Por qu¨¦ todos los pa¨ªses deben contribuir a poner fin a la pobreza mundial
Una nueva era necesita un nuevo enfoque. La pandemia hace que esta necesidad sea a¨²n m¨¢s urgente
Ya se han gastado millones de millones de d¨®lares en la respuesta mundial a la pandemia, y nadie sabe a cu¨¢nto ascender¨¢ la factura final. ?Es posible responder a una crisis mucho m¨¢s prolongada ¨C la crisis de la pobreza mundial ¨C con por lo menos una fracci¨®n de dichos recursos?
Los pa¨ªses m¨¢s ricos est¨¢n actualmente comprometidos a gastar el 0,7% de su ingreso nacional bruto (INB) en ayuda internacional para el desarrollo. Este objetivo fue establecido por la Comisi¨®n Pearson en el a?o 1969, y fue aprobado mediante una resoluci¨®n de la Asamblea General de las Naciones Unidas un a?o despu¨¦s. Los pa¨ªses llegaron a este acuerdo hace medio siglo en un mundo en el que la pobreza mundial se encontraba en niveles muy altos. En dicho momento, el mundo se percib¨ªa, justificadamente, en t¨¦rminos binarios: el norte era rico y el sur era pobre.
Mucho ha cambiado en los 50 a?os que transcurrieron desde aquel entonces. Algunos pa¨ªses han alcanzado el objetivo del 0,7%, pero muchos otros a¨²n no lo han hecho. Varios pa¨ªses en desarrollo experimentaron un r¨¢pido crecimiento econ¨®mico en la d¨¦cada de 2000, no solo China e India, sino tambi¨¦n algunos africanos. Si bien todos los avances est¨¢n actualmente en peligro, antes de la pandemia el mundo, por lo menos, hab¨ªa ingresado en una nueva era, con menos pa¨ªses clasificados como de bajos ingresos. Al mismo tiempo, las mayores aspiraciones mundiales, establecidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, comprometieron a los pa¨ªses a poner fin a la pobreza en todas sus formas hasta el a?o 2030.
Una nueva era necesita un nuevo enfoque. La pandemia hace que esta necesidad sea a¨²n m¨¢s urgente. Mis colegas y yo proponemos un compromiso financiero escalonado con respecto al desarrollo, con un detalle que le da un giro importante: deber¨ªa ser un compromiso universal a lo largo y ancho de todos los pa¨ªses, tanto ricos como pobres.
Antes de describir la propuesta, es necesario preguntarse qu¨¦ ha cambiado desde que se adopt¨® el objetivo del 0,7% del INB. Durante este per¨ªodo, surgieron dos ¡°nuevos puntos medios¡±. El primero es un aumento en el n¨²mero de pa¨ªses de ingresos medios, que ahora albergan a gran parte de la poblaci¨®n del mundo en desarrollo. En muchos de estos, los niveles de ayuda ya son bajos en comparaci¨®n con los recursos internos y los flujos de dinero internacionales no p¨²blicos que llegan a dichos pa¨ªses. En el otro extremo del espectro, alrededor de 30 pa¨ªses siguen ¡°estancados¡± en t¨¦rminos de crecimiento. Estos Estados altamente dependientes de la ayuda son el hogar de aproximadamente el 10% de la poblaci¨®n de los pa¨ªses en desarrollo, no as¨ª de los ¡°mil millones de los m¨¢s pobres en el extremo inferior¡±, sino de los 500 millones m¨¢s pobres en dicho extremo inferior.
El otro ¡°nuevo punto medio¡± engloba a aquellas personas que han escapado de la pobreza, pero siguen siendo vulnerables a volver a caer en ella. Este grupo, como mostramos, representa a m¨¢s de dos tercios de la poblaci¨®n del mundo en desarrollo.
La pobreza no solo ocurre en el ?frica subsahariana y en los Estados fr¨¢giles o afectados por conflictos. Est¨¢ muy extendida
Si se mide la pobreza utilizando la definici¨®n del Banco Mundial de pobreza extrema?¡ªvivir con 1,90 d¨®lares o menos por d¨ªa¡ª la pobreza mundial ha disminuido (aunque la disminuci¨®n sea m¨¢s modesta cuando se excluye a China), y los ingresos han aumentado entre muchos de los m¨¢s pobres del mundo. Hoy en d¨ªa, la pobreza extrema afecta solo a alrededor del 10% de la poblaci¨®n de los pa¨ªses en desarrollo, una disminuci¨®n desde un nivel cercano al 50 por ciento hace 40 a?os.
