Protejamos a las mujeres en la pandemia
En todo el mundo, cuando los sistemas de salud est¨¢n sobrecargados, los servicios para la poblaci¨®n femenina suelen ser los primeros en sentirlo
El mes pasado, Sheuly sali¨® a toda velocidad hacia un hospital en Dacca porque necesitaba tratamiento de emergencia. La banglades¨ª de 25 a?os acababa de dar a luz en su casa, pensando que era m¨¢s seguro que hacerlo en un hospital durante la pandemia. Pero cuando comenz¨® a sufrir una hemorragia posparto ¡ªuna de las principales causas de muerte materna¡ª exponerse a la covid-19 se convirti¨® en la menor de sus preocupaciones. Lo mismo le ocurri¨® a Majufa Akter, la partera que actu¨® r¨¢pidamente para salvar la vida de Sheuly, a pesar de que a¨²n no hab¨ªa recibido el equipamiento de protecci¨®n personal adecuado.
Dar a luz es un momento importante en la vida de las mujeres, independientemente de las circunstancias. Hacerlo durante una pandemia agrega a la experiencia una nueva forma de estr¨¦s. Las madres no saben si ir a los hospitales ¡ªdonde temen exponerse al coronavirus, que falte personal o verse separadas de sus parejas¡ª o dar a luz en casa, donde a menudo aumenta mucho el riesgo en caso de producirse complicaciones. Este es tan solo un ejemplo de c¨®mo la necesidad de gestionar la pandemia de la covid-19 complica la prestaci¨®n de servicios de salud esenciales y deja en situaci¨®n de especial vulnerabilidad a las mujeres.
En todo el mundo, cuando los sistemas de salud est¨¢n sobrecargados, los servicios para las mujeres suelen ser los primeros en sentirlo. Esto resulta en una mayor morbilidad y mortalidad materna e infantil. Para ilustrar los riesgos, hemos modelado el posible impacto de la pandemia sobre tres servicios clave de salud sexual y reproductiva (SSR): nacimientos con asistencia de profesionales de la salud experimentados (incluidas parteras); nacimientos en instalaciones sanitarias; y acceso a m¨¦todos anticonceptivos.
Si bien la falta de acceso a los servicios de SSR es un problema en muchas partes del mundo, incluidos pa¨ªses desarrollados como Estados Unidos, centramos nuestro an¨¢lisis en 14 pa¨ªses de la regi¨®n de Asia y el Pac¨ªfico, que son especialmente vulnerables: Afganist¨¢n, Banglad¨¦s, But¨¢n, Camboya, India, Indonesia, Laos, Birmania, Nepal, Pakist¨¢n, Pap¨²a Nueva Guinea, Filipinas, Islas Salom¨®n y Timor-Leste. Todos ya tienen elevadas tasas de mortalidad materna: m¨¢s de 100 muertes cada 100.000 nacidos vivos, que a menudo reflejan el menor uso de los servicios de salud, como los partos en instalaciones m¨¦dicas o con ayuda de asistentes entrenados.
El menor acceso a los anticonceptivos y los servicios de planificaci¨®n familiar exacerban los riesgos para las mujeres
El escenario optimista, seg¨²n nuestro modelo, es una reducci¨®n del 20% en el uso de esos tres servicios clave. Eso llevar¨ªa a un aumento del 17% de la tasa de mortalidad materna, equivalente a 25.493 muertes adicionales tan solo este a?o. El escenario pesimista ¡ªuna ca¨ªda del 50% en el uso de esos servicios¡ª producir¨ªa un aumento del 43% en la mortalidad materna, o 68.422 muertes adicionales. De estas muertes maternas adicionales, una proporci¨®n considerable ser¨ªa consecuencia del aumento en la fertilidad por un menor acceso a los m¨¦todos anticonceptivos.
