¡°So?ar juntos es superar los ego¨ªsmos¡±
El escritor mauritano Beyrouk ha publicado su primer libro traducido al espa?ol 'Estoy solo' dentro de la colecci¨®n Libros del Baobab
En Mauritania el asfalto de una carretera desaparece bajo la arena que se desprende de los picos de las dunas que forman el desierto. A lo lejos, una jaima se protege o se esconde a la sombra de una de esas dunas que con el tiempo va cambiando de lugar. Unos n¨®madas peregrinos avanzan despacio dejando una hilera de huellas dibujadas en la arena del desierto que el viento, poco a poco, va barriendo hasta borrarlas por completo. Las sombras que proyectan los animales mientras abrevan en un peque?o y milagroso manantial permanecen poco tiempo en el mismo lugar¡ ?A d¨®nde va esa carretera? ?Es un espejismo el reflejo de esa jaima? ?Los peregrinos, los animales c¨®mo sobreviven all¨ª, bajo el sol?
El escritor mauritano Beyrouk, quien fuera fundador del primer peri¨®dico independiente del pa¨ªs, Mauritanie demain, y de la primera asociaci¨®n de prensa independiente, afirma que casi no se conoce nada de la cultura de su pa¨ªs. Pero, ?c¨®mo es posible conocer algo de un pa¨ªs donde todo parece vol¨¢til, ef¨ªmero y temporal? ?Qu¨¦ permanece fijo y estable en un lugar donde el 90% de su territorio es arena; un rinc¨®n del mundo en el que casi todo est¨¢ dentro del desierto?
Pregunta: ?Qu¨¦ es Mauritania para Beyrouk?
Respuesta: Mauritania es mi pa¨ªs, tal vez sea el azar lo que me ha hecho nacer aqu¨ª, pero me gusta el rigor de nuestro clima, nuestra cultura que nadie conoce, nuestros prejuicios, nuestras tonter¨ªas, nuestro "atraso". Soy, creo, como todos los dem¨¢s. Me gusta mucho, no vivir¨ªa en otro sitio por nada del mundo, pero tambi¨¦n me gusta viajar y me gustan todos los pueblos, sobre todo aquellos que son devastados culturalmente.
P: Cuando visit¨¦ su pa¨ªs, tuve la sensaci¨®n de que se med¨ªan mucho las palabras y los comentarios dependiendo de con qui¨¦n o d¨®nde se estuviese.
R: S¨ª, en mi tierra hay siempre una contenci¨®n con respecto al extranjero, creo que es la vieja desconfianza del n¨®mada frente a la poblaci¨®n urbana, pero tambi¨¦n hay un miedo a la censura, no la del poder sino la de la sociedad, la de ciertos ambientes muy conservadores y muy atrasados, y que a veces son muy poderosos.
Beyrouk habla con calma, muy bajito a veces; como si no quisiera cometer error alguno
Beyrouk tiene 64 a?os, pero su sonrisa t¨ªmida parece la de un ni?o. Apenas muestra los dientes bajo un bigote blanco perfilado irregularmente y arruga los ojos, como si caminase en medio de una tormenta de arena. Habla con calma, muy bajito a veces; como si no quisiera cometer error alguno. Como si fuera un poeta que mide cada l¨ªnea, cada palabra para que encaje en la m¨¦trica que busca. El color de su piel es significativo, pues parece una met¨¢fora de su propio pa¨ªs. Es un tono a medio camino entre el del ?frica subsahariana y el del ?frica ¨¢rabe; justo en la bisagra donde se encuentra Mauritania: en la puerta de acceso a una u otra de esas ¨¢fricas.
P: En el libro Estoy solo ocurre lo mismo. En ciertos momentos se puede tener la sensaci¨®n de estar leyendo una de las narraciones de Sherezade, por la prosa po¨¦tica de Beyrouk, y en otros un nuevo cap¨ªtulo de Todo de se desmorona de Achebe, por la magia y la importancia que le concede el protagonista a sus antepasados, como Nacereddine.
R: Me gustan mucho esos dos relatos. ?Prosa po¨¦tica dice usted? Soy de una cultura que solo conoce la poes¨ªa, que ennoblece a los poetas, todo el mundo o casi debe, para ser apreciado, intentar recitar versos. Nacereddine es un personaje emblem¨¢tico de nuestra historia, un iluminado que a finales del siglo XVII llam¨® a la yihad contra las familias principescas de la regi¨®n y contra la trata de los negros que se llevaba a cabo desde Saint Louis, en Senegal. No era ning¨²n poeta, para aquellos que lo siguieron era un santo.
P: En pleno siglo XXI suenan las voces que claman por una nueva yihad. ?frica no se escapa a ello y Mauritania menos. Si el pa¨ªs de Beyrouk se encuentra en la bisagra del ?frica ¨¢rabe y el ?frica negra, tambi¨¦n lo est¨¢ en la puerta del terrorismo que llega del oeste; pero cuando hablamos de terrorismo, tengo la sensaci¨®n de que, desde Europa, los terroristas radicales isl¨¢micos no tienen rostro, que son como fantasmas que aparecen de la nada. Sin embargo, en las p¨¢ginas de Estoy solo logr¨¦ ver a uno de ellos -a Ethman- e intuir as¨ª cu¨¢l podr¨ªa ser su procedencia ?Qui¨¦nes son estos terroristas?
