¡®Patria¡¯: del fen¨®meno editorial a la serie m¨¢s esperada sobre ETA
Aitor Gabilondo y HBO llevan a la pantalla la novela superventas de Fernando Aramburu sobre la organizaci¨®n terrorista y sus v¨ªctimas
?Qu¨¦ es el olvido? ?Tiene fecha de caducidad la memoria? ?C¨®mo corregir una ruina moral? ?El fin justifica los medios? En el caso de una banda de asesinos en serie con coartada ideol¨®gica como ETA, ?no fue m¨¢s bien al rev¨¦s? ?Es cierto que el dolor no tiene bando? ?Los malos son malos hasta el fin de sus d¨ªas, y los buenos, buenos? Y mil y una preguntas m¨¢s fluyen bajo la trama, los personajes y los mensajes de?Patria, la serie creada por Aitor Gabilondo (San Sebasti¨¢n, 1972) para HBO y basada en la novela hom¨®nima (editada por Tusquets) del tambi¨¦n donostiarra Fernando Aramburu. Un libro que desde su publicaci¨®n, en septiembre de 2016, se convirti¨® en un fen¨®meno editorial masivo y que hace tiempo super¨® el mill¨®n de ejemplares vendidos y las 40 ediciones.
Puede que algunas de las respuestas a esas preguntas se encuentren en lo que fue, por la v¨ªa de la met¨¢fora, un momento simb¨®lico durante el rodaje de la serie, que transcurri¨® sobre todo en localidades guipuzcoanas como San Sebasti¨¢n, Elgoibar, Soraluze o Zumaia. Las pintadas aparecidas y luego desaparecidas. Esas pintadas que el equipo de atrezo tuvo que hacer renacer por necesidad del relato en la pared de aquel front¨®n, en la puerta de aquel portal, en el muro de aquella casa de la plaza del pueblo. Gora ETA: un vestigio que volv¨ªa del pasado, un muerto en vida en forma de pintada.
No es una verdad absoluta pero casi: la mayor¨ªa de adolescentes nacidos en Euskadi o en el resto de Espa?a, tanto da, apenas conocen el significado de lo que fue ETA. Ni el GAL. Ni qui¨¦n fue Miguel ?ngel Blanco. Ni Josu Ternera. Ni Amedo. Ni Eguiguren. Ni Otegi. Ni Jos¨¦ Luis L¨®pez de Lacalle. Ni Fernando Buesa. Ni Lasa y Zabala. Ni el coronel Galindo. Ni qu¨¦ era un zulo, ni una herriko taberna, ni la kale borroka, ni el rock radical vasco, ni qu¨¦ pas¨® en Hipercor. Y si lo saben lo saben mal. Pero todo eso est¨¢, directa o indirectamente, en Patria.
Una mezcolanza de dejadez institucional, mala baba, intereses pol¨ªticos y pereza mental ejerce de tap¨®n para que las nuevas generaciones no sepan qu¨¦ pas¨® en Euskadi y en el resto de Espa?a durante medio siglo de historia. Medio siglo en el que la organizaci¨®n terrorista asesin¨® a militares, polic¨ªas, guardias civiles y municipales, ertzainas, gendarmes, pol¨ªticos, empresarios, presuntos traficantes, presuntos chivatos (el eterno ¡°algo habr¨¢ hecho¡±) o alguien que pasaba por ah¨ª en el momento de la r¨¢faga o del coche bomba. Y en el que destacados mandos de las fuerzas policiales fueron condenados por torturas y el aparato del Estado puso en marcha una organizaci¨®n criminal para combatir a otra organizaci¨®n criminal.
Qui¨¦n sabe si ¡ªes un ingenuo suponer¡ª Patria podr¨¢ quiz¨¢ contribuir a subsanar esta amnesia colectiva. ¡°Puede ser, porque la tele es asequible, es el lenguaje de la gente joven, y puede ayudar a que por fin se planteen preguntas. Yo espero que sea as¨ª, porque la gente joven no sabe qu¨¦ es ETA. Mis hijas de 14 a?os no lo saben¡±, reflexiona Aitor Gabilondo en una terraza de la plaza de la Constituci¨®n de San Sebasti¨¢n, viejo epicentro de batallas campales entre antidisturbios y alborotadores de la kale borroka y hoy uno de los puntos neur¨¢lgicos del hedonismo a la donostiarra.
