Ser refugiado es ...
El secuestro, la desaparici¨®n y la muerte de su hijo mayor llevaron al autor de este relato a huir a Ecuador. Por el D¨ªa Internacional del Refugiado, este 20 de junio, comparte su historia
Ser refugiado es a?orar volver a vivir con seguridad y paz. Es una dualidad de sentimientos encontrados. La felicidad de tener la tranquilidad que en mi pa¨ªs perd¨ª. La tristeza de abandonar mi tierra a causa de amenazas de muerte por parte de grupos irregulares. Es una inc¨®gnita para el futuro, todo fue destruido en el pa¨ªs del que march¨¦.
En mi caso, me encuentro refugiado desde hace 17 a?os. Las causas que me llevaron a huir fueron el secuestro, la desaparici¨®n y la muerte de mi hijo mayor, Jos¨¦ Joaqu¨ªn. Hasta hoy no lo he podido encontrar, aunque lo he buscado por todos los medios. En Colombia, tambi¨¦n recib¨ª cartas con amenazas por abstenerme de pagar la famosa vacuna, una forma de extorsi¨®n utilizada por los grupos armados.
Adem¨¢s, me enter¨¦ de la participaci¨®n de personas pertenecientes a la fiscal¨ªa y la polic¨ªa en esas extorsiones, lo que me llev¨® a realizar una denuncia p¨²blica. Eso desat¨® la persecuci¨®n: fui declarado objetivo militar por parte de grupos paramilitares. Fue entonces cuando decid¨ª vender el negocio de servicio y compra venta de autom¨®viles al cual estaba dedicado. Vend¨ª lo que ten¨ªa a precios de oferta y liquid¨¦ la n¨®mina de mis colaboradores.
En aquel momento, mi hijo era socio del negocio, lo cual fue aprovechado por el grupo armado antes mencionado. Iban por m¨ª, pero las cosas del destino hicieron que se lo llevaran a ¨¦l.
Aquel d¨ªa yo estaba ocupado, por lo que no pude llevar el carro al chequeo policial. Fue un jueves a las dos de la tarde cuando mi hijo se ofreci¨® a llevar el auto a la revisi¨®n de la polic¨ªa, ¨²ltimo d¨ªa en que lo vi. Tres d¨ªas despu¨¦s, el domingo, entr¨® una llamada a mi casa. Contest¨® mi esposa, en sus ojos observ¨¦ la angustia y el dolor que sent¨ªa. Cuando colgaron el tel¨¦fono, silencio; rodaban l¨¢grimas en sus ojos y mejillas. El mensaje fue claro, fuerte y cruel: eliminaron a Jos¨¦ Joaqu¨ªn, no lo busques m¨¢s, arrojaron sus restos al r¨ªo. Todo por haber denunciado p¨²blicamente.
Tristeza, dolor, ira e impotencia. Qu¨¦ m¨¢s daba proteger a mi familia y mi integridad. Eso fue lo que sent¨ª aquel momento. Y lo siguiente fue escapar. Ante el temor y el hostigamiento, tom¨¦ la ruta del sur para proteger a mi familia y mi propia vida.
Ecuador me abri¨® los brazos y desde que llegu¨¦ tengo el estatus de refugiado. En estos 17 a?os, he desarrollado diferentes labores, como tambi¨¦n he tenido relaci¨®n con ciudadanos ecuatorianos de gran talante y altura. He desempe?ado diversas labores muy ajenas al trabajo que ten¨ªa en Colombia. Hoy vivo en Guayaquil, ciudad donde ejerzo mi actividad profesional como experto en medicina ancestral. Ayudo a mis pacientes a regenerar el organismo y reforzar el sistema inmunitario.
El mensaje fue claro, fuerte y cruel: eliminaron a Jos¨¦ Joaqu¨ªn, no lo busques m¨¢s, arrojaron sus restos al r¨ªo
Tras todas las dificultades, cuando cre¨ªa que ya pod¨ªa llevar una vida normal, me sorprendi¨® la irrupci¨®n de la covid-19. La pandemia me ha cambiado completamente el panorama, igual que a todos los habitantes del Ecuador y del planeta. Hemos afrontado tiempos de temor, cuarentenas e inestabilidad econ¨®mica. En el barrio donde vivo, varias personas fallecieron, lo cual produjo en los vecinos y en mi familia la alerta ante el miedo de un contagio colectivo. Preocupaci¨®n y tristeza al saber lo que estaba sucediendo. De todas formas, afrontamos esa cruda realidad y hemos seguido adelante.
Tomando las medidas de seguridad sanitaria necesarias, hoy por hoy he podido retomar mis labores, buscando la calidad de vida de mis pacientes, pero sin olvidar las debidas protecciones para cuidarme a m¨ª y a los que me rodean.
El largo tiempo que he pasado en Ecuador me ha permitido encontrar una segunda patria que me ha acogido y en la que me siento como en casa. A mis 77 a?os, estoy convencido de que ser¨¢ aqu¨ª donde terminar¨¦ mi paso por la vida.
Joaqu¨ªn Villarraga es refugiado colombiano en Ecuador. Este testimonio fue recogido por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en Ecuador y el Comit¨¦ Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH).
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