨ªan discriminaci¨®n. La crisis es una oportunidad para que las autoridades apoyen iniciativas de empoderamiento de mujeres y j¨®venes sobre sus necesidades inmediatas y de mejora del acceso a servicios de importancia cr¨ªtica en el largo plazo.

La primera prioridad es hacer posible la venta de anticonceptivos orales sin receta m¨¦dica, lo que elevar¨¢ su seguridad, acceso y consumo. En la mayor¨ªa de los pa¨ªses se exige esta prescripci¨®n, lo que impide a las mujeres controlar plenamente sus propios cuerpos. Tambi¨¦n puede obstaculizar el acceso de una paciente a una atenci¨®n sin abusos ni violaciones a su privacidad. Esto es particularmente cierto para las adolescentes, las personas no conformes con el g¨¦nero que se les asign¨® al nacer, las v¨ªctimas de violencia dom¨¦stica y otros que teman sufrir discriminaci¨®n o falta de respeto en entornos cl¨ªnicos.

Los beneficios de elevar la disponibilidad de los anticonceptivos superan con mucho sus desventajas menores. La evidencia indica que las mujeres y las personas transg¨¦nero pueden autoanalizarse acerca de las contraindicaciones mediante simples listas de verificaci¨®n que se provean junto con el medicamento. Posibilitar que las personas obtengan insumos por un a?o beneficiar¨ªa a quienes se encuentran en situaciones de violencia y a otros que tienen dificultades para acceder a servicios de salud. Tambi¨¦n ser¨ªa de ayuda eliminar las exigencias de autorizaci¨®n por terceros y reducir los costes de los anticonceptivos.

En segundo lugar, tenemos que hacer que el aborto sea m¨¢s accesible. Aunque es un procedimiento m¨¦dico esencial, se ha reducido la disponibilidad debido a pol¨ªticas regresivas y a los confinamientos recientes. Las autoridades pueden y deben decidir pasos simples para eliminar los obst¨¢culos innecesarios a la interrupci¨®n con pastillas, lo que ampliar¨ªa la libertad de las mujeres y reducir¨ªa las visitas a la cl¨ªnica.

Tenemos que hacer que el aborto sea m¨¢s accesible y se ha reducido la disponibilidad debido a pol¨ªticas regresivas y a los confinamientos

Los abortos m¨¦dicos son seguros y eficaces. Millones de mujeres se los practican cada a?o, usando una combinaci¨®n de mifepristona y misoprostol, o con este ¨²ltimo solo. Las personas que buscan abortar pueden evaluar si son elegibles, seguir instrucciones sobre las dosis correctas y determinar si funcion¨®. No necesitan m¨¢s que informaci¨®n precisa, los medicamentos y, de ser necesario, acceso a atenci¨®n profesional de apoyo.

La mejor manera de aumentar el acceso al aborto es hacer que la mifepristona y el misoprostol puedan comprarse. Como m¨ªnimo, las autoridades deber¨ªan facilitar su obtenci¨®n a trav¨¦s de la telemedicina, lo que es viable y seguro en tanto las consumidoras sepan qu¨¦ esperar y puedan recibir atenci¨®n postaborto sin juicios, estigma ni temor a que se las acuse judicialmente. No se deber¨ªa acosar ni penalizar a ninguna mujer.

Los cuidados maternos de calidad tambi¨¦n son cruciales en la era del coronavirus. En una pandemia, las embarazadas sufren el mismo estr¨¦s que los dem¨¢s. Se enfrentan a la inseguridad laboral, p¨¦rdida de ingresos, cambios en la cobertura sanitaria y situaciones que amenazan su propia salud. Y, adem¨¢s, est¨¢n las preocupaciones espec¨ªficas acerca de la salud de sus fetos y beb¨¦s reci¨¦n nacidos.

En muchos lugares, los saturados sistemas de salud p¨²blica no pueden ofrecer a una embarazada el nivel de atenci¨®n materna que ella esperaba antes de la pandemia. Para abordar este problema, los profesionales sanitarios deber¨ªan ayudar a practicar m¨¢s autocuidados, indic¨¢ndoles la informaci¨®n y las herramientas adecuadas, como la telemedicina, la educaci¨®n en l¨ªnea, visitas domiciliarias de matronas y otros profesionales, apoyo psicosocial y amplias capacidades de diagn¨®stico.

Con estas medidas se lograr¨ªa que las futuras madres puedan monitorear mejor su propia salud, den respuesta a s¨ªntomas comunes, identifiquen signos de complicaciones y sepan cuando buscar atenci¨®n profesional. Y, de hacerlo, tienen que poder acceder a las cl¨ªnicas y los hospitales, incluso si hay confinamientos vigentes, lo cual significa contar con transporte de emergencia y equipos de protecci¨®n personal para las embarazadas y sus acompa?antes.

M¨¢s a¨²n, las autoridades deber¨ªan ampliar las iniciativas de desmedicalizaci¨®n del nacimiento. Se podr¨ªa lograr partos m¨¢s seguros para las embarazadas y los profesionales con medidas como partos en el hogar para embarazos de bajo riesgo, presencia garantizada de matronas, instalaciones especializadas en partos vinculadas a la atenci¨®n terciaria y visitas domiciliarias para cuidados prenatales. En muchos pa¨ªses se ha puesto el acento en la atenci¨®n institucionalizada, a pesar de que el parto desmedicalizado es ventajoso la mayor parte del tiempo, no solo en una crisis.

Debemos evitar la adopci¨®n de medidas irreflexivas. Ser¨ªa una se?al de involuci¨®n restringir o prohibir la presencia de parejas o asistentes del parto, separar al reci¨¦n nacido de madres que tienen (o se sospecha que tienen) la covid-19, o interferir con el contacto temprano de piel a piel, incluida la lactancia. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud ha advertido a los profesionales sanitarios que se abstengan de hacerlo al atender embarazadas, padres y reci¨¦n nacidos. Eso es esencial para prevenir un aumento de la violencia obst¨¦trica o resultados peores para las mujeres y sus beb¨¦s.

Los gobiernos que no eliminen las barreras a la atenci¨®n se arriesgan a acabar con sistemas de salud fracturados e incapaces de satisfacer las necesidades de todos. En el largo plazo, las inversiones en empoderamiento de las personas fortalecer¨¢n el sistema de salud y la calidad de la atenci¨®n. Con la educaci¨®n y el apoyo adecuados, la gente puede atender por s¨ª misma sus necesidades de atenci¨®n de salud sexual y reproductiva. Las autoridades deben darles el poder y las herramientas para lograr hacerlo.

Shannon Kowalski es directora de Promoci¨®n y Pol¨ªticas en la Coalici¨®n Internacional de la Salud de la Mujer. Traducido del ingl¨¦s por David Mel¨¦ndez Tormen. Copyright: Project Syndicate, 2020.

Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.