Nigeria y su desierto de salud mental
El pa¨ªs est¨¢ fallando a una gran parte de la poblaci¨®n que sufre problemas psiqui¨¢tricos. Con la mejora de la legislaci¨®n, educaci¨®n y sistemas de apoyo se puede cambiar el rumbo
Para la mayor¨ªa de los nigerianos, las enfermedades mentales se dan "cuando alguien empieza a correr desnudo por ah¨ª". Es un error impactante. Pero el 70% de los encuestados en un estudio reciente ¡ªel mayor en el pa¨ªs en casi 20 a?os¡ª lo cree. Y esa fue tan solo una de las muchas ideas equivocadas y nocivas que mostr¨® el informe.
La encuesta, que cont¨® con 5.315 participantes y fue llevada a cabo por nuestras organizaciones ¡ªEpiAFRIC y el Instituto de Encuestas de ?frica (Africa Polling Institute)¡ª detect¨® que el 84% cree que los problemas mentales se deben al consumo excesivo de estupefacientes, el 60% vincula esas enfermedades con el "mal de la mente", el 54% a la "posesi¨®n por esp¨ªritus malignos" y el 23% a un "castigo de Dios". Casi un tercio, el 32%, cree que los problemas mentales vienen de la familia.
Dados tales errores, tal vez no sorprenda que el 69% de los encuestados dijeran que no tendr¨ªan ning¨²n tipo de relaci¨®n con alguien con problemas mentales: el 58% por una cuesti¨®n de seguridad personal. Solo el 26% de los participantes considera que podr¨ªa llegar a ser amigo de una persona con enfermedades mentales, apenas el 2% har¨ªa negocios con alguien as¨ª y un ¨ªnfimo 1% considerar¨ªa el matrimonio. Los nigerianos a menudo reciben la recomendaci¨®n de verificar si la familia de un posible c¨®nyuge tiene un historial de enfermedades mentales.
Este estigma tiene graves consecuencias para quienes se enfrentan a problemas de salud mental. Los encuestados respondieron que si ven a alguien que sufre trastornos mentales, el 8% lo llevar¨ªa a un curandero tradicional, el 4% lo encerrar¨ªa y el 2% tratar¨ªa de sacarle la enfermedad a golpes. Considerando que el 48% respondi¨® que conoce a alguien que sufre un problema mental ¡ªun grupo que puede llegar a incluir hasta al 30% de la poblaci¨®n, seg¨²n algunas estimaciones¡ª lo que implican esas respuestas es muy vasto.
Para empeorar a¨²n m¨¢s las cosas, el estigma de la salud mental en Nigeria est¨¢ arraigado en su sistema legal. La Ley de la Locura (Lunacy Act) de 1958, a¨²n vigente ¡ªuna ley colonial que legaliza la violaci¨®n de los derechos de los enfermos mentales¡ª, rige la atenci¨®n de las enfermedades psiqui¨¢tricas. Por ejemplo, la ley autoriza a quienes practican la medicina y a los magistrados a identificar a los "locos" y detectar cu¨¢ndo y durante cu¨¢nto tiempo se los debe detener (habitualmente, en prisiones junto a criminales). La Asamblea Nacional tiene un proyecto de ley para reemplazarla desde 2003. Aunque el Comit¨¦ de Salud del Senado llev¨® recientemente a cabo una audiencia p¨²blica sobre el proyecto de ley, a¨²n no ha sido aprobado.
Dados el estigma social y la falta de protecci¨®n legal, es comprensible que los nigerianos que batallan con enfermedades mentales sean reacios a buscar ayuda, pero incluso quienes lo intentan pueden tener dificultades para conseguirla. Aun si fueran a un hospital ¡ªdonde el 65% de los encuestados dijo que llevar¨ªa una persona con enfermedades mentales¡ª nada garantiza que haya un profesional cualificado disponible. Seg¨²n la Asociaci¨®n de Psiquiatr¨ªa de Nigeria, solo 250 psiquiatras brindan servicios a los 200 millones de personas de Nigeria, uno cada 800.000 personas. Estados Unidos, con 28.000 psiquiatras y 330 millones de personas, tiene uno cada 11.786.
