¡°Si lloras no te voy a hacer caso¡±: estos son los riesgos de anestesiar emocionalmente a los ni?os
Los padres deben favorecer la alegr¨ªa de los ni?os, pero sin tratar de encontrarla donde no tiene cabida. Estar contento est¨¢ sobrevalorado
Vivimos en una sociedad caracterizada por la rapidez, el hedonismo, la competitividad y la huida despavorida de las emociones desagradables. Parece que emociones como el miedo, la rabia o la tristeza nos queman y no tienen el estatus del que goza la alegr¨ªa. Frases como ¡°si lloras no te voy a hacer caso¡±, ¡°tampoco es para enfadarse tanto¡± o ¡°no tengas miedo porque los monstruos no existen¡± son algunos de los muchos ejemplos que escuchamos diariamente y que demuestran lo inc¨®modas que nos hacen sentir las emociones de defensa. Todos los adultos que estamos alrededor de los ni?os y adolescentes, seamos madres, padres, maestros o profesionales, queremos que crezcan sanos y rodeados de situaciones positivas. Y est¨¢ bien que busquemos la felicidad de nuestros hijos y tratemos de que la emoci¨®n que m¨¢s aparezca en sus vidas sea la alegr¨ªa. Ahora bien, me vais a permitir que os diga que, desde mi punto de vista, est¨¢ bien que favorezcamos la alegr¨ªa en nuestros hijos pero sin tratar de encontrarla donde no tiene cabida, donde nadie la deber¨ªa esperar. En mi humilde opini¨®n, la alegr¨ªa est¨¢ sobrevalorada, y os explicar¨¦ por qu¨¦.
Empezar¨¦ describiendo una situaci¨®n que llam¨® poderosamente mi atenci¨®n el verano pasado. Mi hija, que a¨²n no contaba con un a?o de edad, se encontraba bastante mal y su madre y yo decidimos llevarla a urgencias. All¨ª nos atendieron muy cari?osamente y dado que no revest¨ªa gravedad, nos indicaron que esper¨¢semos en la sala de espera de urgencias. Nada m¨¢s sentarnos, enfrente de nosotros, hab¨ªa un cartel bastante grande que dec¨ªa as¨ª: ¡°Sonr¨ªe, nos gusta verte feliz¡±. Me impact¨® leer ese mensaje en una sala de urgencias. Desde luego que la frase ten¨ªa muy buenas intenciones pero, ?qui¨¦n tendr¨¢ ganas de sonre¨ªr en un hospital? ?Y en urgencias? ?nos sentimos alegres en esos momentos o m¨¢s bien lo contrario? ?acaso es malo sentir el miedo o la tristeza en urgencias? S¨ª, para una buena parte de la sociedad es algo que no se quieren permitir ni quieren dedicar un segundo de su vida en sentir el miedo o llorar la tristeza. Desde luego que nosotros no ten¨ªamos ganas de sonre¨ªr para que ellos se sintieran felices, y no lo hicimos. En el tiempo que estuvimos en el hospital nadie lo hizo. Al poco tiempo nos llamaron a consulta y, una vez que la pediatra nos dio las indicaciones, salimos m¨¢s tranquilos y aliviados. En ese momento s¨ª que ten¨ªamos m¨¢s ganas de sonre¨ªr, pero antes no. ?Por qu¨¦ la sociedad y la gente tienen tanto temor a determinadas emociones? Desregulan e incomodan, ?verdad? ?Por qu¨¦ no podemos enfadarnos, sentir tristeza o miedo? ?Tan malo es? Estuve varios d¨ªas d¨¢ndole vueltas a la frase y a las intenciones de este tipo de mensajes. ?Por qu¨¦ nos meten la alegr¨ªa con calzador y pretenden que huyamos de otras emociones tan desagradables como necesarias?
