Los recicladores de aluminio de Madagascar
Jornadas eternas de trabajo para ganar dos euros y medio reciclando aluminio en uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo. Con los artesanos de Ambatolampy inicio esta serie veraniega sobre personajes de un mundo hoy cerrado por coronavirus.
Madagascar fue un d¨ªa la isla verde. Hoy es roja, porque la tremenda deforestaci¨®n a la que ha sido sometida deja al descubierto el color de los suelos ferral¨ªticos sobre la que se sustent¨® un d¨ªa esa selva exuberante. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por su sigla en ingl¨¦s) asegura que la isla ha perdido ya el 80% de su superficie forestal y sigue perdiendo otras 200.000 hect¨¢reas por a?o.
Sin embargo, la subsistencia diaria de sus habitantes (que en su mayor¨ªa gana menos de 150 euros al mes) se basa en el reciclaje, en la reutilizaci¨®n de recursos. Cada sociedad resuelve los problemas cotidianos con los medios que le sobran. En el primer mundo lo hacemos con dinero. En los otros mundos, con tiempo e ingenio.
A 62 kil¨®metros de Antananarivo, la capital malgache, saliendo hacia el sur por la RN7, aparece Ambatolampy. Es una ciudad ca¨®tica, como todas las malgaches, de casitas bajas, cielos llenos de cables, calles sin pavimentar y un mercado sin fin a lo largo de la rue nationale, que la atraviesa de norte a sur. Ambatolampy es famosa por sus artesanos de ollas y utensilios de aluminio. El 90% del menaje de cocina que se usa en Madagascar sale de aqu¨ª. Pero no espere encontrar una fabrica enorme ni grandes centros de producci¨®n. Las ollas cacerolas, cubos y dem¨¢s objetos que se fabrican en Ambatolampy se hacen a mano en peque?os talleres familiares con aluminio reciclado de lavadoras, frigor¨ªficos y todo tipo de objetos viejos que compran a chamarileros ambulantes.
Un trabajo duro que lleva a cabo un ej¨¦rcito de j¨®venes que por el esfuerzo y el holl¨ªn perpetuo que les envuelve ya parecen viejos. Trabajan entre 8 y 10 horas diarias, siete d¨ªas a la semana de forma rutinaria e insalubre para ganar 10.00 aris (2,5 euros) al d¨ªa. No hay guantes, ni botas ni trajes especiales. Pies desnudos, manos desnudas y la misma ropa mugrienta un d¨ªa tras otro. El molde se hace en dos cajones de madera donde se apisona tierra en torno a un positivo. Cuando este se retira se vuelven a cerrar los cajones y se derrama aluminio l¨ªquido que previamente se ha fundido en rescoldos de carb¨®n. M¨¢s artesano, imposible. Un sistema que aprendieron durante la colonizaci¨®n francesa y que no ha evolucionado ni un ¨¢pice en los ¨²ltimos cien a?os. Solo su dignidad y la elegancia de su porte cuando les pido posar para una fotograf¨ªa supera en tama?o a la dureza de una vida as¨ª.
Tambi¨¦n fabrican juguetes, futbolines de madera y otros artefactos. Si pasa por Ambatolampy ver¨¢ muchos puestos callejeros a las orillas de la RN7 en los que venden recuerdos de aluminio hechos con este proceso. Pare y compre uno. No es un souvenir m¨¢s. Es un acto de justicia con trabajadores que merecen una ayuda.
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