Dimensi¨®n moscatel
En su periplo de varios siglos por el Mediterr¨¢neo, esta variedad ha pasado de alumbrar dulces hist¨®ricos a convertirse en icono de modernidad.?
POCOS VINOS necesitan menos presentaci¨®n que los moscateles. Sus inconfundibles notas almizcladas han quedado interiorizadas en el bagaje gustativo y arom¨¢tico de generaciones que han vivido y bebido en el ¨¢mbito de influencia del Mediterr¨¢neo. Casi no hay distancia entre lo que olemos en la copa y lo que experimentamos al mordisquear un grano de moscatel. Es una de las variedades m¨¢s f¨¢ciles de reconocer, incluso cuando se mezcla con otras uvas.
En el imaginario colectivo, la moscatel es sin¨®nimo de vino dulce. En ocasiones, dependiendo de la experiencia personal, tambi¨¦n de vino pastoso y cansino. Recuerdo las mistelas de infancia que tom¨¢bamos en los cumplea?os de nuestras t¨ªas abuelas, servidas en peque?as copitas donde moj¨¢bamos las galletas surtidas de celebraci¨®n. La mistela, una mera adici¨®n de alcohol al mosto, es un atajo f¨¢cil para no complicarse la vida con las lentas fermentaciones a las que se ve abocada cualquier partida de uvas rebosante de az¨²cares.
La concentraci¨®n es el primer mandamiento de los vinos dulces. En el ¨¢mbito mediterr¨¢neo se consigue sobremadurando la uva en la planta o deshidratando los racimos al sol. La mayor¨ªa de los vinos hist¨®ricos de calidad se elaboraban parando la fermentaci¨®n con alcohol; sub¨ªa el grado y permanec¨ªa el az¨²car. Pero no siempre ha sido as¨ª. Al igual que otros vinos de su ¨¦poca, el P¨ªo X 1903 que guardan en el botellero hist¨®rico de Gonz¨¢lez Byass se elabor¨® sin adici¨®n de alcohol. Hoy tiene nueve grados, ?600 gramos de az¨²car!, notas de piel de naranja, caramelo y tofe, una acidez fant¨¢stica y la textura del terciopelo. Es delicioso, emocionante y car¨ªsimo (1.800 euros).
En los a?os noventa del siglo pasado, aparecen productores valientes que vuelven a afrontar el reto de elaborar vinos dulces utilizando los ingredientes contenidos en las propias uvas. Destacan dos moscateles: la de grano menudo en Navarra, con las primeras a?adas de Ochoa (eran como llevarse un grano crujiente a la boca) o los complejos Chivite Vendimia Tard¨ªa; y la de Alejandr¨ªa, cultivada en las pendientes de v¨¦rtigo de la Axarqu¨ªa malague?a, una de las regiones m¨¢s bellas y desconocidas del vino espa?ol. El paisaje enamor¨® a Telmo Rodr¨ªguez en su periplo para recuperar regiones y variedades olvidadas por toda la geograf¨ªa del pa¨ªs. Tambi¨¦n, y como buen malague?o, al importador de vinos nacionales en Estados Unidos Jorge Ord¨®?ez, que busc¨® la ayuda de un especialista en vinos dulces centroeuropeos como Alois Kracher.
Antes, a principios de los a?os ochenta, en la comarca alicantina de la Marina Alta, Felipe Guti¨¦rrez de la Vega ya elaboraba sus primeros Casta Diva, fragantes, plenos de notas melosas, especias, flores blancas, frutas de hueso¡ Aunque se ha ganado el prestigio con los vinos dulces, este gran pionero en el trabajo con la moscatel saltar¨ªa despu¨¦s a los secos y continuar¨ªa explorando todo el arco de posibilidades de la variedad: fermentaci¨®n en barrica, fermentaci¨®n con pieles al estilo de los vinos naranja o crianza bajo una capa de levaduras (velo de flor). Hoy, el paisaje de los moscateles secos est¨¢ en plena expansi¨®n. Parad¨®jicamente, el reto actual consiste en matizar el inconfundible patr¨®n arom¨¢tico de la variedad con vendimias m¨¢s tempranas, nuevos recipientes de crianza¡ Pero nada pone tanto rock and roll en la moscatel como fermentarla con pieles siguiendo el modelo de los vinos naranja. Los resultados, dependiendo de la elaboraci¨®n y el tiempo de contacto, van desde las expresiones m¨¢s salvajes y silvestres a un aporte mayor o menor de notas herbales.
Solo el viaje completo desde el mundo dulce al seco permite contemplar esta variedad en toda su dimensi¨®n, pero la finura de los mejores blancos modernos y la energ¨ªa de los vinos trabajados con pieles representan su versi¨®n m¨¢s vibrante y contempor¨¢nea. Es la revoluci¨®n que llega del Mediterr¨¢neo.
Natural. El Carro de la Mata 2019. Blanco. Alicante. Vinessens. Moscatel de Alejandr¨ªa. 12,5%. 14,90 euros.
Un vino naranja en toda regla y la versi¨®n m¨¢s salvaje de la moscatel fermentada con pieles. Tras casi un mes en contacto con los hollejos, forma parte de la colecci¨®n Origen, que se centra en vinos naturales elaborados en ¨¢nforas de barro. Las uvas proceden de la parcela El Carro, situada en el parque natural de La Mata, en Torrevieja, con gran influencia del mar. Destacan los aromas herbales y c¨ªtricos que ocultan el car¨¢cter meloso de la variedad, sin que deje de ser bastante reconocible. Es sabroso, intenso, muy seco y lleno de vitalidad.
Marina Alta. Pureza 2019. Blanco. Alicante. Pepe Mendoza Casa Agr¨ªcola. Moscatel de Alejandr¨ªa. 13%. 17,50 euros.
La elaboraci¨®n y la filosof¨ªa es similar a la del vino anterior, aunque dentro de un paisaje diferente y m¨¢s septentrional en Alicante. Poca intervenci¨®n tambi¨¦n, aunque con presencia de sulfitos, y fermentaci¨®n m¨¢s corta con pieles. El perfil del vino es preciso y delicado. Combina magistralmente la elegancia con la energ¨ªa que aporta la elaboraci¨®n. Uno se pierde feliz entre sus aromas florales, a lavanda, fruta de hueso y notas c¨ªtricas. Muy recomendable para quienes quieran explorar las nuevas tendencias del vino espa?ol.
Axarqu¨ªa. Monticara 2017. Blanco. Sierras de M¨¢laga. Victoria Ord¨®?ez e Hijos. Moscatel de M¨¢laga. 13%. 29 euros.
Un vino de paisaje. Procede de varias parcelitas muy viejas cultivadas a 800 metros de altitud en pendientes superiores al 60% junto a una fuente natural. Las uvas se maceran con el racimo entero y se cr¨ªa 10 meses en roble franc¨¦s de gran formato. La elaboraci¨®n aporta seriedad al car¨¢cter floral y amoscatelado de la variedad sin que la madera pese en absoluto. Fragante, fino y fresco, con notas de hierbas arom¨¢ticas, fondo c¨ªtrico y buen empaque en boca. La etiqueta reproduce el paisaje que se divisa al ascender a los vi?edos.
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