En las diferentes formaciones que imparto suelo hablo del inhibidor emocional de Moncloa. Parece como si desde Moncloa hubiera una m¨¢quina que expande sus ondas por todo el territorio nacional para que los espa?oles no sintamos ni expresemos emociones desagradables como el miedo, la rabia, los celos, la tristeza, etc. No creo que Espa?a sea el ¨²nico pa¨ªs que tenga este inhibidor emocional, pero eso es otra cuesti¨®n. Lo que consiguen esas ondas es amortiguar las emociones. Las adormecen. Esta especie de anestesia emocional hace que muchas madres y muchos padres traten de que sus hijos e hijas se desarrollen lejos, bastante lejos, de las emociones desagradables. Como dec¨ªamos al principio, es muy com¨²n escuchar (y hasta pronunciar nosotros mismos) frases que apoyan la anestesia emocional: ¡°no seas exagerado¡±, ¡°por favor, no llores m¨¢s¡± o ¡°que no te d¨¦ verg¨¹enza¡±. Como si fu¨¦ramos capaces de activar o desactivar la verg¨¹enza a nuestro antojo. En ocasiones, nuestro comportamiento est¨¢ condicionado a la emoci¨®n que experimenta nuestro hijo. El otro d¨ªa escuch¨¦ a una madre decirle a su hijo en la calle: si vas a llorar, d¨ªmelo y te dejo en casa. ?Qu¨¦ maravilla! No creo que a esa madre le gustara que su pareja le dijera eso mismo ante su despido laboral. ?Y qu¨¦ decir de estribillos de canciones tan conocidas como ¡°canta y no llores¡± o ¡°no hay que llorar que la vida es un carnaval¡±?
En ocasiones pedimos a nuestros hijos que se tranquilicen ellos solos y esto no es una buena idea porque no suelen tener el suficiente desarrollo cerebral ni disponen de estrategias de autorregulaci¨®n emocional eficaces para hacerlo por s¨ª mismos, motivo por el cual nos necesitan. Si les decimos ¡°cuando est¨¦s m¨¢s tranquilo, me avisas¡± estamos cayendo en el error de dejarles la responsabilidad de que regulen sus propias emociones. Ning¨²n ni?o se calma ni se tranquiliza por el mero hecho de decirle ¡°tranquil¨ªzate¡± sino que debemos tranquilizarlos nosotros.
Adem¨¢s de no permitir a nuestros hijos que expresen la rabia, el miedo, la tristeza y otras emociones desagradables, tendemos a imponerles la emoci¨®n de alegr¨ªa con comentarios del tipo ¡°la vida son dos d¨ªas y hay que vivirla a tope¡±, ¡°si quieres, puedes¡±, ¡°tienes todo en esta vida para ser feliz¡±, etc. Es muy frecuente que en consulta los pacientes adultos me digan: ¡°no entiendo por qu¨¦ me siento tan triste si lo tengo todo en esta vida¡±. Y es que no consiste en tener sino en sentir. A veces tenemos todo lo necesario para ser felices pero no nos sentimos felices.
La sociedad nos empuja a sentirnos felices y alegres a pesar de que, en realidad, no nos sintamos as¨ª, pero esa es la principal funci¨®n del inhibidor emocional. Por este motivo es imprescindible que nuestros hijos crezcan y se desarrollen en contextos donde la emoci¨®n, sea la que sea, se permita y se legitime. Debemos entender que es fundamental que nuestros hijos crezcan sintiendo todas las emociones, pero siempre cerca de mam¨¢ y pap¨¢ o cualquier adulto significativo como los profesores que hacen una labor fundamental de heterorregulaci¨®n emocional. Yo quiero que mis hijos y mis alumnos experimenten el miedo, la rabia, la verg¨¹enza, los celos, la tristeza, etc. En peque?as dosis y siempre de manera controlada, pero que las experimenten. Tambi¨¦n quiero que experimenten la alegr¨ªa, la curiosidad, el orgullo y el amor, por supuesto, pero estas emociones son consideradas m¨¢s ¡°amables¡± en nuestra sociedad y cultura, con lo que van a estar m¨¢s reforzadas y permitidas que las otras.
