Las consecuencias de comer seta oruga
Cientos de animales son sacrificados y vendidos cada a?o por sus supuestas propiedades terap¨¦uticas. Un comercio ilegal millonario en nombre de la tradici¨®n.
En alg¨²n punto del pasado, los antiguos consideraron la correlaci¨®n entre alimento y remedio, inici¨¢ndose as¨ª una relaci¨®n que lleg¨® a Occidente por medio de la medicina hipocr¨¢tica, a cuyo inspirador se le atribuye la c¨¦lebre frase: ¡°Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento¡±.
Cada vez se sabe m¨¢s de la manera en que los componentes de los alimentos, y un estilo de vida en su conjunto, inciden sobre los genes y llegan a alterar su estructura y expresi¨®n. En alguna de las muchas conversaciones que he mantenido con el investigador especialista en nutrigen¨®mica Jos¨¦ Mar¨ªa Ordov¨¢s, este me ha mencionado estudios que apuntan que las hambrunas perviven en los genes de los descendientes de quienes las han sufrido; y no una generaci¨®n, sino varias. Y tiene su l¨®gica si atendemos al hecho de que los genes no son ajenos al medio y sus circunstancias, y la selecci¨®n darwiniana escoge aquellos que mejor nos sirven para adaptarnos a ¨¦l.
Precisamente, son los avances de la ciencia los que van resolviendo qu¨¦ alimentos, tipos de dieta y estilos de vida son m¨¢s adecuados para mantener el bienestar. Con todo, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), en algunos lugares la medicina tradicional proporciona cuidado a m¨¢s del 80% de la poblaci¨®n. De hecho, la OMS tiene un plan hasta 2023 para promover una utilizaci¨®n segura y eficaz de esta terapia cuando no existan otras alternativas.
Una de las sociedades con m¨¢s larga tradici¨®n en el reconocimiento de la relaci¨®n entre alimento y curaci¨®n es China. Hist¨®ricamente, para restituir el vigor en los diferentes ¨®rganos del cuerpo se ha recurrido a la fauna y flora disponibles. Siglos de pr¨¢cticas y teor¨ªas para tratar los m¨²ltiples malestares han constituido un cat¨¢logo que alcanza las 100.000 f¨®rmulas, la mayor¨ªa con miles de a?os de antig¨¹edad. Ese v¨ªnculo entre la composici¨®n de la dieta y el desarrollo o cura de ciertas enfermedades est¨¢ tan asentado que existen establecimientos en diferentes puntos de Asia que dan de comer en funci¨®n de esos viejos conocimientos.
En una ocasi¨®n me llevaron en Tokio a un local donde se nos interrog¨® por el estado f¨ªsico y an¨ªmico y, sobre esa base, se nos prepar¨® el almuerzo. Fue la primera vez que observ¨¦ la ins¨®lita seta oruga. El Cordyceps sinensis, originario de las zonas altas de China, T¨ªbet y Nepal, es un hongo par¨¢sito que crece sobre las larvas de una mariposa. El micelio del hongo infecta la oruga, invade su cuerpo y absorbe todos sus nutrientes. Al final del proceso, de la oruga ¨²nicamente permanece la forma del cuerpo, de cuya cabeza emerge el tallo del hongo. Tradicionalmente, este valorado remedio chino se ha recetado para mejorar la circulaci¨®n de la sangre, el funcionamiento renal, el sistema respiratorio, la resistencia a la fatiga y, c¨®mo no, la actividad sexual. Algo tiene el mundo con el vigor de sus partes ¨ªntimas a juzgar por todo lo que se ha llegado a consumir por sus supuestas propiedades afrodisiacas.
Y aqu¨ª est¨¢ el quid de la cuesti¨®n. A pesar de las nulas evidencias cient¨ªficas sobre los beneficios de muchos tratamientos, anualmente se sacrifican cientos de tigres, osos, pangolines, tortugas y leones, as¨ª como caballitos de mar y tiburones a causa de esas creencias tra¨ªdas desde la supercher¨ªa. Pese a que el comercio de algunas de estas especies est¨¢ totalmente prohibido, la gran demanda promueve el tr¨¢fico ilegal y el auge de criaderos que socavan los esfuerzos destinados a erradicar el comercio il¨ªcito de productos elaborados con partes de animales salvajes. Tras la sopa de embri¨®n de pangol¨ªn o de pene de tigre; tras las salsas, vinagres y remedios preparados con caballitos de mar, hay ciertamente un amor¨ªo, pero no relacionado con conductas sexuales sino con el dinero, la posici¨®n social y la jerarqu¨ªa. Probablemente el m¨¢s caracter¨ªstico de todos los efectos placebo siempre fue alardear. La fatalidad se da en la triste realidad de que es m¨¢s f¨¢cil que mute un gen a que cambie una creencia o tradici¨®n.
Marron glac¨¦
Ingredientes
- 15 casta?as
- 60 gramos de lactosa quemada
- 20 gramos de az¨²car
- 80 gramos de agua
- 1 rama de canela
- 2 gramos de vinagre de sidra
Instrucciones
1. La lactosa quemada
Espolvorear la lactosa con un colador fino sobre una placa de la misma anchura que un papel siliconado.
Introducir la placa al horno a 200-210 grados durante 40 minutos. A esta temperatura carameliza la lactosa y formará un cristal grande con burbujas. Retirar del horno y, con ayuda de una espátula, despegar el caramelo no dulce de lactosa del papel siliconado. Triturar y reservar en un sitio seco, resguardado de la humedad.
3. El marron glac¨¦
Hacer una muesca en la cáscara de las castañas y cocer durante 10 minutos. En caliente, pelar retirando la cáscara y la piel del interior sin romper la castaña. Cuando estén peladas, cocer desde frío durante 20 minutos a fuego bajo.
Por otro lado, hacer un almíbar con el agua, el azúcar y la lactosa. Poner todos los ingredientes y la canela al fuego hasta que la lactosa esté completamente integrada. Añadir las castañas cocidas y confitar durante 10 minutos. Añadir el vinagre y dejar reposar 24 horas. Pasado ese tiempo, calentar de nuevo y ya separarlas y dejarlas al aire hasta que se cristalice el azúcar.
Disponer las castañas por separado o usarlas como una elaboración para otra receta.
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