¡°?l es un psic¨®pata y ella no est¨¢ bien¡±: el ¡®caso Allen¡¯ va mucho m¨¢s all¨¢ de qui¨¦n miente y qui¨¦n dice la verdad
El cr¨ªtico y escritor Edu Gal¨¢n acaba de publicar 'El s¨ªndrome Woody Allen', fruto de un largo estudio no solo del caso de Woody Allen, sino de la forma en que Hollywood ha hecho que algunas causas copen la conversaci¨®n y opaquen a otras m¨¢s importantes
En 1992 estall¨® el doble esc¨¢ndalo de Woody Allen: se descubri¨® que hab¨ªa iniciado una relaci¨®n con Soon Yi, la hija adoptiva de su pareja, Mia Farrow, y posteriormente ¨¦sta le acus¨® de abusar sexualmente de la hija adoptiva de ambos, Dylan. Pese al tiempo transcurrido, todav¨ªa seguimos discutiendo sobre lo que ocurri¨®. Es m¨¢s, en los ¨²ltimos a?os el tema ha cobrado especial virulencia y relevancia reavivado por el movimiento Me Too y las declaraciones de una Dylan ya adulta. En su libro El s¨ªndrome Woody Allen. Por qu¨¦ Woody Allen ha pasado de ser inocente a culpable en diez a?os, Edu Gal¨¢n revisa el caso e intenta explicar por qu¨¦ se ha convertido en uno de los asuntos m¨¢s candentes de las luchas culturales de nuestros d¨ªas.
El resultado es la historia de c¨®mo un drama judicial y familiar de hace casi 30 a?os acaba retratando algunos de los aspectos m¨¢s complejos de nuestra sociedad actual. Desde el linchamiento en redes, la revisi¨®n del pasado, el personalismo, el sentimentalismo, el victimismo o las luchas identitarias. Hablamos con Edu Gal¨¢n sobre estas y otras cuestiones que toca su ¨²ltimo libro.
Aunque mencionar a Woody Allen en redes sigue siendo garant¨ªa de pol¨¦mica, ?ha sido cancelado de verdad? Sigue haciendo las pel¨ªculas con libertad, ha publicado sus memorias, concede entrevistas, da conciertos, hace promoci¨®n¡ ?l mismo dec¨ªa en sus memorias que segu¨ªa teniendo libertad absoluta y que lo ocurrido no le afectaba a su vida cotidiana. En primer lugar, odio el t¨¦rmino ¡°cultura de la cancelaci¨®n¡±, me parece muy americano, una neopalabra. Evidentemente en el caso de Woody Allen, a ¨¦l apenas le ha afectado, pero como explico en el libro, es un caso muy jugoso que me sirve para se?alar esta forma de funcionar censora que es la cultura de la cancelaci¨®n. Woody Allen es una advertencia, pese a que ¨¦l se declare inmune. En lo material sigue teniendo sus estrenos, su libro ha sido un ¨¦xito, pero en lo personal que haya sido exonerado ¨Cni siquiera lleg¨® a ser juzgado¨C y aun as¨ª 30 a?os despu¨¦s est¨¦ aguantando que le llamen pederasta¡ ?hostia! Adem¨¢s, justo ¡°pederasta¡± e ¡°incestuoso¡±, sabiendo que en esta sociedad los delitos no dependen de su gravedad penal sino de su consideraci¨®n social¡ A ¨¦l parece que se la suda porque es un soci¨®pata absoluto, un eg¨®latra, un marciano, pero es una situaci¨®n que puede llevar al suicidio o a problemas psicol¨®gicos muy graves. Se instala una filosof¨ªa en otros creadores que no tienen su estatus o su fama ¨Co la de J. K. Rowling¨C, a los que esta situaci¨®n s¨ª puede llegar a destrozar. Ese es el problema, m¨¢s que Woody Allen pueda o no hacer pel¨ªculas, que en mi opini¨®n, tampoco tienen mayor inter¨¦s.