Si nosotros no nos encargamos de permitir las emociones de defensa, es probable que nadie lo haga por nosotros. Esta es la mejor manera de que, en un futuro, sean capaces de identificar estas emociones, entiendan que son naturales y sanas, se las permitan y tengas recursos para poder gestionarlas por ellos mismos. Si no hacemos este entrenamiento en regulaci¨®n emocional durante los primeros a?os de vida, cuando lleguen a la etapa adulta, no tendr¨¢n los mimbres necesarios para poder hacerlo por ellos mismos. Por eso el mejor ant¨ªdoto para el fracaso emocional y la anestesia emocional consiste en permitir esos peque?os disgustos que supone sentirse tristes, rabiosos y celosos ante los diferentes acontecimientos de la vida.
Los ni?os deben aprender a sufrir moderadamente con mam¨¢ y con pap¨¢: aprender a elaborar duelos, aprender a tolerar la frustraci¨®n, aprender a esperar, aprender a luchar por sus metas y valores, aprender a gestionar la verg¨¹enza, aprender a enfrentarse a sus miedos, etc. Cada situaci¨®n y cada momento tienen su emoci¨®n reina. Cuando nos acaban de dar una mala noticia, es momento de sentir tristeza y hacernos cargo de dicha p¨¦rdida. Nuestra funci¨®n consiste en permit¨ªrsela y acompa?arles en ese dif¨ªcil camino. En cambio, cuando percibimos un peligro, lo que toca es sentir miedo. ?Por qu¨¦ no permitimos que reine la emoci¨®n que corresponda en cada momento? No lo hacemos por miedo a que nuestros hijos y alumnos sufran. Pero de verdad, creedme, la mejor manera de que en un futuro se puedan enfrentar de manera eficaz a las emociones que suscitar¨¢n determinadas circunstancias y personas es permiti¨¦ndolas y haci¨¦ndonos cargo de ellas ahora que son peque?os y su cerebro tiene una gran capacidad de aprendizaje, no anestesi¨¢ndolas y haciendo como si no existieran, porque las emociones existen.
A veces los menores se sienten tristes porque han perdido a alg¨²n familiar o amigo o se sienten rabiosos porque no pueden hacer lo que ellos quieren. Todo esto es leg¨ªtimo, faltar¨ªa m¨¢s, pero lo peor que podemos hacer en estos casos es dejarnos llevar por el inhibidor de emociones de Moncloa y meterles con calzador la emoci¨®n de alegr¨ªa cuando a esta no le toca reinar: ¡°tienes que estar alegre porque tienes mucha suerte¡±, ¡°en vez de quejarte, agradece todo el tiempo que has estado en el parque¡±, etc. Si no toca que ahora reine la alegr¨ªa, no la invites a venir. Permite que tu hijo exprese su enfado, su miedo, su tristeza o sus dudas. Tampoco caigas en el error de minimizar su emoci¨®n de defensa: no pasa nada, no es para tanto, mejor no pienses en ello, etc.
Y para acabar una reflexi¨®n: creo que vamos muy de puntillas por la vida como para cambiar la pregunta de ?c¨®mo est¨¢s? por ?c¨®mo te sientes? Hay que ser muy valiente para hacer este cambio porque como bien dec¨ªa Ortega y Gasset, lo malo de preguntar es que te responden. Claro, ?y qu¨¦ hago yo con la emoci¨®n de tristeza o de rabia del otro? Dif¨ªcil respuesta y dif¨ªcil gesti¨®n. Te invito a que desenchufes el inhibidor emocional y dejes que las emociones invadan nuestro cuerpo y nuestra mente. Dales una oportunidad porque aunque a veces sean desagradables, cr¨¦eme que merece la pena.
*Rafa Guerrero es psic¨®logo y doctor en Educaci¨®n. Director de Darwin Psic¨®logos. Miembro de la Sociedad Espa?ola de Medicina Psicosom¨¢tica y Psicoterapia. Autor de los libros ¡°Educaci¨®n emocional y apego. Pautas pr¨¢cticas para gestionar las emociones en casa y en el aula¡± (2018), ¡°Cuentos para el desarrollo emocional desde la teor¨ªa del apego¡± (2019), ¡°C¨®mo estimular el cerebro del ni?o¡± (2020) y ¡°Educar en el v¨ªnculo¡± (2020).
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