'Patria', una apuesta fuerte, trascendente y ganada
No hay nada que deje de interesarme en esta serie, la que m¨¢s me ha gustado de todas las que se han realizado en este pa¨ªs
Nunca tuve demasiada paciencia, ni obligaci¨®n cultural, ni esfuerzo, ni esp¨ªritu de sacrificio para encontrar el para¨ªso al final del t¨²nel ante los libros que me aburr¨ªan, me resultaban incomprensibles y herm¨¦ticos, no me ara?aban ninguna fibra emocional. Y algunos de ellos hab¨ªan recibido todo tipo de bendiciones acad¨¦micas y certificado de arte mayor. Me ocurr¨ªa lo mismo con el cine. O con determinados seres humanos. Supon¨ªan una p¨¦rdida de tiempo, cuando a¨²n cre¨ªas que este serv¨ªa para otorgarte cosas gozosas. Pero era maravilloso cuando no pod¨ªas ni quer¨ªas dejar de leer una novela, disfrutar con cada una de sus p¨¢ginas, sentirte transportado a un universo magn¨¦tico, temer la llegada del final. Son libros a los que sigo retornando, sin que aparezca jam¨¢s la decepci¨®n, que me siguen provocando las inolvidables sensaciones de la primera vez que los visit¨¦.
Me ocurri¨® hace unos a?os con el descubrimiento temprano de la novela de Fernando Aramburu Patria. Lo hice antes de que aparecieran cr¨ªticas, rese?as y an¨¢lisis que la avalaran. La devor¨¦ de un tir¨®n (solo interrumpido por la necesidad de dormir), fascinado por los personajes, las situaciones y la atm¨®sfera, intrigado por su desarrollo con temblor hacia la sanguinaria sordidez de lo que narraba, admirando su compleja descripci¨®n de todos y de todo, contagiado por su tristeza y su desolaci¨®n, expectante ante su imprevisible desenlace. Al parecer, esas sensaciones fueron compartidas por infinitos lectores. Es lo que ocurre algunas veces con algo que recibe la definici¨®n de clasicismo.
Y, por supuesto, tuve dudas cuando me enter¨¦ de que iban a realizar una serie de televisi¨®n adaptando un libro tan poderoso. A su favor jugaba el hecho de que la iba a producir la marca HBO, creadora de las mejores series que se han hecho en el siglo XXI, capaz de lograr aut¨¦ntico arte en un formato que casi siempre hab¨ªa optado por lo convencional, la mediocridad, lo previsible. Inevitablemente, ese sello pod¨ªa implicar garant¨ªa de cierta calidad, la apuesta de los m¨¢s dotados por una novela imprescindible que hab¨ªa supuesto un fruct¨ªfero terremoto en las librer¨ªas de este pa¨ªs.
El encargado de tarea tan arriesgada, el guionista y creador de la serie, ha sido Aitor Gabilondo, alguien que hab¨ªa dado con la f¨®rmula del ¨¦xito comercial en varias producciones exhibidas por Telecinco. Series como El Pr¨ªncipe y Vivir sin permiso, productos h¨¢biles, a la medida de las apetencias del consumidor y que personalmente me provocaron m¨¢s fr¨ªo que calor, tan triunfantes como olvidables. Y despu¨¦s de tanto anhelo por constatar c¨®mo se hab¨ªan portado las im¨¢genes cinematogr¨¢ficas con las palabras escritas de Aramburu, me citan en una sala para ver Patria. Se compone de ocho cap¨ªtulos. La veo en dos sesiones. Podr¨ªa haberlo hecho en una sola. Sin que apareciera ni un momento de fatiga. Han logrado un resultado magn¨ªfico, una adaptaci¨®n tan cre¨ªble como apasionante de ese relato denso, terror¨ªfico, lleno de sombras y de algunas luces, de seres humanos en circunstancias permanentemente violentas y tr¨¢gicas, de gente quebrada y ya para siempre a la deriva por el zarpazo de un monstruo llamado ETA que dur¨® cinco d¨¦cadas. Todo es veros¨ªmil en ella. El ambiente, el lenguaje, lo que se muestra y lo que se sugiere, la acci¨®n y la reflexi¨®n, la ausencia de manique¨ªsmo, la descripci¨®n de una pesadilla que parec¨ªa inacabable, los afectos traicionados, el silencio c¨®mplice o temeroso del entorno hacia las v¨ªctimas, el fanatismo y sus brutales consecuencias, la ejecuci¨®n f¨ªsica y moral que ejercen los asesinos y las torturas que les aplica el Estado al detenerlos, la amenaza, el odio y el consecuente pavor como protagonistas de una sociedad alarmantemente enferma.
F¨¦lix Viscarret dirige los cuatro primeros episodios y ?scar Pedraza los restantes. Con mucho m¨¦rito. Y detr¨¢s de todo ello hay un trabajo inteligente, cuidadoso y hom¨¦rico del inventor, Aitor Gabilondo.
No veo el nombre de Fernando Aramburu en los guiones, pero quiero imaginar que reconocer¨ªa como suyo el mundo que retratan las im¨¢genes. La elecci¨®n de todos los elementos que componen Patria ha sido tan meditada como audaz. Y aciertan. La credibilidad que aportan los excelentes y para m¨ª desconocidos int¨¦rpretes, casi todos ellos vascos, es absoluta. Igualmente la trama, los di¨¢logos, los escenarios interiores y exteriores, el ritmo, la excepcional fotograf¨ªa, el clima, el lenguaje externo e interno.
No hay nada que deje de interesarme en Patria. Me provoca muchos y agradables sentimientos. Es la serie que m¨¢s me ha gustado (y no me olvido de la primera y brillante temporada de La peste) de todas las que se han realizado en este pa¨ªs. HBO ha estado a la altura de su prestigio. Desconozco c¨®mo funcionar¨¢ Patria en las audiencias. Pero su calidad es transparente, ah¨ª est¨¢. Aitor Gabilondo y su equipo pueden dormir tranquilos.
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