Un sistema alimentario herido de muerte
La pandemia condena a miles de animales al sacrificio para mantener los precios
¡°Por una vez, los animales ganan¡±. Es la frase que se pod¨ªa leer en una vi?eta sobre la cancelaci¨®n de los encierros de San Ferm¨ªn 2020. La pandemia ha paralizado la temporada alta taurina. Esto nos ha llevado a pensar que este a?o se salvar¨ªan cientos de toros. Pero no es as¨ª, ya que si no acaban en las plazas son enviados al matadero. Seguir cri¨¢ndolos no es rentable para las ganader¨ªas de lidia y deben deshacerse de ellos.
Como ocurre con los astados, los animales considerados de granja tampoco ganan con la pandemia. Ellos tambi¨¦n se han convertido en una carga para sus ganaderos. Desde el principio del confinamiento, el cierre de bares y restaurantes hizo saltar las alarmas entre las asociaciones ganaderas. Especialmente en el sector ovino, que destina m¨¢s del 60% de su producci¨®n a hosteler¨ªa y restauraci¨®n. Los corderos lechales suelen venderse con 20 d¨ªas de vida. Despu¨¦s de ese tiempo, mantenerlos no es econ¨®micamente sostenible. No hay espacio en las granjas para ellos y no hay dinero para alimentarlos, solo generan p¨¦rdidas.
Al descenso de la demanda se le suman mataderos y salas de despiece funcionando a medio gas debido a las nuevas medidas de seguridad y al gran impacto del coronavirus entre sus trabajadores. As¨ª, la cantidad de animales ¡°listos para el sacrificio¡± no hace m¨¢s que aumentar, sin poderles dar salida. Existe un riesgo real de colapso de las granjas, que podr¨ªan llegar a superar el 20% de su capacidad de comercializaci¨®n. Y mientras los animales esperan su tercio de muerte, sus condiciones de vida son peores que antes, pudiendo sufrir un hacinamiento a¨²n mayor.
El propietario de una lecher¨ªa me cont¨® que ganaba m¨¢s dinero por las subvenciones que por la leche que vend¨ªa
Si el drama de los ganaderos de toros de lidia es que sus reses acaben en un matadero y no en una plaza, el de los granjeros es ¡°retirar¡± animales. ¡°Retirar¡± es un eufemismo que se usa para explicar que cientos de miles de animales ser¨¢n sacrificados en las mismas granjas y acabar¨¢n en la basura, sin pasar a formar parte del suministro alimentario.
Los datos evidencian la precaria situaci¨®n de un sistema alimentario que pide ayuda a gritos desde hace tiempo. En Catalu?a, la Generalitat ha pedido al Ministerio de Agricultura que ¡°retire¡± del mercado mil toneladas de carne de ave para evitar una ca¨ªda de precios debido a la sobreproducci¨®n. Lo mismo ocurre con el sector porcino, que se plantea sacrificar uno de cada cinco lechones de cerdos ib¨¦ricos. Los ganaderos quieren acabar ya con un 20% de los animales para no llegar a Navidad con un sector del ib¨¦rico devaluado. En definitiva, hablamos de un exorbitante n¨²mero de vidas animales arrebatadas exclusivamente para mantener los precios y no para alimentar a alguien. Mientras, durante el confinamiento, la demanda en el Banco de Alimentos se ha disparado un 30%.
El drama que est¨¢ viviendo ahora el sector ganadero es solo la punta del iceberg de un modelo alimentario desfasado, que subsiste a base de ayudas creadas para garantizar el abastecimiento de una Europa de posguerra cuyas necesidades nada tienen que ver con las de hoy. La pandemia simplemente ha evidenciado la ineficiencia de nuestro sistema de producci¨®n de alimentos y la necesidad de cambiarlo.
Hace a?os, el propietario de una lecher¨ªa me cont¨® que ganaba m¨¢s dinero por las subvenciones que recib¨ªa que por la leche que vend¨ªa. Me dijo, apenado, que en ocasiones se ve¨ªa obligado a tirar leche y que ni siquiera le permit¨ªan donarla a bancos de alimentos. Nada parece haber cambiado desde entonces. Las ayudas asistencialistas implementadas para paliar los efectos de la pandemia tampoco tratan el problema de ra¨ªz: una sobreproducci¨®n de alimentos que destroza la vida de millones de animales, da?a el planeta y no empodera a los ganaderos, que probablemente preferir¨ªan ayudas para adaptar sus explotaciones a las necesidades de un modelo alimentario sostenible.
Afortunadamente, existen ganaderos que apuestan por transformar sus producciones. Es el caso de Mike Weaver, ex propietario de una granja de pollos que actualmente cultiva c¨¢?amo gracias a la ayuda del proyecto Transfarmation. Como Mike, otros granjeros est¨¢n renovando sus negocios de la mano de diferentes organizaciones sin ¨¢nimo de lucro. Otro ejemplo son Jennifer y Rodney Barrett, que han hecho la transici¨®n al cultivo de hongos con la ayuda del programa Rancher Advocacy. Y Jay Wilde, un antiguo ganadero que ahora se dedica a cultivar verduras y cuya historia est¨¢ plasmada en el cortometraje 73 Cows. Incluso compa?¨ªas como la marca de leche de avena Oatly colaboran con granjeros para que prioricen el cultivo de avena destinada a la producci¨®n de leche vegetal en vez de la explotaci¨®n de vacas.
Algunos ganaderos parecen dispuestos a cambiar y no les sirve solo con el respaldo de empresas y organizaciones. Necesitan subvenciones que les ayuden a salir de esta crisis transformando su producci¨®n, no consolidando el sistema actual que ignora la otra gran crisis a la que nos enfrentamos, la emergencia clim¨¢tica. Precisan una Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n que les haga part¨ªcipes de la evoluci¨®n hacia un nuevo sistema alimentario, alejado de la ganader¨ªa industrial. Les hacen falta representantes pol¨ªticos que se atrevan a dejar de incentivar la producci¨®n y el consumo de carne y favorezcan el desarrollo y el consumo de prote¨ªna alternativa, con investigaciones en el campo cient¨ªfico y campa?as de concienciaci¨®n ciudadana.
La sociedad tambi¨¦n est¨¢ lista para afrontar un cambio de modelo alimentario. Durante el confinamiento, en Espa?a ha crecido la compra de legumbres, frutas y verduras. Adem¨¢s, tres de cada 10 espa?oles afirma haber consumido m¨¢s alternativas vegetales. La pandemia parece favorecer el consumo de prote¨ªna vegetal en todo el mundo. Seg¨²n un reciente estudio de MarketsandMarkets, el mercado de la carne vegetal en EE.?UU. crecer¨¢ un 17% para 2021. Esta inercia del consumo debe ser respaldada con medidas como un impuesto de carbono sobre la carne y los l¨¢cteos y la reducci¨®n del IVA de las alternativas vegetales.
El modelo alimentario actual lleva demasiado tiempo fallando a consumidores y productores y necesita una transformaci¨®n profunda. Nuestros representantes pol¨ªticos tienen una oportunidad de oro para ser valientes y cambiar un sistema herido de muerte, que est¨¢ destrozando el planeta, nuestra salud y la vida de miles de millones de animales. Es el momento de iniciar una transici¨®n proteica que reduzca considerablemente el n¨²mero de animales explotados para consumo humano y apueste por la prote¨ªna alternativa.
Cristina Rodrigo Ruiz es la directora de Proveg Espa?a
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