¡°No poder reconfortarse libremente en el abrazo o el beso supone un estr¨¦s emocional para los ni?os, para todos¡±
Dentro de esta situaci¨®n de crisis, se a?ora el contacto pleno y libre con familiares, amigos y conocidos. Los expertos se?alan un proceso de cambio en las relaciones m¨¢s estrechas en cuatro tiempos
El confinamiento ha posicionado el hogar como epicentro de una vida m¨¢s fr¨ªa y distante. ¡°La situaci¨®n que estamos viviendo nos ha impuesto volver a entrar en nuestras viviendas y en nuestras relaciones familiares m¨¢s ¨ªntimas con nosotros mismos, la pareja o los hijos. Y desde este enfoque hemos de relacionarnos con precauci¨®n y responsabilidad con el resto de personas y sin la completa seguridad, pese a que muchas personas s¨ª crean estar seguros al 100%¡±, refiere Maite D¨ªaz Alonso, psic¨®loga.
Dentro de esta etapa extraordinaria y alejada de cualquier idea preconcebida, se a?ora el contacto pleno y libre con familiares, amigos y conocidos. ¡°Si lo que m¨¢s demandamos hacer, es pasar tiempo ¨Csin l¨ªmite, inseguridad y restricciones¨C en nuestro entorno, incluso fuera de ¨¦l, puede extraerse un claro mensaje. Ante todo necesitamos afecto y no centrar la atenci¨®n tanto en lo negativo o lo que nos falta. Hay aspectos en las relaciones entre personas que han cambiado y tendremos que reeducar -tanto padres como profesores-, a nuestros ni?os¡±, manifiesta Irene Rial, pedagoga y profesora de Primaria.
Los padres se han sentido sobrepasados por tanto cambio y desestructuraci¨®n en las formas de vida y se ven en la obligaci¨®n de tener prevenidos a los hijos y con atenci¨®n a las medidas que se van imponiendo, sobre todo en lo que respecta al sector de la ense?anza. ¡°Somos muchos los padres que nos hemos desvivido porque nuestros hijos hayan estado presentes en cada momento de nuestras vidas, para que socializasen sin coacciones, conociesen las palabras respeto e igualdad en el m¨¢s amplio sentido y tuviesen consideraci¨®n y cortes¨ªa hacia el mayor y las dem¨¢s personas con las que se cruzan. Pero, nos seguimos encontrando en una tesitura donde debemos decirles que est¨¦n alerta, no se acerquen demasiado a las personas o lleven la mascarilla. Les hemos hablado de un mundo libre y lleno de oportunidades. No obstante, ahora est¨¢n viviendo algo que ha alterado esas ideas. Pese a que existe una incipiente normalidad y los ni?os van retomando algunas relaciones, algunos han sufrido mucho y deben seguir adapt¨¢ndose al cambio¡±, se lamenta Miriam Mart¨ªnez, madre de una ni?a de seis a?os.
Los diferentes tiempos en el distanciamiento f¨ªsico. ?Qu¨¦ viene?
D¨ªaz Alonso?habla de una ¡°cultura de la distancia y del no-contacto f¨ªsico¡±. ¡°Esto modificar¨¢ comodidades y ciertos modelos de comportamiento que ten¨ªamos muy interiorizados, como besarse, sobre todo con gente que se acaba de conocer y reunirse grandes cantidades de personas en macrofiestas, festivales, discotecas o fiestas populares... Van a transformarse nuestros h¨¢bitos relativamente. No obstante, siempre hay quien lo ve todo muy sencillo y desoye las recomendaciones. El claro ejemplo se evidencia con los rebrotes en diferentes lugares de nuestro pa¨ªs, m¨¢s de 100, que se est¨¢n produciendo¡±, asevera la profesional. La experta se?ala un proceso de cambio enfocado en cuatro tiempos:
- En el primero, hemos pasado un tiempo cargado de incertidumbre, donde no exist¨ªa libertad de movimiento. Nuestro cometido fue aprender a gestionar el miedo e inseguridad.
- En el segundo, nos encontramos en un momento de vuelta a la seminormalidad. Hay gente que respeta y otra que solo piensa en su propio bienestar.
- El tercero resultar¨¢ cuando se encuentre la vacuna y previsiblemente llegar¨¢ una relativa calma y confianza.
- El ¨²ltimo tiempo es la fase de olvido paulatino. En ¨¦,l se vislumbrar¨¢ lo m¨¢s parecido a la situaci¨®n de antes de la crisis sanitaria.
Lo f¨ªsico puede dejar de ser la primera opci¨®n y dar espacio a la forma relacional m¨¢s tecnol¨®gica. ¡°Daremos mayor importancia al aspecto verbal y audiovisual. Solo basta ver c¨®mo las videollamadas se utilizan para trabajar, comunicarse con amigos y familia y para el estudio. El teletrabajo se est¨¢ asentando entre la sociedad. Mucha gente tendr¨¢ presente el tema de la higiene, seguridad y protecci¨®n a su c¨ªrculo m¨¢s cercano. Hay padres que se angustian al pensar en septiembre, cuando sus hijos afronten el nuevo curso. No poder reconfortarse libremente en el abrazo o el beso con otros, con cualquiera, va a suponer un estr¨¦s emocional fuerte para todos¡±, asegura la pedagoga.
Hemos formado parte de la psicosis y desinfecci¨®n y seguimos con el gel hidroalcoh¨®lico en el bolso y la atenci¨®n a la seguridad sanitaria. ¡°Se impondr¨¢n h¨¢bitos basados en criterios del "no tocar". El rigor de las rutinas higi¨¦nicas debilitar¨¢ la sociabilidad espont¨¢nea de tantas culturas del contacto. Se mover¨¢n menos las gentes y las cosas. El consumo de proximidad se preferir¨¢ al lejano y el tiempo pausado al vertiginoso: Viviremos m¨¢s juntos. No obstante, los seres humanos somos seres sociales, por lo tanto, lograremos adaptarnos a lo que suceda¡±, concluye D¨ªaz Alonso.
¡°Este golpe de realidad ha roto nuestros esquemas y nos ha hecho reflexionar, aunque no a todos. La responsabilidad y buen juicio tampoco son inherentes a todo el mundo. Es real que muchas personas se saltan las medidas y recomendaciones que se van imponiendo. Sin embargo, por otro lado, hay familias que quedan tocadas de por vida. No se han recuperado las relaciones plenas entre miembros de las familias y las personas menos confiadas viven en la angustia de que esto no termine como se espera¡±, expone Rial.
La situaci¨®n merece pinceladas de respeto y solidaridad hacia quienes han perdido la vida, siguen contagi¨¢ndose y cuidan y se preocupan por los dem¨¢s. ¡°Estamos empezando a dar valor a lo que siempre lo ha tenido, aunque todav¨ªa banalicemos con algunos aspectos. Aunque en muchos puntos retomemos lo que ¨¦ramos, hemos descubierto que podemos vivir con lo justo y enfrentarnos a situaciones dif¨ªciles. No resulta tan complicado seleccionar nuestras prioridades. Con valent¨ªa y respeto, podemos ser generosos y salir adelante¡±, finaliza la pedagoga.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.