Todo empez¨® en el oto?o de 2016, cuando Gabilondo se qued¨® con los derechos del libro de Fernando Aramburu. El creador de series de ¨¦xito como El Pr¨ªncipe, All¨ª abajo o Vivir sin permiso estaba escribiendo una historia sobre el tema de la violencia en Euskadi titulada Todos los colores del verde, cuando tuvo noticia de aquel novel¨®n sobre dos familias tocadas desde las ant¨ªpodas por el estigma de la violencia terrorista. Compr¨® los derechos tras leer una sinopsis, cuando el libro a¨²n no hab¨ªa sido publicado. Y se dijo: ¡°Esta, esta es la historia¡±. Aramburu se mantuvo en todo momento al margen del proyecto televisivo y le dijo a Gabilondo: ¡°Yo ya hice mi novela, ahora haz t¨² tu serie¡±.
Despu¨¦s se produjo el desembarco de HBO y la segunda Patria tom¨® cuerpo gracias a una financiaci¨®n generosa ¡ªque Gabilondo prefiere mantener en secreto, aunque habla de una producci¨®n ¡°cara¡±¡ª y una distribuci¨®n simult¨¢nea en 62 pa¨ªses (de Estados Unidos a pa¨ªses de Latinoam¨¦rica y Europa, incluida Francia, donde se emitir¨¢ en Canal Plus) a partir del 27 de septiembre, fecha del estreno. Pero antes, Patria tendr¨¢ una presentaci¨®n cinematogr¨¢fica. Ser¨¢ en el Festival de San Sebasti¨¢n, que arranca el pr¨®ximo viernes y donde ser¨¢n proyectadas de golpe las ocho entregas de la serie en una ¨²nica sesi¨®n de casi siete horas. La producci¨®n ha sido dirigida por F¨¦lix Viscarret en sus cuatro primeros cap¨ªtulos y por ?scar Pedraza en los cuatro siguientes, despu¨¦s de que el realizador argentino Pablo Trapero saliera del proyecto por desavenencias con Gabilondo. Ni la Guardia Civil ¡ªque no quiso prestar ni uniformes, ni veh¨ªculos ni instalaciones para el rodaje por rechazar las escenas de tortura incluidas en la serie¡ª ni el alcalde de Bildu en Hernani ¡ªque no quiso firmar la autorizaci¨®n de rodar en ese pueblo como deseaba Aitor Gabilondo y como imagin¨® Aramburu en su libro¡ª quisieron colaborar en Patria.
Lo personal y lo profesional, lo ¨ªntimo y lo p¨²blico han corrido paralelos en el viaje del guionista y productor donostiarra mientras conceb¨ªa, escrib¨ªa y rodaba su proyecto m¨¢s dif¨ªcil. ¡°Lo peor fue el tema emocional, los fantasmas, los miedos. Yo soy de aqu¨ª, soy euskald¨²n, fui a la ikastola, toda mi familia es de aqu¨ª, nac¨ª en 1972, toda mi vida ha estado atravesada por la historia de ETA, y m¨¢s que eso, de ETA a ras de suelo, en la calle. Y necesitaba contarlo. Y no quer¨ªa hacer una serie de buenos y de malos. La frase que me he repetido ha sido ¡®el dolor no tiene bando¡±.
-?Ya, pero los que m¨¢s dolor han provocado est¨¢n identificados. S¨ª que hay buenos y malos en esta historia¡
- S¨ª, totalmente.
- O sea, es cierto que el dolor est¨¢ instalado en esas dos casas y en esos dos mundos, la familia del terrorista y la de la v¨ªctima. Pero al final la diferencia es que unos son malos y los otros no. Unos mataban, a los otros los mataban.
-?En esta historia hay un terrorista que desde mi modo de ver es insoportablemente humano. Si fuera solo un psic¨®pata te desentender¨ªas de ¨¦l. Pero este empatiza con cosas, empatiza con personas, con su madre. Tiene sentimientos. ?C¨®mo alguien con sentimientos es capaz de pegarle un tiro a alguien?
Patria, la serie, es entre otras muchas cosas un ensayo cinematogr¨¢fico no solo sobre la v¨ªctima, el duelo y el perd¨®n, sino tambi¨¦n sobre la cosificaci¨®n, humanizaci¨®n o deshumanizaci¨®n del terrorista. Un argumentario que, a buen seguro, le va a valer a Aitor Gabilondo la consabida sarta de insultos apocal¨ªpticos consustancial a la era de las redes sociales. ¡°S¨ª, por primera vez me he planteado qu¨¦ van a decir de m¨ª: ?me van a llamar proetarra? ?Me van a llamar facha?¡±, se pregunta. La primera pol¨¦mica salt¨® ya la semana pasada, cuando el cartel promocional de la serie elegido por HBO ¡ªque dedicaba el mismo espacio a una mujer junto al cad¨¢ver de su marido reci¨¦n asesinado por ETA que a un supuesto terrorista tumbado en el suelo tras recibir torturas policiales¡ª recibi¨® una lluvia de reproches por su aparente equidistancia. Una de esas cr¨ªticas lleg¨® del propio Fernando Aramburu, que calific¨® el cartel de ¡°desacierto¡±.
