Lo que cuesta poner una vacuna en un pa¨ªs pobre
Si la gente no puede acudir a los centros sanitarios, estos salen en su busca. Esta estrategia ayuda a mejorar la inmunizaci¨®n y a proteger de enfermedades infecciosas a la poblaci¨®n que vive en zonas remotas. Sucede en Mozambique y desde all¨ª lo contamos. Ahora este m¨¦todo peligra por la covid-19
Pocas veces toda la humanidad hab¨ªa estado tan pendiente de una vacuna. Concretamente, la de la covid-19. Se sigue muy de cerca la carrera de los cient¨ªficos por desarrollarla, los debates sobre su posible efectividad, cu¨¢ndo se podr¨¢ empezar a fabricar en masa y c¨®mo se distribuir¨¢ entre la poblaci¨®n. Una de las preocupaciones es que las naciones m¨¢s pobres queden excluidas de los beneficios de la inmunizaci¨®n. Para evitarlo, la Alianza Global para la Vacunaci¨®n (Gavi, por sus siglas en ingl¨¦s) ha solicitado 2.000 millones de d¨®lares a sus donantes para una primera campa?a de inmunizaci¨®n de trabajadores sanitarios y personas con m¨¢s riesgo. Un esfuerzo adicional a los 8.800 millones que ha recaudado este junio de 2020 para continuar apoyando los pr¨®ximos cinco a?os a los pa¨ªses m¨¢s vulnerables a la hora de adquirir y suministrar las vacunas que ya existen contra la neumon¨ªa, la polio o el sarampi¨®n a sus ni?os. Si la pandemia lo permite.
En Mahulane, comunidad rural al sur de Mozambique, saben bien lo que es esperar una vacuna. Una calurosa ma?ana de principios de marzo, un centenar de personas aguarda durante horas a la sombra de un gran ¨¢rbol la llegada de la brigada de vacunadores que, cada mes, se traslada a las comunidades alejadas de los servicios sanitarios. El 40% de la poblaci¨®n de Mozambique reside a m¨¢s de 10 kil¨®metros del centro sanitario m¨¢s cercano; y suelen ser los m¨¢s pobres, los que no tienen recursos ni medios para acudir a las consultas. Por eso, las vacunas salen a su encuentro.
A la hora del almuerzo, un equipo de sanitarios realiza a pie el ¨²ltimo tramo de camino que separa la carretera de tierra del lugar escogido para congregar a los vecinos de Mahulane, que est¨¢ a 20 kil¨®metros de la instalaci¨®n m¨¦dica m¨¢s cercana. Cargan con neveras port¨¢tiles, que contienen dosis de inmunizaci¨®n de sarampi¨®n, neumon¨ªa o polio, entre otras, a la temperatura de conservaci¨®n adecuada, as¨ª como con medicamentos, mesas y sillas. En unos minutos, los profesionales despliegan una cl¨ªnica.
De una de las ramas m¨¢s gruesas se cuelga una b¨¢scula, es el ¨¢rea para el control del estado nutricional de los ni?os; unos pasos m¨¢s all¨¢, un doctor pasa consulta, realiza pruebas de malaria y dispensa medicamentos para esta y otras dolencias. En esta zona, las enfermedades m¨¢s comunes son la diarrea, la neumon¨ªa y el paludismo. En una esquina m¨¢s apartada y discreta de este centro m¨®vil al aire libre, una enfermera informa sobre m¨¦todos anticonceptivos y los suministra, bien la inyecci¨®n o pastillas, a las que no desean quedarse embarazadas. ¡°Para ponerse un implante o un DIU tienen que ir al hospital¡±, detalla Joana Mauricio, responsable del servicio.
