Manhattan en el Mediterr¨¢neo
Heredera de los tiempos de las cruzadas, la Valetta, actual capital de Malta, se ha convertido en una de las ciudades m¨¢s encantadoras del 'Mare Nostrum'
Malta no se entiende sin las calles de Valetta, su actual capital. Levantada en el siglo XVI por y para los caballeros de la Orden de San Juan, guerreros de las Cruzadas, cristaliza la esencia de esta isla-fortaleza, condenada desde la antig¨¹edad a la resistencia armada contra invasores, debido a su privilegiada y estrat¨¦gica ubicaci¨®n, en el centro justo del Mediterr¨¢neo.
Encajonada en una peque?a y perfecta pen¨ªnsula de apenas un kil¨®metro de largo por medio de ancho, la Valetta fue primero enclave defensivo y despu¨¦s ciudad. El posterior paso de los siglos fue curtiendo el ocre calizo de sus construcciones y el car¨¢cter de sus gentes. Turcos, franceses, ingleses... y otros tantos antes que ¨¦stos, han convertido su perfecto enrejado urbano en un crisol cultural tan denso, que hace necesario tomarse la ciudad con calma, hay demasiado por ver y asimilar.
De acelerado ritmo vital, que conviene no imitar, los malteses de la Valleta no mienten al asegurar que siempre hay algo que sorprende en sus callejuelas, de d¨ªa y de noche. EL VIAJERO se lanza a descubrir por qu¨¦, con un itinerario de diez pistas imprescindibles.
01. Olor a 'Imqaret'
Un inconfundible aroma da la bienvenida al viajero desde que cruza la Puerta de la Ciudad, justo antes de entrar en la zona fortificada. Huele a Imgaret, pasteles fritos en abundante aceite y rellenos de d¨¢tiles que se sirven (bien calientes) en los puestos de comida para llevar que se multiplican delante de la terminal de autobuses de la Plaza del Trit¨®n. Y vaya autobuses, absolutamente inconfundibles.
Un profundo foso custodia el acceso a la ciudad fortificada, toda una declaraci¨®n de intenciones. Cruzada la muralla, la animada Freedom Square da paso a la principal calle de la ciudad, Republic Street. Es recomendable evitar la habitual marea humana que la suele transitar durante el d¨ªa, y buscar directamente zonas aleda?as m¨¢s tranquilas y relajadas.
Desde la parte m¨¢s alta de la plaza, justo enfrente de sus populares galer¨ªas, conviene deleitarse con una de las fachadas m¨¢s cl¨¢sicas y representativas de la ciudad, puro y amarillento barroco al gusto de la aristocracia de siglo XVI.
02. Agua corriente
?Se imaginan paseando bajo el picante sol del Mediterr¨¢neo y con una armadura completa encima? Afortunadamente, cuando el Gran Maestre Jean Parisot de la Valette decidi¨® levantar una ciudad sobre el ¨¢rido roquedal de la pen¨ªnsula del Monte Sceberras, no se olvid¨® dotarla de agua corriente y hasta fuentes p¨²blicas.
Desde la parte m¨¢s alta de la isla un acueducto abastec¨ªa a Valetta. Junto a los restos de dicha construcci¨®n, todav¨ªa visibles extramuros, se conservan fuentes p¨²blicas de la ¨¦poca, tan barrocas como lo propia esencia de la ciudad. Una excelente muestra en la propia Freedom Square.
03. Jard¨ªn privado
Ideados para el descanso de los Caballeros de San Juan, los amplios Jardines Upper Barraca se asoman vertiginosamente al puerto m¨¢s profundo del Mediterr¨¢neo, el Gran Harbour. De uso exclusivo para la orden, habilitaban una especie de oasis entre tanta fortificaci¨®n, gracias a las vistas, el silencio y las plantas y flores que lo adornaban.
Los cruzados pod¨ªan deleitarse adem¨¢s con la hipn¨®tica panor¨¢mica de la Cottonera, nombre que recibi¨® la uni¨®n de las Tres ciudades de Malta (Vittoriosa, Cospicua y Sengle), primer espacio que ocup¨® la Orden al establecerse en la isla. Quien haya estado all¨ª sabe que no es posible pasar r¨¢pido por el mirador, por mucha prisa que haya. Y si cae el rojizo sol del atardecer encendiendo el puerto, olv¨ªdense.
