Cinco lecciones aprendidas en la #SemanaSinCarne
Una de ellas ha sido que prescindir de la prote¨ªna animal tiene que ser por placer y no obligaci¨®n
Una vez que te has inscrito a pasar una #SemanaSinCarne, Proveg, que organiza el reto del 15 al 21 de junio, te env¨ªa un primer mail con la ¡°lista de la compra ideal¡± para proveerse de todo lo necesario para sobrevivir durante la semana. Debo confesar que a primera vista me entr¨® algo de p¨¢nico: hab¨ªa much¨ªsimos ingredientes y di por sentado que no conseguir¨ªa, ni en broma, completar la lista, pero a medida que fui leyendo ca¨ª en la cuenta de que ya ten¨ªa la mayor¨ªa de las cosas en casa. Y es que, pol¨¦mica de la carne al margen, soy una gran fan de la fruta y de la verdura.
1) Decir no a la carne es decir s¨ª a la verdura (y a la fruta, y a las legumbres y a los cereales). Esta afirmaci¨®n puede sonar a perogrullada, pero tiene m¨¢s chicha de lo que parece a simple vista. Me doy cuenta de que soy capaz de plantearme abandonar la carne porque tengo un abanico enorme donde escoger, en vez de prote¨ªna animal, y porque s¨¦ que voy a comer alimentos sabrosos y que me gustan. As¨ª que yo aconsejar¨ªa antes de dejar la carne, explorar a fondo el mundo de la verdura y de los cereales.
A veces en mi mercado de barrio los agricultores ofrecen verduras que ni s¨¦ c¨®mo se llaman y no me corto un pelo para preguntarles el nombre y para pedirles indicaciones de c¨®mo cocinarlas. La semana pasada sin ir m¨¢s lejos descubr¨ª el pepino Kaiser Alexander, un nombre muy pomposo, la verdad, para un pepino que no tiene sangre azul por sus venas. Cu¨¢ntas veces al comprar, en el mercado o en el super, escogemos el camino trillado, el tiro seguro, y hacemos la misma compra repetitiva semana tras semana sin atrevernos a explorar nuevas sendas. Por cierto, muy bueno el susodicho Kaiser Alexander.
Es mejor buscar el placer en los nuevos h¨¢bitos que adquirimos que intentar lavar malas conciencias
2) Comer bien significa invertir tiempo (para comprar y para cocinar). Comer bien (sano, con valor nutricional, bio, local, vegano¡) significa invertir tiempo s¨ª o s¨ª. Aqu¨ª en Francia se anuncia una empresa que te despacha en casa un paquete con productos frescos y las recetas ad-hoc para ¡°comer bien¡± durante siete d¨ªas. Me parece algo triste. ?No hay ni tiempo para ir a comprar, para seleccionar tus manzanas a la vista y al tacto, para intercambiar cuatro frases con el agricultor, para agradecerle el sabor de los tomates de la semana pasada? Dime en qu¨¦ inviertes el tiempo y te dir¨¦ cu¨¢les son tus prioridades.
Cocinar necesita tambi¨¦n tiempo. Soy de las que antes me fastidiaba encerrarme en la cocina porque lo ve¨ªa como una p¨¦rdida de tiempo insoportable. Decid¨ª hace un tiempo cambiar el chip y ver ese tiempo como una gran inversi¨®n para la salud ?¡ªy para el placer¡ª de todo aquel que se sienta a mi mesa. Si me aburre pelar y cortar y trocear y raspar, me pongo m¨²sica o la radio o una conferencia pero a menudo me concentro en lo que hago: me fascinan las texturas de los productos, los diferentes colores, el resultado de la cocci¨®n, los olores y sabores inesperados que resultan de mezclar ingredientes, la fragancia de las hierbas arom¨¢ticas. De hecho, es un placer cocinar porque uno disfruta ya pensando en lo buena que va a estar la comida. Y si encima es sana, nutritiva, y la producci¨®n de los ingredientes no ha maltratado ni a la tierra ni a los animales, miel sobre hojuelas.