El libro se pregunta c¨®mo Woody Allen ha pasado de inocente a culpable en diez a?os. Le hago la pregunta inversa: ?por qu¨¦ el mundo se olvid¨® de las acusaciones de abuso sexual de Dylan Farrow durante casi 20 a?os? Existi¨® una cosa maravillosa que fue el derecho al olvido. En un caso traum¨¢tico de una separaci¨®n de dos irresponsables, yo me posiciono moralmente diciendo que ¨¦l es un psic¨®pata y ella no est¨¢ bien, aunque tambi¨¦n le hicieron una cosa muy gorda. Pero fuera de ello, se arregl¨® la custodia en un juzgado con todas las garant¨ªas posibles, as¨ª que tienen derecho al olvido, a la reinserci¨®n y a que el caso sea olvidado. La deriva de un feminismo que es el Me Too supuso un grito de las mujeres de Hollywood, y acab¨® teniendo todos los pros y los contras de un grito. Nos ha avisado de que ah¨ª hab¨ªa un problema, pero hay que ir mucho m¨¢s all¨¢. Ese grito ha sido utilizado por la familia Farrow para revivir un caso en el que yo no dudo que ellos se sientan v¨ªctimas o crean la versi¨®n que proclaman, pero lo que defiendo es que eso es irrelevante.
Sin embargo, el derecho al olvido tambi¨¦n se esgrime en situaciones mucho m¨¢s complejas, como en el caso de Roman Polanski, con un l¨ªo judicial que se arrastra durante d¨¦cadas. La propia v¨ªctima de violaci¨®n, que entonces ten¨ªa 13 a?os, dice que ¨¦l es culpable pero que le dejen en paz. ?El derecho al olvido es un arma a esgrimir solo cuando la persona acusada es inocente o nosotros lo creemos as¨ª, o en casos como el de Polanski o Bill Cosby s¨ª hay que volver sobre el pasado y revisar situaciones que no fueron resueltas en su momento? Esto que me planteas est¨¢ bien visto, por eso el t¨ªtulo del libro es El s¨ªndrome Woody Allen y no El s¨ªndrome Polanski. Apelo al derecho al olvido por referirme a Google, pero en este caso quiz¨¢s lo que tendr¨ªa que haber dicho es que, una vez juzgada una cosa, tengas derecho al olvido, que ese se?or tiene derecho a seguir su vida. Esto cambia radicalmente en casos como el de Polanski, que ha sido juzgado y ha evitado la acci¨®n de la justicia. Esto es otra cosa. Y luego entramos en la parte psicol¨®gica, moral, fuera de la justicia, en la que podemos decir que si la v¨ªctima le perdona es que la sociedad le debe perdonar, o no, pero esto ya ser¨ªan disquisiciones morales. Entiendo el argumento del que defiende: ¡°si la v¨ªctima le perdona y han pasado 50 a?os enterremos el tema ya¡±, pero tambi¨¦n el argumento contrario que denuncia que es un se?or que evit¨® la acci¨®n de la justicia (por mucho que al proceso podamos ponerle trabas, como se plantea en el documental Roman Polanski: Se busca). El caso es que huy¨® y ah¨ª no creo que quepa la idea del derecho al olvido; tienes que afrontar las consecuencias l¨®gicas de haber escapado. Y en el caso de Polanski, que te hagan un feo en un acto o que te pases un tiempo metido en tu casa de Suiza frente a pasarte 20 a?os en una c¨¢rcel norteamericana¡, me parece que sali¨® ganando.
El libro tambi¨¦n trata el eterno debate sobre si se puede separar una obra de su autor. En el caso de Woody Allen es complicado porque su personaje cinematogr¨¢fico se confunde con el real y est¨¢ muy basado en s¨ª mismo. Luego est¨¢ el caso de la ¨²ltima pel¨ªcula de Polanski, El oficial y la esp¨ªa, sobre el caso Dreyfus, en el que un inocente fue acusado y condenado injustamente, algo que es muy dif¨ªcil no interpretar como una defensa personal. ?En casos as¨ª, c¨®mo separar autor y obra? Sobre lo primero, te dir¨ªa que yo defiendo lo contrario. En Woody Allen, por lo que yo he estudiado, sus ficciones se deben m¨¢s a un personaje, pero aceptando la hip¨®tesis contraria, que fuese parte de su vida, da igual porque en el momento en el que lo ruedas con una c¨¢mara es ficci¨®n. No tiene consecuencias materiales. En una pel¨ªcula, si matas a alguien, no muere. Por mucho que se tratase de autoficci¨®n, no se puede defender la idea de unir autor y obra. La ficci¨®n no depende solo de qui¨¦n la escribe, depende del contexto, de la forma art¨ªstica en la que es expresada¡ Ver las ficciones de Woody Allen como un reflejo de su vida es un error, porque como dec¨ªa Umberto Eco, si te pones a buscar, lo encuentras. Otra cosa, como ocurre en Polanski, es para qu¨¦ utiliza esa obra el autor. En las entrevistas ¨¦l niega que sea un alegato sobre s¨ª mismo, pero te dir¨ªa que es irrelevante. Lo que trato de hacer entender es que esa pel¨ªcula tiene valor fuera de su autor, de hecho, que tiene unos valores que est¨¢n muy por encima de los de su autor. El Guernica con su valor antifascista, pacifista, a favor de los derechos humanos, tiene m¨¢s valor que Picasso. Esto es algo que pido al lector, intentar ir m¨¢s all¨¢, intentar entender las cosas en vez de despacharlas como si el brazo y la c¨¢mara fueran lo mismo.