Al menos 80 millones de ni?os menores de un a?o en 68 pa¨ªses est¨¢n en riesgo de enfermar en el futuro por la interrupci¨®n de las campa?as de vacunaci¨®n debido a la covid-19
Julia Jaime, de 20 a?os, ha acudido al lugar para vacunar a su beb¨¦ de un a?o, Erish. Es la primera vez que asiste a una de estas sesiones, animada por los activistas de salud comunitaria de su zona. ¡°Cuando me qued¨¦ embarazada, las enfermeras me informaron de la importancia de las vacunas. S¨¦ que son buenas para los ni?os¡±, comenta. Para ella, habr¨ªa supuesto un esfuerzo imposible acudir al hospital para recibir las dosis que le corresponden a su peque?o. ¡°Es dif¨ªcil ir. Cuando he acudido por alguna urgencia, he tenido que caminar tres horas para ir y otras tres para volver¡±, afirma. Ni ella ni su marido, de 22, tienen trabajo estable; solo empleos temporales en la agricultura o recogiendo le?a. La pareja no solo no tiene recursos para pagarse un traslado al centro m¨¦dico, sino que a veces no les llega ni para comer. ¡°Deseo vivir mejor¡±, termina.
Al otro lado de la mesa plegable, Delisio Acacio, t¨¦cnico de salud p¨²blica, de 34 a?os, va anotando en un gran cuaderno de papel el nombre de las criaturas y las vacunas que les administra. As¨ª en la pr¨®xima visita contar¨¢ con los datos sobre la poblaci¨®n infantil del lugar y las dosis que necesitar¨¢n. Esta vez, ha tra¨ªdo 40 de la neumon¨ªa, 80 de polio, 20 para el sarampi¨®n, enumera. ¡°Vendremos en tres meses. Tenemos financiaci¨®n, aunque hay escasez de recursos¡±, apunta antes de saber que la pandemia de coronavirus afectar¨ªa al normal funcionamiento de este tipo de programas.
Al menos 80 millones de ni?os menores de un a?o en 68 pa¨ªses est¨¢n en riesgo de enfermar en el futuro por la interrupci¨®n de las campa?as de vacunaci¨®n debido a las medidas para frenar la expansi¨®n de la covid-19. Es la denuncia conjunta de Gavi, la OMS y Unicef. Desde marzo de 2020, los servicios de inmunizaci¨®n infantil de rutina se han parado a escala global. M¨¢s de la mitad (53%) de los 129 pa¨ªses con datos disponibles al respecto informaron ya en abril de suspensiones parciales o totales de sus programas. Para esa fecha, Mozambique?¡ªque acumula 472 casos y dos fallecidos hasta el 10 junio de 2020¡ª manten¨ªa los servicios habituales en las instalaciones sanitarias, confirman fuentes del Ministerio de Salud, pero no as¨ª las actividades fuera de las mismas para evitar contagios. Para los habitantes de poblaciones como?Mahulane, pobres y alejadas, significa decir adi¨®s a las vacunas.?
Una vez al mes, un equipo de inmunizadores sal¨ªa de los hospitales para proteger la salud de quienes no pod¨ªan ir en su busca. "El objetivo es inmunizar con este sistema de brigadas al 20% de la poblaci¨®n. Porque cuando la gente vive lejos, ?de qu¨¦ otra manera pueden ir a vacunarse?", explica Cyril Nogier, responsable de Gavi para Mozambique, durante una visita el pasado marzo en el pa¨ªs para evaluar los progresos. La meta, sin embargo, tendr¨¢ que esperar. Ahora los esfuerzos est¨¢n concentrados en evitar una cat¨¢strofe sanitaria por el nuevo coronavirus.
La pandemia pone a prueba los progresos que los pa¨ªses apoyados por Gavi, 40 en ?frica, hab¨ªan logrado en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. Mozambique ¡ªen la posici¨®n 180 de 189 en el ?ndice de Desarrollo Humano de la ONU¡ª ha contado con la ayuda de esta alianza global desde su creaci¨®n en el 2000. "Primero solo envi¨¢bamos vacunas. Luego fuimos haciendo m¨¢s: formaci¨®n t¨¦cnica, fortalecimiento del sistema p¨²blico y apoyo para las unidades de las brigadas m¨®viles para vacunar", detalla Nogier.
