Gracias, amigos
La pandemia nos ha sacado a la inmensa mayor¨ªa de la contemplaci¨®n de nuestro propio ombligo
Mientras escribo este texto (y aqu¨ª, lo siento mucho, viene el aburrid¨ªsimo aviso habitual: el art¨ªculo tarda 15 d¨ªas en publicarse) percibo alrededor un desaliento que empieza a calar como la lluvia mansa. Hace tres meses comenzamos este apocalipsis en estado de choque pero enardecidos, uniendo nuestras fuerzas contra la oscuridad y queriendo creer que la bondad y la generosidad saldr¨ªan reforzadas. Ahora, en cambio, veo que muchos andan con el ¨¢nimo aterido, que les asusta la bronca ¨¢spera y creciente, la furia en la pol¨ªtica y en las calles, la falta de solidaridad de los irresponsables que incumplen las normas de protecci¨®n m¨¢s b¨¢sicas. ¡°Esta crisis no est¨¢ fomentando lo mejor de la gente, sino lo peor¡±, me ha dicho un amigo.
Pues bien, yo no soy as¨ª de pesimista. Y pondr¨¦ un ejemplo: en el sondeo del CIS del mes de marzo, en la pregunta relativa a c¨®mo percib¨ªa la gente su situaci¨®n econ¨®mica, s¨®lo un 35,8% contestaron que les parec¨ªa ¡°buena¡± o ¡°muy buena¡±. Pero en el sondeo de abril esta cifra ascendi¨® al 69,8% de los espa?oles; y en el de mayo a¨²n subi¨® hasta el 70,1%. Mientras la econom¨ªa de nuestro pa¨ªs se hunde y la peor tormenta de la historia arrecia, 7 de cada 10 compatriotas consideran que su situaci¨®n es buena o muy buena, doblando, en dos meses de espanto, el porcentaje anterior al estado de alarma. Estos datos del CIS fueron muy criticados. Hab¨ªan cambiado la empresa encuestadora y desapareci¨® la opci¨®n de responder ¡°regular¡±, antes elegida por el 38%. Pero de esos, un 33% marc¨® ¡°bien¡± y s¨®lo un 4% respondi¨® ¡°mal¡±. Algo muy raro a lo que no le encuentro otra explicaci¨®n que la de la activaci¨®n vertiginosa de las neuronas espejo, aquellas que est¨¢n en la base misma de la empat¨ªa y que nos permiten ser mejores de lo que habitualmente somos. Un amigo querido, periodista y joven, me dijo hace poco: ¡°Mi sueldo bruto es de casi 1.500 euros y he cobrado 440 del ERTE. Y doy gracias¡±. Ese doy gracias es la clave de todo. La pandemia nos ha sacado a la inmensa mayor¨ªa de los espa?oles de la contemplaci¨®n de nuestro propio ombligo; nos ha hecho ponernos en el lugar de los dem¨¢s, dolernos por los graves dolores que esta crisis nos ha tra¨ªdo, preocuparnos por los m¨¢s d¨¦biles y los m¨¢s desprotegidos. Estoy segura de que si a mi amigo le hubieran planteado la pregunta del CIS, se hubiera decantado por la respuesta ¡°bien¡± con sus m¨ªseros 440 euros. Hemos aumentado el estoicismo y la resiliencia; y, sobre todo, nos hemos puesto a mirar a los dem¨¢s con genuina compasi¨®n, una hermosa palabra que significa precisamente sentir con.
Lo cual en realidad est¨¢ lleno de l¨®gica, es el comportamiento habitual del ser humano en estos casos. Numerosos estudios demuestran que los colectivos en situaci¨®n m¨¢s precaria son m¨¢s solidarios que los poderosos, porque necesitan esa ayuda mutua para sobrevivir. Es un recurso gen¨¦tico, pero eso no impide que sea hermoso.
Y as¨ª, al igual que mi amigo agradece sus 440 euros, yo quiero dar las gracias a todos esos conciudadanos que hacen pi?a emocional con los m¨¢s d¨¦biles, que son capaces de llevar con entereza sus propios miedos y que est¨¢n dispuestos al sacrificio. Gracias a los que siguen aplaudiendo todos los d¨ªas, creando ese peque?o espacio transversal de cooperaci¨®n y afecto. Gracias tambi¨¦n a los que aplauden aunque luego aporreen una sart¨¦n, que me consta que los hay; la gente tiene todo el derecho a protestar, pero aquellos que adem¨¢s de protestar siguen aplaudiendo creo que no se han dejado comer el coco por el sectarismo agresivo y cainita de unos cuantos que tampoco son tantos (un ruego: si en vez de dar el tabarr¨®n durante media hora limitaran el caceroleo a 10 minutos, la salud mental y auditiva del pa¨ªs mejorar¨ªa). Gracias a todos los que se ponen mascarillas para cuidar al pr¨®jimo: los energ¨²menos que incumplen sin motivo son pocos. Comprobar la mucha gente responsable que hay me sube una sonrisa fraternal a los labios y, como el gesto no se ve bajo la protecci¨®n, propongo que adoptemos el signo sonrisa de la lengua de signos: batir el aire con el dedo ¨ªndice estirado junto a la comisura de la boca, en direcci¨®n a la oreja. En suma: gracias, amigos todos, compatriotas, por intentar surcar con corazones blancos estas aguas tan negras.
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