Pide entender y contextualizar, y en el libro expone los efectos de vivir aislados en una burbuja o de las c¨¢maras de eco, la endogamia que crean las redes sociales en las que solo acabas leyendo aquello que corrobora lo que ya piensas. ?El p¨²blico de este libro no ser¨¢ tambi¨¦n solo el que piensa que Woody Allen es inocente, cuando resultar¨ªa una lectura m¨¢s estimulante para los que piensan que es culpable? Pues peor para unos y peor para otros. Si este libro lo lees pensando que Woody Allen es culpable judicialmente, est¨¢s equivocado. Si lo lees pensando que es inocente ¨Cno judicialmente, que no lleg¨® ni a haber juicio, sino moralmente¨C, que es un hombre oprimido y que en su vida pas¨® esto porque las mujeres sois muy malas, est¨¢s equivocado tambi¨¦n. Me encantar¨ªa que cada lector pudiese hacer lo que Woody Allen en Annie Hall: que si alguien dice ¡°no lo leo porque creo que Woody Allen es tal¡±, alguien dijese, ¡°espera, que tengo aqu¨ª al autor¡±, y sacarme para explicar que ni lo uno ni lo otro.
Menciona que el Me Too no busca tanto producir cambios estructurales en el sistema sino encontrar culpables sobre los que descargar una reacci¨®n emotiva personal. ?Est¨¢ haci¨¦ndole el juego de esta forma al neoliberalismo y a una forma de entender nuestra sociedad desde la ¨®ptica estrictamente capitalista? No creo que le haga el juego al neoliberalismo de la misma manera que no creo que un habitante de Toledo del siglo XV le haga el juego al imperio espa?ol. No todos somos c¨®mplices del neoliberalismo, es que estamos inmersos en un sistema neoliberal, emotivo y de centralidad del yo. Esas din¨¢micas sociales corroen determinadas manifestaciones de ciertos activismos, pero tambi¨¦n de la pol¨ªtica, la judicatura, los sindicatos¡ Pero t¨² no eres c¨®mplice, el mundo no est¨¢ a tus pies, t¨² est¨¢s a merced del mundo. Y ya que esto es as¨ª, que no nos den gato por liebre: celebremos que las pel¨ªculas sean cada vez m¨¢s diversas y est¨¢ muy bien que en Star Wars haya negros, pero que no se nos olvide que el 70% de los presos en las c¨¢rceles en Estados Unidos son negros, que no hay sanidad p¨²blica¡ que no nos calme el alma una palabrita como a mi abuela le calmaba el alma dar una limosna cada Navidad. Por llamar ¡°gente con habilidades especiales¡± a un discapacitado no se nos puede cambiar el alma, habr¨ªa que exigir m¨¢s a nuestro Estado, a nuestros pol¨ªticos¡ ?y no tendr¨ªamos que votar a Vox!