3) Hay que aceptar el reto con placer y no por obligaci¨®n. En cuestiones de consumo responsable a veces actuamos motivados por la mala conciencia, abrumados por el alud de informaci¨®n que nos se?ala con el dedo como culpables de malas pr¨¢cticas que est¨¢n da?ando al planeta y a sus habitantes. Creo que es mejor buscar el placer en los nuevos h¨¢bitos que adquirimos que intentar lavar malas conciencias. No solo disfruto cocinando. Tambi¨¦n disfruto incluso emplatando. Las frutas y verduras ofrecen unas combinaciones tan fascinantes de colores que a veces me sabe mal comer lo que he preparado porque al hacerlo destruyo el bodeg¨®n en 3D que acabo de componer. Si intento imponerme un nuevo h¨¢bito de consumo sin convicci¨®n, solo por obligaci¨®n, y sobre todo sin encontrarle la gracia, inexorablemente acabar¨¦ descart¨¢ndolo.
4) El reto supone doble carga de trabajo (cuando t¨² cocinas y vives con otros). Somos cinco en casa y a pesar de ser una buena tropa estoy sola ante el desaf¨ªo de la #SemanaSinCarne. No puedo (ni quiero) obligar a los dem¨¢s a seguirme, pero tampoco puedo escudarme en el hecho de estar sola para tirar la toalla antes de empezar. Me toca por lo tanto cocinar el doble: una olla para ellos y otra para m¨ª. Lo bueno del tema es que la experiencia acaba pic¨¢ndoles la curiosidad aunque de entrada se abstengan. El otro d¨ªa mis hijos se zamparon tan ricamente los filetes de tofu rebozados que hab¨ªa preparado en principio para m¨ª sola. Y lo hicieron sin saber ni importarles lo que era, atra¨ªdos por su aspecto apetitoso y por el hecho de que yo misma estaba comi¨¦ndolos. As¨ª que doble carga pero, seg¨²n como se mire, doble gozo tambi¨¦n: el m¨ªo y el de los otros.
5) El reto te obliga a mantener el esp¨ªritu abierto. Cuando en marzo me hab¨ªa decidido a aceptar el #VeggieChallenge me hice un prop¨®sito personal: ir a nuevas tiendas de alimentaci¨®n. No nuevas porque acabaran de abrir sino porque yo a¨²n no hab¨ªa entrado en ellas. Y es que la novedad me da pavor. Qu¨¦ pereza tener que recorrer pasillos sin saber donde est¨¢n las cosas. Y a¨²n peor: no reconocer los envases porque las marcas no son las convencionales. Y a¨²n peor (s¨ª, puede ser peor a¨²n): ni siquiera reconocer los productos porque una no sabe ni qu¨¦ son ni c¨®mo se consumen. Tuve esta experiencia en una tienda de alimentaci¨®n bio de una cooperativa aqu¨ª en mi ciudad francesa. El primer d¨ªa fue algo durillo porque estamos acostumbrados a rematar la compra casi solo con un clic en el teclado. Y ah¨ª tuve que invertir una horita indagando en los estantes. Descubr¨ª varias cosas tentadoras y compr¨¦ algunos paquetes que traje a casa con tanta alegr¨ªa como si fueran trofeos de caza.
En resumen, me digo que a estas alturas de la pel¨ªcula, nos sobra la informaci¨®n, rebosamos de buena voluntad, y lo que nos falta las m¨¢s de las veces es pura y simplemente la capacidad de decisi¨®n, el coraje de decir ¡°no¡± a lo que sabemos positivamente malo y de decir ¡°s¨ª¡± a lo que sabemos a ciencia cierta que nos conviene, a nosotros, al planeta y a los animales. Invertir tiempo, esfuerzo y luchar sin tregua contra las inercias y la pereza, que no est¨¢ ni por la labor de aprender siquiera una receta nueva. Todo eso es de hecho lo que hay que priorizar para mejorar los h¨¢bitos de consumo.
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