?Quo Vadis Marlaska?
El ministro de Interior debe reconsiderar el bloqueo impuesto a los traslados de migrantes desde Melilla, Ceuta y Canarias para facilitar la labor de quienes articulan la acogida humanitaria
"?Quo Vadis Marlaska?" es una forma manida de titular un art¨ªculo de opini¨®n, y quiz¨¢s un poco anticuada, pero por eso mismo encaja bien para hablar de la pol¨ªtica que el Ministerio de Interior viene realizando en Melilla durante esta legislatura.
Melilla, al igual que Ceuta y las islas Canarias, supone muchas cosas para el pa¨ªs. Se trata de un lugar muy especial que obliga a romper los estereotipos sobre la espa?olidad y abrir la forma de entender lo que es la pertenencia a un Estado en el siglo XXI. Es un lugar donde se puede experimentar la diversidad y la convivencia en formas que no dejan indiferente a quien tiene el privilegio de vivirlas. Pero todas estas cosas quedan ensombrecidas porque es tambi¨¦n el punto de fricci¨®n econ¨®mica entre la poderosa Uni¨®n Europea y la "empobrecida" ?frica.
Todo Gobierno tiene una situaci¨®n dif¨ªcil de gestionar en unos territorios que son parte fundamental de las rutas de huida de la miseria y la violencia, generadas por un modelo econ¨®mico mundial basado en la desigualdad y la explotaci¨®n humana. En un mundo imperfecto es sin duda necesario mantener mecanismos de control fronterizo por la seguridad de todos. Pero en una sociedad que quiera defender la democracia y el bienestar, resulta a¨²n m¨¢s imprescindible garantizar los derechos humanos y la dignidad para cualquier persona que se encuentre dentro de las fronteras del pa¨ªs.
Seguridad y Derechos Humanos se explican demasiadas veces como contrapuestos cuando, de hecho, se necesitan mutuamente. En una democracia, la seguridad y el respeto a la dignidad humana deben ser para todas las personas; si no, se convierten en privilegios, y en ese camino perdemos el sentido del Estado democr¨¢tico. Por desgracia, falta a¨²n mucho para ver en nuestras fronteras una apuesta decidida por conciliar ambas ideas.
Contemplamos sin comprender el hacinamiento que viven m¨¢s de dos mil personas repartidas entre el CETI de Melilla y la plaza de toros de la misma ciudad. Vemos tambi¨¦n c¨®mo en Canarias se improvisan plazas de acogida en colegios, que dentro de una semana ser¨¢n necesarios para dar clase, ante la falta de traslados a la Pen¨ªnsula.
Falta a¨²n mucho para ver en nuestras fronteras una apuesta decidida por conciliar la seguridad y el respeto a la dignidad humana
Pareciese que los recursos estuvieran desbordados ante la imposibilidad de asumir tantas llegadas. Pero lo cierto es que este es un a?o de m¨ªnimos. Las llegadas en lo que llevamos de a?o, son las menores de los ¨²ltimos cuatro veranos. Hemos vuelto a un nivel similar a 2016 y, adem¨¢s, el sistema de recursos de acogida en la Pen¨ªnsula, coordinado por la Secretar¨ªa de Estado de Migraciones, est¨¢ reforzado en comparaci¨®n a hace cinco a?os. ?Por qu¨¦, entonces, el Ministerio del Interior se obstina en bloquear los traslados a la Pen¨ªnsula para que puedan ser atendidos en los recursos que varias organizaciones sociales tenemos previstos? ?Por qu¨¦ desoye al propio Defensor del Pueblo cuando solicita reiteradamente que se realicen estos traslados?
Sinceramente, no tengo una respuesta pero s¨ª tengo claro que esta estrategia seguida por Interior nos lleva a empeorar la situaci¨®n generando, al menos, dos problemas importantes.
Por un lado, estamos obligando en plena pandemia mundial a que estas personas, entre ellas un n¨²mero importante de madres con hijos peque?os, vivan hacinadas en espacios improvisados. Se espera eso s¨ª que guarden la distancia social y las medidas de higiene. ?En la galer¨ªa norte de una plaza de toros? ?En serio?
De otro lado, da excusa para seguir alimentando la imagen de caos y victimismo a quienes han descubierto en el miedo a las personas migrantes una oportunidad para ganar poder pol¨ªtico. Por desgracia, el odio a la pobreza est¨¢ detr¨¢s de gran parte del racismo que crece a nuestro alrededor. Cuanto m¨¢s duras son las im¨¢genes de las condiciones de vida de las personas migrantes, m¨¢s f¨¢cil resulta para estos oportunistas alimentar el rechazo social.
Es evidente que vivimos un a?o excepcional y que la realidad de la Frontera Sur no tiene f¨¢cil soluci¨®n, pero tenemos la posibilidad de esperar que, cuando no hay soluciones perfectas, un Gobierno al menos haga los problemas m¨¢s peque?os. Incrementar la vulnerabilidad de las personas que est¨¢n en Espa?a y facilitar la construcci¨®n del discurso del odio no parece que ayude a nadie.
Ser¨ªa bueno que el ministro del Interior reconsiderase el bloqueo impuesto a los traslados desde Melilla, Ceuta y Canarias, facilitando la labor de quienes articulamos la acogida humanitaria y ayudando a disolver un problema innecesario en un momento en que nos sobran los verdaderos problemas, aquellos que tienen dif¨ªcil soluci¨®n.
Jos¨¦ Miguel Morales es secretario general de la Federaci¨®n Andaluc¨ªa Acoge.
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