Justo sobre los sindicatos, menciona el caso de los trabajadores de Hachette [la editorial que iba a publicar en primer lugar las memorias de Woody Allen en Estados Unidos, y que tras una protesta de sus empleados renunci¨® a hacerlo] que se pusieron a organizar un boicot al libro de Woody Allen en vez de exigir mejoras econ¨®micas o reivindicar sus derechos laborales. ?No son compatibles ambas reivindicaciones? Parto de que yo publicar¨ªa cualquier libro. La autobiograf¨ªa de Videla, que es un cerdo y no creo que exista, yo la publicar¨ªa igual. En el caso de Hachette, me he ido a la hemeroteca, a buscar datos. Busco art¨ªculos de la izquierda liberal norteamericana ¨Cque es el horror¨C y solo encuentro placebos. ?Hasta qu¨¦ punto nos controla este sistema, sobre todo en Estados Unidos, hasta qu¨¦ punto nos modela la sentimentalidad del yo, que los trabajadores de una editorial salen a la calle para protestar por la publicaci¨®n de un libro y no por sus condiciones laborales que son aberrantes, empezando por el seguro m¨¦dico? Es cuesti¨®n de prioridades, no digo que sean incompatibles, pero las luchas sociales en Estados Unidos est¨¢n de capa ca¨ªda o han desaparecido y, en cambio, cosas accesorias como que Woody Allen publique su autobiograf¨ªa se protestan con una energ¨ªa que me parece desproporcionada. Es una consecuencia l¨®gica del sistema que te repite que t¨² eres el centro del universo y que lo que importa es tu emocionalidad, y tus derechos pasan a segundo plano porque lo que importa es estar c¨®modo. El sistema trata de rodearte de algodones y que no veas repugnantes tus derechos laborales o tu n¨®mina y s¨ª veas repugnante a un se?or por valores que, aunque fueran ciertos, deber¨ªan ser la ¨²ltima de las preocupaciones de un trabajador.
En una parte del libro habla del paternalismo hacia los estudiantes universitarios que piden, por ejemplo, la construcci¨®n de ¡°espacios seguros¡±. Menciona iniciativas que es f¨¢cil percibir como rid¨ªculas, como el uso de perros de compa?¨ªa para aliviar el estr¨¦s de la vida universitaria, pero no se habla de que otro prop¨®sito de los espacios seguros es disminuir el alto n¨²mero de violaciones en los campus universitarios. ?El poner el ojo sobre la infantilizaci¨®n del mundo universitario y las microagresiones opaca la existencia de grandes agresiones?? Lo de las violaciones en los campus es un problema muy grave de seguridad. Eso son v¨ªctimas reales, hay un problema por ser mujer agravado, porque la violencia de g¨¦nero existe, pero eso poco tiene que ver con el concepto de ¡°espacio seguro¡± que sirve solo para proteger al estudiante no de acciones materiales, sino para proteger su psique de la existencia de realidades violentas. Creo que el foco se pone en la comodidad del alumno en vez de ayudarles a afrontar la realidad. Se cambia esto por la estructura de mercado, queda vetada la palabra ¡°no¡±, y es m¨¢s f¨¢cil crear un espacio seguro donde se junten v¨ªctimas reales con gente que quiere ser protegida del horror que es el mundo. Creo que la victimizaci¨®n de la sociedad actual va a favor de las multinacionales que despachan a la poblaci¨®n ¨Cahora mismo las universidades, sobre todo las norteamericanas, est¨¢n controladas por fondos de inversi¨®n¨C y va en contra de las v¨ªctimas reales que son hacinadas con otra gente que ¡°se siente mal¡± porque va a ver al d¨ªa siguiente una escena de una matanza de Somalia. Pero esto es otro problema, y como ves en el libro, no tengo claro la soluci¨®n. Lo que s¨ª tengo claro es que el modelo actual econ¨®mico crea este cambio de prioridades regido por el mercado, y nos incluyo como part¨ªcipes a nosotros, a los medios.
Cuando habla de esta sobreprotecci¨®n, ?incluir¨ªa en esta corriente casos como el de la advertencia previa que ha puesto el servicio HBO Max a Lo que el viento se llev¨®? Me molesta mucho y a la vez no me molesta mucho. Recuerdo aquella ¨¦poca en la que encontrar informaci¨®n sobre las obras de ficci¨®n era arduo, as¨ª que me parece un fracaso social tener que avisar y contextualizar las cosas cuando todos somos mayores para entrar en Internet y no necesitar un aviso previo. El respeto es dar por supuesto que el otro sabe como m¨ªnimo las mismas cosas que t¨²; tratarlo como un ni?o o como un loco no es respetarlo. Estas contextualizaciones dan paso a contextualizarlo todo. Sobre todo, lo que me molesta es que est¨¦n dentro de la obra de arte, que t¨² te las encuentres quieras o no. Pero por otro lado, tampoco me molestan mucho porque igual suponen un primer paso para que el espectador se informe ¨Cespero¨C sobre el cine de los a?os treinta, el racismo en el cine de esa ¨¦poca, sobre la novela¡
A veces pensamos que la educaci¨®n b¨¢sica nos ha dado herramientas para interpretar estas cosas, pero la realidad es que gran parte de la poblaci¨®n accede al conocimiento de ciertas ¨¦pocas y realidades a trav¨¦s de obras de ficci¨®n. Ya, ?pero en qu¨¦ momento dejamos esa evaluaci¨®n en manos de HBO Max? ?Por qu¨¦ no lo decide la propia sociedad, como ocurre con la memoria hist¨®rica, pese a lo que cuesta y costar¨¢ que se acepte? Es lo que me enerva, no tanto que exista el aviso, sino que se decida en base a un momento emocional, y que encima lo haga una multinacional.