04. Descanso y oraci¨®n
La Valetta est¨¢ plagada de legados de la Orden de San Juan. Desde edificios hist¨®ricos, hasta su actual sede o embajada, muy cerca de Freedom Square. Entre los primeros, hay que destacar los auberges (albergues), residencias originales de los caballeros, uno por cada uno de los ocho reinos europeos de los que proced¨ªan. Destaca la impresionante fachada del Auberge de Castile et L¨¦on, donde actualmente tiene su despacho el Primer Ministro.
Cercanas o adyacentes a cada uno de los albergues, se levanta tambi¨¦n una iglesia, donde los caballeros cumpl¨ªan con su devoci¨®n religiosa. Como los templarios, eran guerreros pero tambi¨¦n monjes, con sus correspondientes obligaciones religiosas.
05. D¨ªscolo Caravaggio
El austero y casi militar exterior de la Cocatedral de San Juan, principal templo religioso de Valetta, oculta un tesoro en su interior, con dos perlas pict¨®ricas. Por dentro, la cosa cambia radicalmente, pues ni un solo rinc¨®n de la iglesia ha quedado sin ornamentaci¨®n, desde los techos decorados por Matia Pretti hasta los interminables grabados sobre la piedra de sus paredes.
Caminando sobre las tumbas de algunos caballeros de la orden, de ingeniosa y sorprendente decoraci¨®n, se llega al escueto museo del templo, que en escasos metros cuadrados acoge dos conocidas obras del mism¨ªsimo Caravaggio, maestro del claroscuro: La decapitaci¨®n de San Juan Bautista y San Jer¨®nimo escribiendo. El d¨ªscolo pintor estuvo ligado a la orden, y a la isla, cuando fue acogido y nombrado miembro honor¨ªfico en plena huida de Italia. Era perseguido por su tendencia a usar el acero m¨¢s de la cuenta, algo que, parad¨®jicamente, provoc¨® posteriormente su salida de la isla. D¨ªscolo, brillante e incorregible.
06. ?Qui¨¦n quiere ser Gran Maestre?
Si el silencio acompa?a, entrar en la Sala del Gran Maestre casi permite palpar la solemne atm¨®sfera que se presupone a una bancada repleta de monjes guerreros, armaduras incluidas. Por algo la amplia escalinata de caracol que da acceso al Palacio del Gran Maestre , y que hoy permanece reservada a los dirigentes pol¨ªticos cuando acuden a un acto oficial, se hizo de escalones anchos y de escasa altura. Pensaron, evidentemente, en caballeros vestidos de hierro forjado, espad¨®n al cinto y movilidad algo reducida.
Volviendo a la sala de audiencias, fue presidida por cada uno de los regentes de la isla en tiempos de la orden, e incluso fue sede del primer parlamento malt¨¦s al obtener la independencia en 1964, despu¨¦s de siglo y medio de dominaci¨®n brit¨¢nica.
El Palacio, sede actual del Parlamento malt¨¦s, re¨²ne m¨¢s atractivos: la excelente colecci¨®n de armas, las amplias y resonantes galer¨ªas decoradas con grandes retratos de los Grandes Maestres, la lujosa sala de audiencias (en la que todav¨ªa se recibe a los embajadores de otros pa¨ªses), o el agradable patio interior.
07. Bajo tierra
Sumamente tur¨ªstica, pero no por ello menos interesante, la Casa Rocca Piccola nos introduce en la vida y costumbres de la opulenta nobleza maltesa, as¨ª como en la Valetta subterr¨¢nea. Original del siglo XVI, este posteriormente ampliado palacete conserva curiosidades y detalles interesantes en todas sus estancias. Por ejemplo, ?han visto alguna vez una capilla con toda su parafernalia, y perfectamente consagrada, dentro de una armario?
Adem¨¢s de este altar m¨®vil, destaca una ilustraci¨®n que muestra Valetta tal y como fue concebida en su origen, cuando apenas era una pen¨ªnsula de per¨ªmetro fuertemente fortificado y yermo interior. O un completo instrumental de quir¨®fano, pues la Orden destac¨® tambi¨¦n por sus avanzadas capacidades m¨¦dicas, que llegaban incluso a intervenciones de precisi¨®n, como una operaci¨®n de cataratas.
