El emotivo reencuentro de una enfermera y sus hijas tras nueve semanas separadas por la pandemia
Suzie Vaughan, sanitaria en Inglaterra, decidi¨® sorprenderlas esta semana. Las peque?as no pudieron contener los gritos ni el llanto al ver a su madre
Los sanitarios han luchado con u?as y dientes para que todos los pacientes que llegasen a su hospital en esta pandemia fueran, entonces y ahora, atendidos con el mejor cuidado posible. Un sobreesfuerzo que les ha expuesto mucho a la covid-19 y que les ha convertido en uno de los sectores con mayor n¨²mero de contagios, oblig¨¢ndoles a tomar decisiones dr¨¢sticas para con sus familiares con el objetivo que estos no resultasen infectados.
Este es el caso de la sanitaria brit¨¢nica Suzie Vaughan, de 43 a?os, que, ante la llegada de la pandemia y viendo lo que se les ven¨ªa encima, decidi¨® mandar a sus dos hijas (Hettie, de siete a?os, y Bella, de nueve) a vivir con su hermana, informa la BBC.
Aunque la enfermera, trabajadora en el hospital Queen Elizabeth en Norfolk (Inglaterra), es habitualmente ayudante de cirujanos, la crisis sanitaria hizo que fuera recolocada en la Unidad de cuidados intensivos. Por eso tom¨® la decisi¨®n de alejarse de las ni?as. Vaughan reconoce que fue muy dif¨ªcil tomarla, y que tuvo momentos de tristeza en los largos turnos de 12 horas que ha trabajado durante esta pandemia. ¡°Segu¨ªa pensando en ellas, pero quer¨ªa mantenerlas a salvo. As¨ª tambi¨¦n pude dedicar m¨¢s horas al trabajo y ayudar a los pacientes que lo necesitaban¡±, ha declarado la mujer al mismo medio.
Han tenido que pasar nueve semanas para que esta mujer, ya m¨¢s liberada, decidiera por fin sorprender a sus dos peque?as, algo que sucedi¨® este mi¨¦rcoles. El video del emotivo reencuentro, en el que no han faltado los gritos y el llanto, deja patente que estos trabajadores y sus familias han sufrido much¨ªsimo durante esta pandemia de coronavirus.
En el corto se ve c¨®mo ambas peque?as est¨¢n sentadas juntas en el jard¨ªn, viendo algo en su port¨¢til, mientras su madre, que entra sigilosa, se coloca detr¨¢s de ellas. Pasados unos segundos, y sin que sus hijas se percaten, pregunta: ¡°?Qu¨¦ est¨¢is viendo?¡±. Las ni?as, reticentes, se giran con incredulidad al reconocer la voz, hasta que gritan sorprendidas un gran ¡°?Mam¨¢!¡±. Y entonces se abrazan y la emoci¨®n inunda el ambiente. ¡°Ha sido absolutamente incre¨ªble, muy dif¨ªcil de describir. Pens¨¦ que el coraz¨®n se me sal¨ªa del pecho. Fue genial¡±, ha dicho la progenitora a la cadena brit¨¢nica.
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