Amor adolescente en tiempos de pandemia
Los j¨®venes han sufrido durante el confinamiento y siguen viviendo de un modo intenso y con estr¨¦s la crisis del coronavirus
El contacto f¨ªsico entre las personas no ocurre (ni se permite que suceda) del mismo modo que antes de la pandemia de coronavirus. ¡°Ha llegado a nuestras vidas una nueva forma de relaci¨®n y eso afecta profundamente a los m¨¢s j¨®venes¡±, asegura Roc¨ªo Gonz¨¢lez Herrera, psic¨®loga infanto-juvenil. Los adolescentes han sufrido durante el confinamiento y siguen viviendo de un modo intenso y con estr¨¦s esta situaci¨®n. ¡°Est¨¢n experimentando desregularizaciones emocionales m¨¢s intensas que los ni?os peque?os. Esto es porque en esta etapa es donde la socializaci¨®n es primordial. El ser parte de un grupo es algo que se ha visto limitado considerablemente¡±, refiere la profesional.
Gonz¨¢lez Herrera habla de la adolescencia como ¡°un periodo para de compartir, elegir, de cambios hormonales, de necesidad de respuestas y deseos por encontrar personas afines a nosotros¡±. La sexualidad tambi¨¦n desempe?a un papel importante. ¡°Estar mucho tiempo en familia, deseando m¨¢s independencia y por lo general, donde existe una mayor distancia f¨ªsica y emocional con los padres, se torna complicado¡±, manifiesta la psic¨®loga. Antes los grupos de amigos se reun¨ªan para ir a discotecas, festivales¡ La mayor¨ªa de j¨®venes necesita salir y relacionarse con sus iguales y eso supone exponerse al virus: ¡°Salir y divertirse para algunos es algo placentero, liberador y alentador. Para otros se revierte en preocupaci¨®n por los posibles contagios en ellos o sus seres queridos¡±, asevera Gonz¨¢lez Herrera.
El contacto entre ellos se est¨¢ produciendo con limitaciones. Actualmente el ocio nocturno se acota a una franja horaria. Semanas atr¨¢s era muy frecuente hablar con el entorno m¨¢s pr¨®ximo mediante la oferta que la tecnolog¨ªa brinda. ¡°Nuestras familias son conservadoras¡±, asegura Saray V. [prefiere no dar su apellido completo], una joven gallega de 16 a?os. ¡°Desde muy peque?os, a mis hermanos y a m¨ª se nos ha inculcado la rectitud y el respeto a todo el mundo. Eso es lo que yo quiero para mis hijos¡±, prosigue. Saray pas¨® el confinamiento en su casa familiar en Vigo. Su hogar es humilde, pero da cobijo a cinco personas. Por otro lado, Pablo D. [tambi¨¦n prefiere no dar su apellido completo], de 17 a?os vive con sus padres y su abuela materna en la misma ciudad. Cuando llegaba la ¡°nueva normalidad¡± a Galicia, Saray y Pablo volvieron a retomar poco a poco su rutina individual. En el mes de julio, afrontaban sus tareas y obligaciones, pero tambi¨¦n ansiaban poder salir con la bicicleta o los patines, sentarse en los bancos del parque con sus amigos o ir a la playa. No obstante, pese a las ganas, todo se produc¨ªa con cautela porque la inseguridad y la precauci¨®n segu¨ªan instaurados en las calles.
El comienzo del amor en tiempos de pandemia
Una ma?ana Saray sali¨® a hacer la compra y vio que su amiga Cristina Ruiz estaba paseando a su perro. La salud¨® desde la distancia y observo que caminaba junto a un chico. Le extra?¨® y le caus¨® curiosidad. Al llegar a su casa Saray le mand¨® un WhatsApp a su amiga: ¡°Cris, ?y ese chico? ?Est¨¢is saliendo y no me has dicho nada?¡±. Y su amiga le contest¨® en poco tiempo con un emoticono de carcajada: ¡°Noo. Es mi primo Pablo¡±. Pasaron los d¨ªas y Saray y Cristina volvieron a coincidir. Esta vez la quedada la hab¨ªa organizado otro amigo de la pandilla. La sorpresa lleg¨® cuando en ese grupo de tres, hab¨ªa una nueva incorporaci¨®n. Era el primo de Cristina: Pablo. Para Saray result¨® algo muy agradable. Ambos j¨®venes, con mascarillas, estuvieron hablando toda la tarde. Los dos ten¨ªan muy interiorizadas las normas a cumplir por la covid-19 y manten¨ªan la distancia de seguridad.