De hecho, el menor acceso a los anticonceptivos y los servicios de planificaci¨®n familiar exacerban los riesgos. Los cierres de fronteras y otras interrupciones en las cadenas de aprovisionamiento podr¨ªan reducir la disponibilidad de anticonceptivos, que suelen faltar incluso en tiempos normales. Las restricciones a la circulaci¨®n pueden impedir que las mujeres vayan a las farmacias o cl¨ªnicas, especialmente si la planificaci¨®n familiar no se considera esencial. Y el temor a exponerse al coronavirus podr¨ªa hacer que las mujeres con acceso a los servicios no los usen.
Conjuntamente, estos factores podr¨ªan llevar a que la necesidad insatisfecha de servicios de planificaci¨®n familiar se dispare en 2020, hasta el 22% en nuestro escenario optimista o el 26% en el pesimista, partiendo de una l¨ªnea de base del 18,9% de las mujeres en edad reproductiva en 2019, cuando quienes ten¨ªan acceso a m¨¦todos anticonceptivos modernos pierdan ese servicio fundamental. Eso significa que la falta de planificaci¨®n familiar podr¨ªa aumentar hasta un 40% tan solo en 2020. El resultado ser¨ªan miles de embarazos no intencionales en cada uno de esos 14 pa¨ªses y un mayor riesgo de problemas de salud para millones de mujeres y sus reci¨¦n nacidos.
De todos modos, estos datos son solo el principio: la crisis de la covid-19 casi seguramente se prolongar¨¢ m¨¢s all¨¢ de este a?o. Los costos ¡ªpara las econom¨ªas, los sistemas de salud y el bienestar de las mujeres¡ª continuar¨¢n acumul¨¢ndose. Los avances recientes hacia sistemas de salud m¨¢s eficaces e inclusivos y la igualdad de g¨¦nero pueden revertirse.
Hay que actuar para evitar las secuelas. En la Conferencia Internacional sobre la Poblaci¨®n y el Desarrollo (ICPD, por su sigla en ingl¨¦s) de 1994 en El Cairo, los gobiernos del mundo se comprometieron a proporcionar servicios de SSR para todos, compromiso que reiteraron en la Cumbre de Nairobi de la ICPD25. Cuando los pa¨ªses dise?an intervenciones econ¨®micas y de salud p¨²blica, deben asegurarse de cumplir este compromiso.
La falta de planificaci¨®n familiar podr¨ªa aumentar hasta un 40 % en 2020. El resultado ser¨ªan miles de embarazos no intencionales
Por ejemplo, los l¨ªderes deben garantizar que el personal esencial, como las parteras, no sea alejado de sus tareas principales de asistir a las madres y los reci¨¦n nacidos, y que todos reciban el equipamiento de protecci¨®n personal que necesitan. Los responsables de las pol¨ªticas tambi¨¦n deben proteger el acceso a los anticonceptivos. Y, cuando sea posible, se debe considerar el uso de la telemedicina y otros enfoques innovadores para la provisi¨®n de los servicios de salud. Si algo nos ha ense?ado esta pandemia es el potencial de la tecnolog¨ªa y la conectividad para salvar vidas.
El secretario general de las Naciones Unidas, Ant¨®nio Guterres, correctamente llam¨® a la crisis de la covid-19 la "mayor prueba" que ha enfrentado el mundo desde la Segunda Guerra Mundial. Para superarla, los l¨ªderes en todas partes deben reconocer que, aunque la pandemia nos afecta a todos, quienes ya estaban marginados ¡ªincluidas las mujeres, las minor¨ªas ¨¦tnicas y los pobres¡ª son quienes probablemente m¨¢s la sufran. Por eso, ninguna estrategia frente a la pandemia est¨¢ completa sin un plan para garantizar que no se interrumpa el acceso a los servicios esenciales de salud sexual y reproductiva para todos.
Davide De Beni es asesor de econom¨ªa de la salud en la oficina de Asia y el Pac¨ªfico del Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas (UNFPA). Federica Maurizio es analista de salud y derechos sexuales y reproductivos en la oficina de Asia y el Pac¨ªfico del UNFPA. Traducci¨®n al espa?ol por www.Ant-Translation.com.
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