De la frustraci¨®n a la ilusi¨®n
La pandemia nos ha puesto a prueba con planes cancelados y un futuro incierto. Tres consejos para no dejarse llevar por las emociones negativas y recuperar la paciencia y, con ella, la felicidad.
Todos lo hemos vivido de ni?os. Cuando nuestros deseos no se ve¨ªan satisfechos, la frustraci¨®n tomaba la forma de una rabieta que arruinaba la paz de los mayores. Ese dolor por aquello que no pod¨ªamos conseguir, y que los adultos etiquetaban como capricho, tiene ra¨ªces muy profundas en el ser humano. De hecho, la frustraci¨®n est¨¢ presente en todas las etapas de la vida, y nuestro ¨¦xito como personas depender¨¢ de nuestra gesti¨®n de este sentimiento tan humano. Un maestro de zen resum¨ªa esta cuesti¨®n a una f¨®rmula sencilla: la felicidad es la realidad en la que vivimos menos lo que deseamos o esperamos conseguir. Si solo hemos cumplido el 50% de las aspiraciones, nuestro nivel de felicidad no pasar¨¢ del aprobado justo, ya que hay media existencia que solo existe en el territorio del anhelo. Y cuando lo que se desea pesa m¨¢s que lo que se tiene, entonces sucede lo que dec¨ªa Carl Gustav Jung: ¡°La vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir¡±.
En la sociedad de la competitividad y la satisfacci¨®n instant¨¢nea ¡ªal alcance de un clic¡ª, la frustraci¨®n necesariamente nos acompa?ar¨¢ a todas partes, ya que aunque podamos satisfacer un deseo, detr¨¢s espera agazapado el siguiente. Eso en condiciones normales. Sin embargo, ?de qu¨¦ manera vivimos la frustraci¨®n en el mundo actual, que es una trituradora de planes?
Desde el inicio de la pandemia hemos pasado del consumismo desaforado a la cultura de la cancelaci¨®n. Al tiempo que se cerraban las escuelas, tuvimos que suspender viajes, se prohibieron los espect¨¢culos¡ ?Vivimos, m¨¢s que nunca, sumidos en la frustraci¨®n? Para saber si esto se aplica a uno, veamos algunos s¨ªntomas habituales de la persona end¨¦micamente frustrada:
- Estado sostenido de melancol¨ªa y des¨¢nimo.
- Mayor irritabilidad, tensi¨®n corporal y estr¨¦s. Cosas que antes no te molestaban, ahora te hacen saltar.
- Pensamientos circulares de car¨¢cter negativo que te roban la energ¨ªa y pueden incluso dificultar el sue?o.
- Aumento del consumo de alcohol y de la automedicaci¨®n. Deseo de escapismo o de anestesia.
Si nos reconocemos en dos o m¨¢s de estas caracter¨ªsticas, la frustraci¨®n se ha apoderado de una parte importante de nuestra vida. Veamos algunas claves pr¨¢cticas para sobrellevarla mejor y transitar hacia la ilusi¨®n, que se encuentra al otro lado del espectro:
- Cultivar la paciencia. Una medida obvia, pero sin duda eficaz. Tanto de ni?os como en la edad adulta, la frustraci¨®n aflora por el hecho de no obtener ahora aquello que deseamos. Si no consegu¨ªas en el momento el juguete detr¨¢s del escaparate, saber que aquello pod¨ªa ser tuyo en tu cumplea?os no aliviaba el dolor. En tiempos de crisis, si no sabemos ya cu¨¢ndo terminar¨¢ la situaci¨®n que nos hace sufrir, nos desesperamos. Contra esa inmediatez, solo una mirada larga nos permitir¨¢ relajarnos. Aunque no sepamos cu¨¢ndo tendremos las circunstancias deseadas, entender que hay luz al final del t¨²nel facilitar¨¢ la traves¨ªa.
- Examinar las ganancias. As¨ª como la energ¨ªa no se crea ni se destruye, sino que solo se transforma, lo mismo sucede con las p¨¦rdidas, que suelen llevar ganancias aparejadas. El viajero empedernido que no ha podido ir a los destinos so?ados cuenta ahora con un ahorro que de otro modo no tendr¨ªa y que puede invertir en otras cosas, incluso en un gran viaje futuro. El empleado fiel que ve desaparecer su lugar de trabajo se ve obligado a contemplar posibilidades ¡ªuna de ellas el autoempleo¡ª que nunca antes ha valorado, y quiz¨¢s en una de ellas encuentre su verdadero sino. Para vencer la frustraci¨®n, por lo tanto, hay que darle la vuelta a la cuesti¨®n y preguntarse: ?qu¨¦ gano con esta p¨¦rdida.
- Asumir la impermanencia de todo. Nada de lo que consigamos es para siempre. Aunque pudi¨¦ramos cumplir todos los deseos, la satisfacci¨®n ser¨ªa temporal. El coche nuevo y relu.ciente acaba rayado y finalmente se estropea. Si nada permanece y todo cambia, entonces la frustraci¨®n pierde su sentido.
Se atribuye al pintor Eug¨¨ne Delacroix la m¨¢xima: ¡°Desear lo mejor, recelar lo peor y tomar lo que viniere¡±. Si seguimos esta consigna, y en lugar de atarnos a expectativas, tomamos las cosas seg¨²n van viniendo, fluiremos mucho mejor con el torrente ca¨®tico de acontecimientos que llamamos vida. ¡ªeps
¡®Dukkha¡¯, el azote de la insatisfacci¨®n
Una de las claves de la felicidad, seg¨²n el budismo, es el dukkha, que a menudo se traduce como insatisfacci¨®n. Se puede tener aparentemente todo en la vida ¡ªsalud, dinero, ¨¦xito social, amor¡ª y sufrirlo. Es com¨²n entre personas de alto nivel econ¨®mico o intelectual. El dukkha no depende de lo que tengamos, sino de lo que creemos que nos falta, como si nuestros deseos fueran un horizonte inalcanzable. Cualquier cosa deja de tener valor una vez conseguida, lo que nos obliga a correr siempre hacia el siguiente objetivo. Seg¨²n el budismo, solo podemos liberarnos del dukkha al desapegarnos de nuestros deseos ¡ªde conseguir algo, de que algo suceda, de que algo cese¡ª y abrazar la realidad tal cual es.
Francesc Miralles es escritor y periodista especializado en psicolog¨ªa.
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