Quedaron en otra ocasi¨®n, pero apenas conversaron. En realidad donde m¨¢s interactuaban era por videollamada y WhatsApp. Se pasaban horas cont¨¢ndose an¨¦cdotas familiares, aficiones, sue?os por cumplir, temores por la situaci¨®n en la que se encuentra el pa¨ªs¡ ¡°Nos asusta pensar en la situaci¨®n acad¨¦mica y sanitaria. Lo que hagamos las personas repercute en todos los sectores en la sociedad¡±, reflexiona Pablo.
Una aut¨¦ntica prueba de amor
Pablo y Saray se gustaban cada d¨ªa m¨¢s. Sin embargo, ante la falta de informaci¨®n oficial sobre su estado de salud se hicieron una promesa. Prometieron estar 15 d¨ªas guardando su cuarentena particular. Aunque ya se hab¨ªan visto, llevaban d¨ªas sin hacerlo. Su idea era que el d¨ªa del reencuentro, cuando ambos hubiesen constatado que no ten¨ªan s¨ªntomas de coronavirus, se quitar¨ªan la mascarilla y se dar¨ªan su primer beso. ¡°Puede parecer raro. Se me ocurri¨® a m¨ª. Pens¨¦: ¡°Me est¨¢ gustando esta chica y creo que yo a ella tambi¨¦n¡±. Su familia est¨¢ muy concienciada con todo esto de la pandemia. En mi casa est¨¢ mi abuela y es muy mayor¡±, confirma Pablo.
El romanticismo y la responsabilidad se hab¨ªan apoderado de la situaci¨®n que envolv¨ªa a los adolescentes. ¡°Me pareci¨® muy bonito que me dijese que quer¨ªa besarme con todas las garant¨ªas y demostrarme que estaba bien. No pod¨ªamos hacernos las pruebas PCR porque no ten¨ªamos s¨ªntomas y supon¨ªan un dinero que no ten¨ªamos. As¨ª que la otra opci¨®n era esperar unos d¨ªas, aproximadamente los 14 recomendados, para confirmar que est¨¢bamos bien¡±, manifiesta Saray.
Los adolescentes deseaban demostrarse su amor y consolidar su relaci¨®n m¨¢s all¨¢ del poco contacto que hab¨ªan tenido. ¡°Mi padre estar¨ªa muy orgulloso de ¨¦l. De alg¨²n modo me estaba pidiendo la mano de un modo especial y anteponiendo la seguridad de mi familia a sus deseos¡±, relata Saray. Un porcentaje de los j¨®venes no est¨¢ respondiendo con responsabilidad y se infecta. ¡°Se desoyen las medidas preventivas con quedadas masivas y eso debe cambiar. A m¨ª tambi¨¦n me apetece salir de fiesta, pero tengo una familia a la que quiero m¨¢s. No les pondr¨ªa en peligro por noches de borrachera¡±, asegura serio Pablo.
Que los adolescentes sigan las normas puede resultar una ardua tarea. Para ellos no existe algo ¨²nico dictado por un adulto. ¡°Se transita entre la contenci¨®n/regulaci¨®n emocional y la transgresi¨®n de las normas y esto es esencial no dejarlo pasar¡±, retoma Gonz¨¢lez Herrera. Existen estudios que indican que podr¨ªan existir razones biol¨®gicas del cerebro para no poder frenar los impulsos en la pubertad. ¡°Todo esto puede causar estr¨¦s y ansiedad, m¨¢s tras el confinamiento. Es necesaria la cercan¨ªa de los padres, la comprensi¨®n y comunicaci¨®n¡±, finaliza la psic¨®loga.
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