?Por qu¨¦ es tan complicado conocer el verdadero impacto de la comida?
El grupo Madrid Km Regi¨®n ensaya un sistema gr¨¢fico de informaci¨®n sobre la sostenibilidad de los alimentos de f¨¢cil uso para el consumidor
Ahora ya sabemos que los alimentos constituyen una parte significativa de nuestro impacto sobre el clima y los ecosistemas. Cerca de un 35% de las emisiones de gases de efecto invernadero, seg¨²n los informes del IPPC de 2019, provienen del conjunto del sistema alimentario. Pero el impacto va m¨¢s all¨¢: la producci¨®n de alimentos afecta muy negativamente a la p¨¦rdida de ecosistemas naturales y la erosi¨®n de la biodiversidad como reconoce la UE en sus documentos preparatorios de la estrategia de la ¡°granja a la mesa¡±.
El Pacto Verde Europeo de 2020 enfatiza la necesidad de "Garantizar el etiquetado de origen obligatorio con el fin de ofrecer mayor transparencia e informaci¨®n a los consumidores y fomentar el consumo de productos locales". En la misma idea se manifiesta el Objetivo 12 de los ODS de las Naciones Unidas, sobre consumo consciente y responsable, donde el consumidor sea conocedor de los impactos, y del modo de reducirlos, e incluso de c¨®mo paliarlos con algunos modelos alimentarios m¨¢s agroecol¨®gicos (org¨¢nicos, locales y mucho m¨¢s altamente biodiversos que los m¨ªnimos planteados en el reglamento de agricultura ecol¨®gica). La FAO por su parte insta, como palanca de cambio alimentario, a que los consumidores tengan una informaci¨®n suficientemente contrastada, equilibrando el rigor en los datos con la sencillez informativa.
Todo un reto, uno de los mayores que tendremos que afrontar en mejores condiciones en esta dif¨ªcil d¨¦cada en la que las opciones de consumo ser¨¢n tanto o m¨¢s relevantes que las medidas gubernamentales. El consumidor deber¨¢ tener informaci¨®n y seleccionar el producto "m¨¢s apto" para la supervivencia de las condiciones de vida y la biodiversidad del planeta.
Urge que sepamos seleccionar los alimentos evolutivamente m¨¢s viables para regenerar el planeta
En el marco del Grupo Operativo Madrid Km Region gestionado por IMIDRA con recursos del Programa de Desarrollo Rural de la Comunidad de Madrid y FEADER, nos hemos decidido a levantar la liebre y a estudiar, evaluar y ensayar un sistema de informaci¨®n sobre la sostenibilidad de nuestros alimentos. Hemos considerado 19 variables, agrupadas en seis p¨¦talos que conforman una "flor informativa". Cada uno de ellos tiene un color entre el rojo y el verde oscuro en funci¨®n de la puntuaci¨®n de s¨ªntesis obtenida de 0 a 5 puntos de sostenibilidad. Hemos ensayado el sistema de c¨¢lculo e informaci¨®n con tres tipos de alimentos, y con cuatro productores diferentes para cada uno de ellos: quesos, huevos y hortalizas. Los p¨¦talos considerados son:
1. Energ¨ªa y carbono (consumo energ¨¦tico en kilos equivalentes de petr¨®leo por kilo de producto; y emisiones en kilo eqCO2 por kilo de producto) que se remiten a una tabla comparativa para cada uno de los tres productos con cinco umbrales de valoraci¨®n. Tengamos en cuenta que no se puede comparar un kilo de queso con los consumos y emisiones de una hortaliza.
2. Consumo de agua en litros (azul y gris) por kilo de producto.
3. Condiciones sociolaborales, que con frecuencia se descuidan en las peque?as producciones.
4. Envasado y embalaje, atendiendo a los materiales usados, su reciclabilidad, pero confiriendo la mejor puntuaci¨®n a los reutilizables.
5. Suelo y el reciclado de los residuos org¨¢nicos.
6. Biodiversidad y el manejo de las producciones. Este es el p¨¦talo m¨¢s complejo de medir de todos.
Estos criterios los establecimos, con bastante debate, en un panel de organizaciones entre las que se encontraban asociaciones de peque?os productores agroecol¨®gicos, la organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios OCU, la red de municipios agroecol¨®gicos TERRAE, entre otras asociaciones de productores (AUPA) y de mediadores-facilitadores de suministro (ALYSS).
Encontramos que para algunas de estas variables ya existen certificaciones ISO (carbono o agua), pero en general son muy espec¨ªficas, y en las que "solo el que paga informa", por lo que ser¨¢ dif¨ªcil comparar entre muchos productos en un mundo con fuerte competencia de imagen, precios y costes.
Los resultados de este ensayo de ecoscore son claros: las producciones ecol¨®gicas (certificadas o no) y la proximidad constituyen variables considerables para una mayor sostenibilidad ambiental. Pero las dificultades son muchas: nos ha costado conseguir empresas alimentarias dispuestas a colaborar. La transparencia ecol¨®gica y social es un riesgo del que muchas prefieren abstenerse, y el tema del envasado resulta m¨¢s complejo que solo usar papel y reutilizar los envases y embalajes.
Al dise?ar este prototipo de flor de sostenibilidad nos hemos marcado criterios ecol¨®gicos y sociales bastante exigentes. De manera que solo algunos pocos productores alcanzar¨¢n la puntuaci¨®n A o m¨¢s sostenible. Siendo exigentes nos planteamos marcar objetivos de sostenibilidad que sean alimentos de alta proximidad, ecol¨®gicos, con envases sostenibles y/o reutilizables y sin insumos de s¨ªntesis y t¨®xicos, que reduzcan mucho la huella de carbono o el consumo de agua, y que usen y protejan el m¨¢ximo de biodiversidad.
Urge que sepamos seleccionar los alimentos evolutivamente m¨¢s viables para regenerar el planeta. El sello ecol¨®gico es un s¨®lido indicador, pero no es el mejor de los posibles: debemos poder comparar m¨¢s variables. Por ejemplo, hemos encontrado huevos ecol¨®gicos con puntuaci¨®n C, y huevos no certificados (producciones informales de proximidad) con calificaci¨®n A en nuestra propuesta de etiquetado de sostenibilidad. Tampoco sirven las actuales denominaciones de origen, ni las certificaciones sociales, ni las marcas comerciales. Ninguno de estos formatos al uso nos informan de modo integrado, y con frecuencia se suman los sellos en un galimat¨ªas extenuante que acaba siendo ruido, e incluso camuflaje comercial.
Se abre una batalla por establecer modelos de informaci¨®n de s¨ªntesis sobre sostenibilidad de los alimentos, similar a la que tenemos para el consumo de energ¨ªa en los electrodom¨¦sticos. Es ya un clamor social e institucional poder comparar entre alimentos, con sistemas sencillos y rigurosos (todo un reto), con informaci¨®n transparente y completa, asequibles (coste razonable) y con informaci¨®n clara. Solo as¨ª productoras, distribuci¨®n y consumidores podremos establecer con mayor responsabilidad nuestras opciones de producci¨®n, comercializaci¨®n y compra de alimentos.
Gemma Trigueros es miembro de la Organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios OCU, Franco Llobera es miembro de la Asociaci¨®n Econom¨ªas BioRegionales y Jos¨¦ Luis Cruz es miembro de IMIDRA centro investigaciones agrarias de la Comunidad de Madrid.
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