R: Nos hacemos las mismas preguntas: ?qui¨¦nes son esos terroristas? Creo que son personas en su mayor¨ªa indignadas por la explotaci¨®n, indignadas por las injusticias, por la situaci¨®n del mundo musulm¨¢n y que no han encontrado respuestas. Ni el comunismo ni los nacionalismos han aportado ninguna soluci¨®n, por lo tanto, volvemos hacia atr¨¢s, hacia los primeros a?os del Islam, cuando se ganaba, es la vuelta al salafismo, es decir, al entusiasmo combativo de los primeros musulmanes.
Ni el comunismo ni los nacionalismos han aportado ninguna soluci¨®n, por lo tanto, volvemos hacia atr¨¢s, hacia los primeros a?os del Islam
P: ?Tiene algo que ver esto que escribe?: ¡°?Por qu¨¦ siempre me enfrentan con lo infinito? El Estado lo primero, la unidad nacional, me dijeron, despu¨¦s el socialismo, despu¨¦s nuestra democracia incongruente, despu¨¦s esa pamplina que llamaron desarrollo, todo tipo de utop¨ªas¡ ?Y si nos dejan vivir en paz?¡±. ?Cu¨¢l es esa paz?
R: La paz de los corazones quiere decir libertad, una cierta justicia econ¨®mica y sobre todo respeto. Las ideolog¨ªas no han podido hacer nada, porque se mueven por filosof¨ªas exteriores y por ¨¦lites occidentalizadas. La paz tambi¨¦n es pensar en uno mismo, partiendo de los valores propios, de la cultura de uno mismo y teniendo en consideraci¨®n los intereses de la inmensa mayor¨ªa. La paz no son los yihadistas, pero tampoco el desprecio hacia los pueblos, las culturas y la fe.
P: Acostumbrados al boom de los autores y autoras de ascendencia africana, pero que apenas han vivido en el continente, no encuentro en ellos la misma fuerza ni el mismo esp¨ªritu que el que trasmite Beyrouk. En Estoy solo podemos sentirnos parte de ?frica; podemos ver y escuchar lo que ocurre all¨ª, en un barrio cualquiera de Nuakchott, sin la negativa y pesada carga de ser un turista extranjero. ?Para qui¨¦n escribe, para un p¨²blico europeo o para uno africano?
R: Me da verg¨¹enza, pero voy a ser honesto con usted: solo escribo para m¨ª. La escritura es una pasi¨®n personal, una manera de vivir y de encontrarme conmigo mismo; s¨ª, una suerte de medicamento que me libera de las angustias del mundo. Pero creo que en cada uno de nosotros, est¨¢ el universo entero, as¨ª que creo que al fin y al cabo, escribo para vosotros.
Solo escribo para m¨ª. La escritura es una pasi¨®n personal, una manera de vivir y de encontrarme conmigo mismo
P: Y, ?para qui¨¦n escribi¨® Estoy solo?
R: Justo para m¨ª mismo, para no quedarme solo, sino para compartir mis miedos y tambi¨¦n las esperanzas que a veces me habitan.
P: Una de las caracter¨ªsticas m¨¢s conocidas de ?frica es que los africanos, por lo general, son muy sociables. La familia amplia, la tribu, el clan y las aldeas siguen estando muy presentes. Pero, ?por cu¨¢nto tiempo puede escapar el continente africano de la tendencia individualista que invade el resto del mundo? Usted mismo escribe: "Hemos dejado de so?ar juntos, son los dem¨¢s quienes fantasean por nosotros". Habr¨ªa que definir qui¨¦nes son esos que han o que hemos dejado de so?ar juntos y tambi¨¦n qui¨¦nes son esos otros que fantasean por nosotros. En cualquier caso, ser¨ªa bonito encontrar un sue?o conjunto, pero¡ ?Cu¨¢l deber¨ªa de ser ese sue?o?
R: So?ar juntos es superar los ego¨ªsmos, es pensar en un futuro beneficioso para todos, es superarse, no pensar solo en uno mismo, ni solo en nuestro pa¨ªs, es albergar a la humanidad dentro de nosotros mismos y esta es al mismo tiempo la mejor manera de servir a nuestro pa¨ªs.
P: En ocasiones, el desierto est¨¢ m¨¢s cerca de lo que creemos, pero incluso en medio del desierto las estrellas permanecen en el mismo lugar y por ello nos sirven de gu¨ªa. ?Es posible hoy vivir de otra manera que as¨ª, solo, como su protagonista?
R: A veces nos sentimos solos al lado de nuestra familia, en medio de una multitud, pero cuando estamos solos, el mundo entero nos habita, nuestros recuerdos, nuestros amigos, nuestros padres, nuestra educaci¨®n, nuestros prejuicios¡
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