El extra?o fruto antirracista de Billie Holiday
M¨¢s de 60 a?os despu¨¦s de su muerte, el tema fetiche de Billie Holiday, 'Strange Fruit¡¯, ha resurgido como himno de las protestas antirraciales de Estados Unidos.
Cuando Billie Holiday (1915-1959) comenz¨® a popularizar Strange Fruit, su madre le dijo: ¡°?Por qu¨¦ te significas de ese modo?¡±. La hija contest¨®: ¡°Porque puede mejorar las cosas¡±. ¡°Pero te matar¨¢¡±, le advirti¨® Sarah. A lo que la cantante sentenci¨®: ¡°Ya, pero podr¨¦ sentirlo. En mi tumba lo sabr¨¦¡±. La primera vez que cantarla casi le cuesta la vida fue en 1944, cuando un militar la llam¨® negrata (nigger, en slang) despu¨¦s de una actuaci¨®n. La artista, roja de ira y con l¨¢grimas en los ojos, rompi¨® una botella de cerveza contra una mesa y se abalanz¨® sobre ¨¦l con los restos cortantes de vidrio en ristre. Dorian Lynskey as¨ª lo relata en 33 revoluciones por minuto. Historia de la canci¨®n protesta (Malpaso). En otra ocasi¨®n bien puede decirse que le cost¨® la c¨¢rcel: ¡°Cantar aquel tema no me ha ayudado lo m¨¢s m¨ªnimo¡±, se lamentaba Holiday en la revista Down Beat en 1947. ¡°Lo cant¨¦ en el Earle Theater hasta que me obligaron a parar¡±. Al d¨ªa siguiente, la Oficina Federal de Estupefacientes del FBI la detuvo con acusaciones que la condujeron un a?o a prisi¨®n. Ella nunca crey¨® que fuese una casualidad.
PODCAST: La canci¨®n antirracista que le cost¨® la c¨¢rcel a Billie Holiday
Pero ?qu¨¦ ten¨ªa aquella canci¨®n que incomodaba tanto a los blancos? La letra no insultaba a la supremac¨ªa dominante ni explicitaba protesta alguna sobre la opresi¨®n en la que viv¨ªan los negros. Hac¨ªa algo peor: describ¨ªa crudamente el panorama vomitivo que quedaba tras el linchamiento de dos hombres de color, hasta el punto de excitar los olores de la escena y dibujar la mueca desencajada de los cad¨¢veres: ¡°De los ¨¢rboles del sur cuelga una fruta extra?a. / Sangre en las hojas y sangre en la ra¨ªz. / Cuerpos negros balance¨¢ndose en la brisa del sur. / (¡) Los ojos saltones y la boca torcida. / Aroma de las magnolias, dulce y fresco, / y el repentino olor a carne quemada. / Aqu¨ª est¨¢ la fruta para que la arranquen los cuervos, / (¡) para que el sol la pudra, para que los ¨¢rboles la suelten. / Esta es una cosecha extra?a y amarga¡±.
No es que el texto pareciese una fotograf¨ªa, es que lo era. La canci¨®n la hab¨ªa creado en 1938 Abel Meeropol, un profesor jud¨ªo de instituto, y se limitaba a reproducir una instant¨¢nea de prensa en la que se daba cuenta de un linchamiento ocurrido en Marion (Indiana) el 7 de agosto de hace 90 a?os. En aquellos tiempos, los linchamientos no ocurr¨ªan, sino que se celebraban. Se trataba de eventos premeditados y no fruto de un arrebato de uno o varios ofendidos que, clandestinamente, se tomaban la justicia por su mano. Este y otros muchos detalles del contexto hist¨®rico se leen en Con Billie Holiday. Una biograf¨ªa coral, de Julia Blackburn, que cita al periodista y escritor H. L. Mencken: ¡°[En el sur de EE UU] los linchamientos ocupaban el lugar del tiovivo, del teatro, de la orquesta sinf¨®nica y de otras diversiones habituales¡±. Tal era el salvajismo que se fletaban autobuses para aportar p¨²blico, se jaleaban los lances y hasta se editaban postales del resultado como recuerdo.
Meeropol primero populariz¨® su composici¨®n en su micromundo de reuniones casi clandestinas con filocomunistas, donde su mujer se encargaba de cantarla. Pero un d¨ªa de 1939 el autor vio la ocasi¨®n de ense?¨¢rsela a Barney Josephson, due?o del Caf¨¦ Society de Nueva York donde Billie Holiday comenzaba a reinar; este le pidi¨® que la probase al piano en privado con el profesor y la artista accedi¨®, no sin recelos iniciales, ya que el tema es especialmente mortecino. Pero entendi¨® el mensaje profundo y lo hizo suyo hasta el punto de estrenarlo pocos d¨ªas despu¨¦s. Quienes la oyeron cantar por primera vez Strange Fruit en aquella noche de marzo de 1939 quedaron petrificados. Para despu¨¦s aplaudir con el ah¨ªnco que imprime la rabia.
Muchos promotores prefer¨ªan que obviase la canci¨®n en favor de la parte m¨¢s convencional de su repertorio de jazz, pero ella se defend¨ªa del veto incluyendo en sus contratos el derecho a cantarla. De hecho, siendo un tema helador y nada adecuado para un final de fiesta, sol¨ªa interpretarlo para cerrar el show, tal como Josephson ide¨®. Aquella primera noche que lo cant¨® en su caf¨¦, el empresario dispuso un ritual a la altura del escalofr¨ªo que buscaba: los camareros dejaron de servir entre las mesas, todas las luces de la sala se apagaron y solo se la ve¨ªa a ella, bajo un fr¨ªo foco cenital, con su magnolia en el pelo y cantando impert¨¦rrita. En otros garitos retiraban las cajetillas de tabaco de las mesas para evitar el resplandor de los cigarrillos.
Rebobinando: el otro linchamiento
- Cara B del single: Fine And Mellow (Commodore Records).
- A?o: 1939.
- Listas de ventas en Estados Unidos: n¨²mero 4.
- Billie Holiday nunca asisti¨® a un linchamiento, pero seguramente le bast¨® con el suyo propio. Antes de ser famosa cantaba en la orquesta de Artie Shaw, formada por blancos. En la gira sure?a de 1938, la cantante no pod¨ªa dormir en el hotel de sus compa?eros ¡ª?si no hab¨ªa hotel de negros, dorm¨ªa en el coche¡ª y tampoco le era posible usar los aseos p¨²blicos de los bares. En Nueva York no le fue mejor: entraba y sal¨ªa por la cocina del hotel Lincoln, y en los descansos no pod¨ªa permanecer en la sala, sino que ten¨ªa que aguardar en un chisc¨®n hasta que le llegaba el siguiente pase. ?M¨¢s? Un programa de radio contrat¨® a la orquesta de Shaw para amenizar las horas, pero la marca que lo patrocinaba se neg¨® a que ella cantase porque era negra. Holiday tuvo que ceder ese trabajo a Helen Forrest, una melosa voz blanca.
Ella siempre sigui¨® cantando Strange Fruit ¡ªaunque cada vez menos¡ª, hhasta que el 17 de julio de 1959, solo cuatro meses despu¨¦s de grabarla por cuarta vez, la cantante de voz quejumbrosa falleci¨® joven (a causa de una cirrosis), a los 44 a?os, tal como su madre le hab¨ªa advertido. Pero la hija tambi¨¦n acert¨®: 61 a?os despu¨¦s, su tema fetiche ha resurgido como el himno de las protestas raciales de Estados Unidos. Y Billie Holiday ha podido sentirlo desde su tumba.
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