La aproximaci¨®n personal de Aitor Gabilondo al espanto terrorista se resume en esta confesi¨®n seca y tajante, pronunciada en el Alto de Capuchinos, en Errenteria, justo en el lugar donde el 25 de junio de 1998 ETA asesin¨® con una bomba pegada a un ciclomotor al concejal del Partido Popular Manuel Zamarre?o, atentado que recogen tanto el libro de Aramburu como la serie de Gabilondo: ¡°Yo tuve un amigo muy querido que fue asesinado por ETA. Y he tenido conocidos que acabaron en ETA. Y alguno de esos conocidos estuvo relacionado con la muerte de ese amigo. Tambi¨¦n he tenido familiares amenazados que han tenido que vivir con escolta¡±.
Quienes han le¨ªdo el libro de Fernando Aramburu y quienes se disponen a hacerlo o a ver la serie sabr¨¢n que otra de las escenas fundamentales del relato es la que transcurre en una churrer¨ªa de la Parte Vieja donostiarra. All¨ª, entre tazas de chocolate y olor a aceitazo, Miren y ?Bittori, dos se?oras tan de all¨ª, meriendan y se cuentan sus cosas, el sexo con sus maridos, los zapatos que se quieren comprar, la vida ah¨ª afuera. En la misma mesa de la churrer¨ªa Santa Luc¨ªa donde se rodaron aquellas secuencias, Elena Irureta (Bittori) y Ane Gabarain (Miren) charlan hoy animadamente: ¡°La serie es en castellano, pero al principio se plante¨® si algunos personajes pod¨ªan hablar en euskera. Pero quedaba muy raro¡±, explica Irureta. Su compa?era de reparto apostilla: ¡°S¨ª, hubo la idea de meter un porcentaje de di¨¢logos en euskera, pero hab¨ªa algo que chirriaba much¨ªsimo¡±. ¡°Es que entonces¡±, interrumpe Irureta, ¡°si haces eso habr¨ªa que haber explicado por qu¨¦ unos hablan en euskera y por qu¨¦ otros en castellano. ?Qui¨¦nes hablan en euskera? ?Los que son de ETA?¡±.
Las dos actrices protagonistas no las ten¨ªan todas consigo: ¡°Al principio estuvimos hablando con Aitor sobre los personajes, porque en el libro de Aramburu nos parec¨ªan muy blancos o muy negros, o sea, que les faltaba mucho matiz, eran as¨ª o asau. Y no, las personas no somos as¨ª. Solo hay que rascar y poner a la gente en una situaci¨®n dif¨ªcil, y entonces salen cosas¡±. Las dos actrices reconocen, eso s¨ª, que sus personajes tienen algo de arquet¨ªpico: ¡°S¨ª hay esa base arquet¨ªpica. Mira estas dos mujeres, son como muy vascas en ese sentido de que llevan los pantalones en casa, de que tienen dos maridos que pr¨¢cticamente son dos panolis¡¡±.
Irureta y Gabarain son dos viejas conocidas del cine, el teatro y la televisi¨®n vascos y lideran un elenco integrado casi en su totalidad por actores y actrices de Euskadi, una de las condiciones sine qua non que Gabilondo puso a HBO: Jos¨¦ Ram¨®n Soroiz, Mikel Laskurain, Jon Olivares, Susana Abaitua, I?igo Aranbarri, Loreto Maule¨®n, Eneko Sagardoy¡
La lluvia. La lluvia como un mantra en forma de sirimiri impregna Patria. ¡°Es algo dram¨¢tico y algo po¨¦tico, los d¨ªas oscuros, esos d¨ªas grises de aqu¨ª¡±, susurra Irureta, y Gabarain le corta: ¡°Es verdad que ha habido atentados marcados por la lluvia, est¨¢ en el imaginario de mucha gente la imagen de tal o cual cad¨¢ver ensangrentado bajo la lluvia¡±.
Y en eso aparece el camarero con un plato lleno de pintxos.
¡ª?Qu¨¦ rico hab¨¦is pedido!
¡ª?Hala, de los churros a los pintxos!
¡ªEsto es un no parar.
¡ªChica, ya comeremos.
¡ª?Y encima el periodista grabando todo, mira, grabando c¨®mo nos ponemos!
¡ªSolo sonido, no hay imagen.
¡ªMenos mal.
La pausa del picoteo, sagrada en el lugar donde estamos, renueva la conversaci¨®n con Bittori y Miren. ¡°Es la primera vez que un relato toca el arco entero de este problema, aqu¨ª est¨¢n todos, todos¡±, asegura Elena Irureta, que cuando vio las primeras im¨¢genes ya editadas de la serie explot¨® en l¨¢grimas. ¡°Oye, chico, ?que no pod¨ªa dejar de llorar!¡±.