El objetivo es inmunizar con este sistema de brigadas al 20% de la poblaci¨®n. Porque cuando la gente vive lejos, ?de qu¨¦ otra manera pueden ir a vacunarse? Cyril Nogier, responsable de Gavi para Mozambique
"Gavi ha aportado 280 millones de d¨®lares a la vacunaci¨®n en Mozambique. Y para 2021 hemos solicitado una ayuda de 33 millones de d¨®lares", apunta Gra?a Matsinhe, responsable del Programa de Inmunizaci¨®n del Ministerio de Salud mozambique?o. Gracias al apoyo ¡ªel coste de las vacunas es compartido entre Gavi y el Gobierno (un 20%)¡ª este pa¨ªs pobre ha logrado un 95% de cobertura de inmunizaci¨®n, asegura Matsinhe. "El 5% que nos falta por inmunizar vive en zonas remotas", agrega. "Ya no tenemos sarampi¨®n. En Maputo: cero casos. Si acaso hay alguno fuera. Pero ya no es un problema de salud p¨²blica. La polio la erradicamos, as¨ª como los casos de t¨¦tanos neonatal, que era muy com¨²n", completa la lista de logros Rosa Marlene, directora general de Salud P¨²blica.
Ruth Bechtel, directora de la ONG VillageReach en el pa¨ªs, anota sin embargo que carecen de datos fiables sobre qui¨¦nes son y d¨®nde est¨¢n esas personas a las que no les llegan las vacunas. "Cuando respondamos por qu¨¦ la gente se queda fuera, podremos elaborar las soluciones", reflexiona. "En un estudio de p¨¦rdida de oportunidades supimos que algunos de los factores son la lejan¨ªa, la falta de informaci¨®n o la carencia de medicamentos; si la gente se va sin vacunar a los ni?os, ya no vuelven". Para conocer a esas personas fuera del radar de la inmunizaci¨®n, la experta sugiere el registro electr¨®nico de ni?os "y cruzar datos con los centros de salud".
Eso solo ser¨ªa posible si el sistema sanitario estuviera informatizado. Pero el papel es la norma. En el centro de salud de Xipamanine, en Maputo, Arlinda Ingonane sabe que entre enero y primeros de marzo de 2020 han vacunado a 1.515 ni?os porque lo lee en un gran libro con anotaciones a mano. De sus p¨¢ginas se recupera la informaci¨®n si alguna madre pierde la cartilla del beb¨¦. "Esto sirve para controlar a los ni?os que no vuelven y as¨ª hacemos seguimiento, llamamos a los tel¨¦fonos que nos ha dado la madre para ver qu¨¦ ha pasado y decirles que tienen que venir", se?ala. "Si faltan dos meses, les pasamos al libro de b¨²squedas".
"Nos hace falta infraestructura, espacio. Y poder tener ordenadores. As¨ª no hay seguridad. Podr¨ªamos perder toda la informaci¨®n". Recuerda Ingonane que una tormenta como Idai, el cicl¨®n que arras¨® la zona central del pa¨ªs en marzo de 2019, podr¨ªa destruir todo su archivo. Ya no sabr¨ªan que Cecilia, de 19 a?os, acudi¨® al centro con su primera hija, Fineria Manuela, de nueve meses, para inmunizarse ella y a la ni?a contra el t¨¦tanos y el sarampi¨®n. O que Endy, de tres meses, el primer hijo de Amelia Antonia, de 26 a?os, ha vomitado despu¨¦s de ser vacunado contra el rotavirus.
La falta de recursos se exacerba cuando la presi¨®n es mayor. Mozambique ten¨ªa retos sanitarios importantes antes de la pandemia, y en su haber contaba con grandes logros como la reducci¨®n de la mortalidad infantil de 201 menores de cinco a?os por cada 1.000 nacidos vivos en 1997 a 97 en 2011 y 79 en 2018, seg¨²n datos oficiales. Los desaf¨ªos estar¨¢n ah¨ª cuando la emergencia pase, la esperanza es que los progresos en materia de inmunizaci¨®n y protecci¨®n de la infancia, tambi¨¦n.
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