Dada la extensa capacitaci¨®n que requieren los psiquiatras, ser¨¢n necesarias d¨¦cadas para solucionar este d¨¦ficit (y solo si se alienta a los j¨®venes a dedicarse a esta especialidad). Por eso, quienes est¨¢n a cargo de las pol¨ªticas deben actuar ya mismo, tanto para reducir el estigma ¡ªespecialmente corrigiendo las ideas falsas sobre las enfermedades mentales¡ª como para proporcionar la atenci¨®n y el cuidado adecuados para quienes lo necesitan actualmente.
Para ello, ya est¨¢n surgiendo enfoques innovadores, la iniciativa Mentally Aware Nigeria usa el poder de los medios sociales para educar al p¨²blico sobre cuestiones de salud mental. Tambi¨¦n ha establecido una l¨ªnea de ayuda para suicidas y personas angustiadas, que brinda intervenci¨®n inmediata y "primeros auxilios mentales" antes de derivar a quienes llaman para que reciban atenci¨®n especializada.
El 69% de los encuestados no tendr¨ªan ning¨²n tipo de relaci¨®n con alguien con problemas mentales
Nigeria dista de estar sola, en Zimbabue, Friendship Bench (Bancos de Amistad, en castellano) promueve un enfoque basado en las comunidades, mediante el cual vecinos no especializados en salud ¡ªespecialmente "abuelas" (mujeres ancianas)¡ª ofrecen terapia conversacional emp¨ªrica, en bancos bajo los ¨¢rboles. Un ensayo cl¨ªnico publicado en el Journal of the American Medical Association mostr¨® que, despu¨¦s de seis meses, quienes recibieron esta intervenci¨®n tuvieron puntajes de s¨ªntomas significativamente menores que el grupo de control, que recibi¨® atenci¨®n convencional ampliada.
En lugares m¨¢s distantes hay innovaciones incluso m¨¢s inesperadas. Por ejemplo, en Estados Unidos, la Oasis Alliance ¡ªuna organizaci¨®n sin fines de lucro con sede en Virginia¡ª usa el dise?o de interiores para "fomentar y acelerar la recuperaci¨®n, el crecimiento y el bienestar mental" en personas que han sufrido traumas.
Por supuesto, estos programas cuestan dinero, por lo tanto, adem¨¢s de cambiar las leyes de salud mental, el Gobierno nigeriano debe asignar m¨¢s fondos al sector. Se destinan menos de tres d¨®lares anuales por persona en el mundo, de media, a la salud mental, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud; en pa¨ªses con bajos ingresos, esa asignaci¨®n puede caer incluso hasta 0,25 d¨®lares por persona. En Nigeria, el presupuesto nacional para salud mental b¨¢sicamente cubre los costos de capital y los salarios del personal en los hospitales neuropsiqui¨¢tricos federales, y habitualmente solo se ejecuta una fracci¨®n del presupuesto asignado.
Una forma de lograr que esos fondos limitados rindan m¨¢s ser¨ªa agregar la atenci¨®n para la salud mental a los programas existentes de salud p¨²blica financiados por donantes. Por ejemplo, los programas para el VIH/Sida debieran incluir servicios de salud mental para las personas afectadas. Adem¨¢s, habr¨ªa que obligar a las aseguradoras de salud a incluir estos servicios en sus planes, para que la gente no tenga que pagar por ellos de forma directa, una barrera infranqueable para muchos.
Nigeria le est¨¢ fallando a su gente con problemas de salud mental, que no es una parte peque?a de la poblaci¨®n; pero mejorando la legislaci¨®n, la educaci¨®n y los sistemas de apoyo ¡ªdise?ados e implementados con la participaci¨®n de los donantes, defensores y profesionales¡ª el pa¨ªs puede revertir el problema de la salud mental y sentar las bases para un futuro m¨¢s sano, feliz y productivo.
Ifeanyi M. Nsofor es m¨¦dico y miembro s¨¦nior de Atlantic Fellows for Health Equity en la Universidad George Washington, y director ejecutivo de EpiAFRIC y director de Pol¨ªticas y Apoyo para Nigeria Health Watch. Su cuenta en Twitter: @ekemma. Bell Ihua es especialista en metodolog¨ªa de las ciencias sociales y experto en encuestas, es director ejecutivo del Africa Polling Institute (API). Su cuenta en Twitter: @Bellemskey.
Copyright: Project Syndicate, 2020.
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