Sin embargo, la pobreza se mantiene en niveles alarmantes cuando se mide seg¨²n los umbrales de pobreza del Banco Mundial de 3,20 d¨®lares y 5,50 d¨®lares por d¨ªa. Resulta aleccionador observar que por cada 10 centavos que se a?aden al umbral de pobreza, se aumenta el n¨²mero de pobres a nivel mundial en 100 millones de personas. Es m¨¢s, el recuento de pobreza en un nivel de 1,90 d¨®lares por d¨ªa se duplica cuando se considera la pobreza multidimensional, misma que incluye salud, educaci¨®n y nutrici¨®n.?
Cuando se utiliza un umbral que est¨¢ asociado con un escape permanente del riesgo de pobreza futura (13 d¨®lares por d¨ªa en t¨¦rminos de paridad de poder adquisitivo de 2011), aproximadamente el 80% de la poblaci¨®n de los pa¨ªses en desarrollo sigue siendo pobre. Adem¨¢s, la pobreza no solo ocurre en el ?frica subsahariana y en los Estados fr¨¢giles o afectados por conflictos. Est¨¢ muy extendida. En resumen, el segundo ¡°nuevo punto medio¡± son aquellas personas en pa¨ªses en desarrollo que viven por encima de la l¨ªnea de pobreza de 1,90 d¨®lares, pero por debajo del umbral de vulnerabilidad a la pobreza futura de 13 d¨®lares.
Con este tel¨®n de fondo, y en medio de la pandemia mundial, nuestra propuesta convoca a un ¡°compromiso de desarrollo universal¡± (CDU) por parte de todos los pa¨ªses, tanto ricos como pobres, de manera semejante. Habida cuenta de que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) apuntan a la erradicaci¨®n de la pobreza, estos objetivos ser¨ªan, inevitablemente, el foco central de cualquier CDU de ese tipo.
Una opci¨®n para un CDU ser¨ªa instituir una escala m¨®vil. Por ejemplo, los pa¨ªses de ingresos altos podr¨ªan mantener el compromiso en el 0,7 por ciento del INB, mientras que los pa¨ªses de ingresos medios altos contribuir¨ªan con el 0,35 por ciento. Los pa¨ªses de ingresos medio-bajos destinar¨ªan el 0,2% de su INB, mientras que los pa¨ªses de ingresos bajos contribuir¨ªan solo con el 0,1%. Se trata de contribuciones brutas, no netas. En este escenario hipot¨¦tico, la financiaci¨®n total disponible para el desarrollo ascender¨ªa a casi 500 mil millones de d¨®lares por a?o.
Estos recursos adicionales podr¨ªan, en teor¨ªa, sacar a los aproximadamente 750 millones de personas de la pobreza de 1,90 d¨®lares al d¨ªa; acabar con el hambre y la desnutrici¨®n para una cantidad estimada de 1,5 mil millones de personas; poner fin a la mortalidad infantil prevenible; hacer posible la escolarizaci¨®n primaria y secundaria para todos los ni?os; y, proporcionar acceso a agua potable segura y asequible a m¨¢s de un mil millones de personas, as¨ª como proporcionar saneamiento adecuado a m¨¢s de dos mil millones de personas. Y, en este escenario de contribuci¨®n a escala, 200 mil millones de d¨®lares seguir¨ªan estando disponibles para apoyar el logro de otros ODS.
Los pa¨ªses en desarrollo se beneficiar¨ªan con sus contribuciones, debido que un compromiso de desarrollo universal conducir¨ªa a m¨¢s recursos para esos pa¨ªses en general. Adem¨¢s, e igualmente importante, las contribuciones garantizar¨ªan que los pa¨ªses m¨¢s pobres tengan voz en la gobernanza de los fondos, aunque sea solo simb¨®licamente, como se?al de su derecho moral a ser escuchados, o estar f¨ªsicamente presentes, como miembros de la junta que tendr¨ªa la misi¨®n de decidir sobre las prioridades y pol¨ªticas.
No cabe duda que nuestra propuesta plantea muchas otras interrogantes. Sin embargo, la teor¨ªa sigue siendo simple: Todos los pa¨ªses pagan al sistema, y el dinero se gasta para poner fin a la pobreza mundial. En medio de una pandemia mundial, y con el plazo l¨ªmite para el cumplimiento de los ODS a una d¨¦cada de distancia, el mundo necesita un compromiso de desarrollo universal lo antes posible.
Andy Sumner es profesor de desarrollo internacional en el King's College de Londres e investigador s¨¦nior no residente en UNU-WIDER.
Traducci¨®n del ingl¨¦s: Roc¨ªo L. Barrientos. Copyright: Project Syndicate, 2020.
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