A trav¨¦s de los a?os, la n¨®mina de cineastas que un d¨ªa se zambulleron en la cuesti¨®n de ETA es bien amplia: Imanol Uribe (El proceso de Burgos, La fuga de Segovia, La muerte de Mikel, D¨ªas contados, Lejos del mar), Gillo Pontecorvo (Operaci¨®n Ogro), Eloy de la Iglesia (El pico), Pedro Costa (El caso Almer¨ªa), Mario Camus (Sombras en una batalla), Ana D¨ªez (Ander y Yul), Emilio Mart¨ªnez-L¨¢zaro (La voz de su amo), Antxon Eceiza (D¨ªas de humo), Julio Medem (La pelota vasca, la piel contra la piedra), Helena Taberna (Yoyes), Miguel Courtois (GAL), I?aki Arteta (Olvidados, Trece entre mil, El infierno vasco), Jaime Rosales (Tiro en la cabeza), Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n (Todos estamos invitados), Borja Cobeaga (Negociador, Fe de etarras), Pablo Malo (Lasa y Zabala), Aitor Merino (Asier eta biok), Justin Webster, Luis R. Aizpeolea y Jos¨¦ Mar¨ªa Izquierdo (El fin de ETA), etc¨¦tera.
En ocasiones por su condici¨®n anecd¨®tica, otras veces por su m¨¢s o menos indisimulado sesgo y a menudo por su torpeza y endeblez dram¨¢tica con asunto tan poderoso de por medio, el caso es que pocos nombres y t¨ªtulos de esa lista, desde la ficci¨®n o desde la realidad, lograron una aproximaci¨®n seria al mundo de ETA y su siniestro impacto. En ese sentido, por su voluntad de abarcar todo el arco sociol¨®gico del desastre, su ambici¨®n, su factura, su autenticidad sin caricaturas baratas y su potencia cinematogr¨¢fica, Patria se erige en cierto modo ¡ªsiendo una serie¡ª en algo que se acerca a la primera pel¨ªcula total sobre ETA, si eso existe.
El respeto a la sintaxis de la narraci¨®n, a la austeridad y a la voluntad de no-adorno presentes en la obra de Aramburu es una de las marcas de la serie de HBO. ¡°Yo me alegro de verdad de que esto sea as¨ª¡±, confiesa Fernando Aramburu desde su casa en Hannover (Alemania), donde vive desde hace m¨¢s de 30 a?os. ¡°Los int¨¦rpretes se expresan no solo como los personajes de mi novela, sino como mis familiares, mis vecinos, y esa sensaci¨®n de autenticidad me resulta muy emocionante. Yo ahora, despu¨¦s de ver algunos cap¨ªtulos, ya soy incapaz de pensar en los sujetos de mi novela sin ponerles la cara de los actores y las actrices de la serie. Ya no puedo ponerles aquella cara provisional que a lo mejor era la cara de mi padre o de otras personas conocidas. Es decir, esos actores han colonizado fision¨®micamente a mis personajes¡±, explica el escritor donostiarra, a quien Aitor Gabilondo le envi¨® los guiones antes de rodar, aunque ¨¦l no se lo hab¨ªa pedido.
¡°Yo no espero ver en la pantalla mi novela, eso es un error¡±, asegura Aramburu, quien admite: ¡°Lo ¨²nico que yo podr¨ªa haber hecho en este proyecto es estorbar¡±. Pero haberse quedado al margen de la serie no le impide desentenderse de ella al escritor, que ya constat¨® en su d¨ªa c¨®mo la mayor¨ªa de la gran familia abertzale extend¨ªa un manto de silencio sobre su libro. ¡°Yo s¨¦ con antelaci¨®n qui¨¦nes juzgar¨¢n negativamente esta serie. En la sociedad vasca hay distintas capas de realidad, esto yo lo he visto desde ni?o. Hay una capa exterior que es en la que se da ese silencio. Es la que llega a los peri¨®dicos. Y luego est¨¢ la verdad ¨ªntima de cada uno, lo que se dice en voz baja, y esa es la verdadera realidad. Pero no aflora nunca. Y de hecho, cuando surge es cuando se montan las grandes pol¨¦micas. Yo solo escrib¨ª una novela que en Euskadi se ha le¨ªdo de una manera masiva, aunque claro, mucha gente de pueblos peque?os ha tenido que ir a comprar mi libro a San Sebasti¨¢n, y se lo han llevado a casa en el fondo de la bolsa, tapado con los puerros. Y eso es t¨ªpico del lugar, y somos as¨ª y eso no hay quien lo cambie¡±. Am¨¦n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.