Otro de los temas que toca en el libro es el enfrentamiento entre las luchas sociales con la libertad creativa. ?Cree que las nuevas normas de elegibilidad para las pel¨ªculas de los Oscar merman la libertad de los creadores? Ley¨¦ndolas, parece que todo entra, y no es una norma para producir tu pel¨ªcula, es para que se pueda elegir para los Oscar, pero es muy ingenuo pensar que para la creaci¨®n de determinadas pel¨ªculas el Oscar no influye. A m¨ª toda norma sobre la libertad art¨ªstica, de entrada, me molesta, y en el caso de los Oscar, todav¨ªa m¨¢s. Ya que el Valle de los Ca¨ªdos ha dejado de ser mi objetivo militar, mis siguientes objetivos son Silicon Valley y el teatro donde se celebran los Oscar. Si alguna dictadura asi¨¢tica tiene un arma at¨®mica dispuesta hacia all¨ª, yo aprieto el bot¨®n (risas). Es absolutamente hip¨®crita, como lo que habl¨¢bamos de Hachette, celebrar estas medidas como un gran avance no s¨¦ para qui¨¦n, cuando levantando m¨ªnimamente la cabeza vemos en qu¨¦ estado est¨¢n los derechos en Estados Unidos. Me alegra por las pocas personas individuales que ser¨¢n beneficiadas por la norma, pero mi alegr¨ªa es m¨ªnima, es como encontrar una flor en Mad Max; es, como dicen Ojete Calor, ¡°qu¨¦ bien tan mal¡±.
En el libro profundiza en el concepto de marketing narrativo: c¨®mo se busca que las historias sean un relato, tengan l¨®gica interna, buenos y malos y, a poder ser, moraleja. En la historia de Woody Allen, Soon Yi, Dylan y Mia Farrow, ?qu¨¦ nos queda tras examinar de cerca lo que ocurri¨®, existe ah¨ª una moraleja? Hostia, la moraleja ser¨ªa que si tienes una familia tengas cuidado de no hacer da?o a los ni?os. No s¨¦ si esa es la moraleja, yo siempre las he odiado, pero veo esto como la historia del derrumbe de una familia en manos de dos irresponsables absolutos. Dos marcianos que viv¨ªan en sus mundos y en el fondo son un poco el reflejo de lo que te quiere hacer la sociedad de mercado, pero ellos pod¨ªan porque eran millonarios. Una est¨¢ obsesionada por adoptar ni?os y el otro est¨¢ obsesionado por s¨ª mismo. No s¨¦ si ahora que Woody Allen se ha hecho mayor ha cambiado, pero en la ¨¦poca que he estudiado yo, solo se importaba a s¨ª mismo. Y claro, yo creo que te deben importar los dem¨¢s y especialmente que los hijos, sobre todo si son menores, deben ser el centro. Lo resumir¨ªa como la historia de un derrumbe, una tragedia de la que han salido adultos con una relaci¨®n muy compleja y rara con el mundo. La socializaci¨®n de los ni?os es ense?arles con sus cosas malas y buenas a funcionar en el mundo que les ha tocado vivir, en su caso en la sociedad neoyorkina de clase alta. Estos ni?os, por incomparecencia de sus padres, han crecido disfuncionales, no son capaces de funcionar, cada uno con sus cosas, Ronan, Soon Yi, ya no digamos Dylan, los que se suicidaron, Lark que muri¨®¡ Al montar el libro, la sensaci¨®n que yo ten¨ªa era descorazonadora. A pesar de que estoy en contra de la empat¨ªa, contemplar a esa familia, ver lo que vivieron esos ni?os entre 1992 y 1994, no se lo deseas ni a tu peor enemigo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.