La visita guiada de la casa (no hay otra forma de hacerlo) incluye un recorrido bajo tierra, herencia de la ley maltesa del siglo XVI: todas las viviendas deb¨ªan tener un pozo para almacenar el agua de lluvia. Conectadas despu¨¦s por una amplia red de angostos t¨²neles, el subsuelo malt¨¦s se convirti¨® en un laberinto que sirvi¨® posteriormente de refugio contra bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial.
08. El gran basti¨®n
Todas las fortificaciones que rodean la Valetta convergen en el fuerte St. Elmo, el basti¨®n principal, ubicado en el extremo sur de la ciudad. Fue el gran baluarte defensivo durante el Gran Sitio de 1565, previo al nacimiento de Valeta. All¨ª, los Caballeros de San Juan lograron repeler durante casi un mes el asedio del Imperio Otomano.
S¨ªmbolo de la resistencia maltesa, fue reforzado durante la construcci¨®n a contrarreloj de la ciudad, pues se daba por seguro un segundo gran asedio que jam¨¢s lleg¨® a producirse. Los bombardeos italianos durante la Segunda Guerra Mundial se cebaron con su r¨ªgida estructura, lo que oblig¨® a su total reconstrucci¨®n. Actualmente, sus robustos muros acogen el interesante Museo de la Guerra y la sede de la Academia de Polic¨ªa. M¨¢s all¨¢ de ¨¦stos, se extiende el Mediterr¨¢neo.
09. Comer y dormir
Conscientes de la exigencia de esta ruta para el viajero, pues hay mucho que caminar a pesar de las reducidas dimensiones de la Valetta, el recorrido abre un merecido espacio para la degustaci¨®n gastron¨®mica y el merecido descanso.
C¨¦lebre entre los malteses, la Trattoria Da Pippo est¨¢n tan cercana como estrat¨¦gicamente aislada del bullicioso centro de Valetta, y conforma una de las mejores muestras de cocina local. En su escueto y acogedor comedor, mezcla con gusto una decoraci¨®n de corte moderno con su herencia tabernera, se recoge la influencia italiana que prima en la gastronom¨ªa de Malta, pero tambi¨¦n las especialidades consideradas propias de la isla.
Desde el guiso tradicional de conejo,stuffat tal-fenet, a los entrantes, se?a de identidad de la cocina maltesa. Por ejemplo, queso de cabra especiado procedente de la vecina Gozo, acompa?ado del preciado pan malt¨¦s: cocinado en horno de madera, logra una miga tierna y sabrosa envuelta en una corteza crujiente. Las pastizzi y qassatat, empanadillas rellenas de ricota, carne, espinaca o arvejas, o las aceitunas de esta tierra puramente mediterr¨¢nea, completan la mesa de forma exquisita.
Para el descanso, un hist¨®rico. Ubicado ante la Puerta de la Ciudad, el distinguido Hotel Phoenicia fue levantado a finales de los a?os 30 como el primero y ¨²nico de la Valetta. Los bombardeos italianos durante la Segunda Guerra Mundial obligaron a su total reconstrucci¨®n en 1944, manteniendo, eso s¨ª, la elegancia contempor¨¢nea, su gran sentido hist¨®rico y el encanto colonial del edificio original. Cada dormitorio est¨¢ cuidadosamente decorado en un calizo tono tierra, se?a de identidad de la arquitectura maltesa. Un cl¨¢sico.
10. Echarse a las calles
El recorrido acaba con lo mejor, dejarse ir sin br¨²jula ni reloj por las calles de la Valetta. Nueve a lo ancho por 13 a lo largo, que dibujan una perfecta cuadr¨ªcula digna de la mism¨ªsima Manhattan. Y como el distrito m¨¢s famoso de Nueva York, igualmente repletas de sorpresas, incluso para los propios malteses que la recorren a diario.
Calles ondulantes y angostas, silenciosas y tranquilas, iluminadas por un sol zigzagueante entre las balconadas que se precipitan hacia el exterior. Cuando las luces cambian, la oscuridad reina y la iluminaci¨®n fantasmag¨®rica de los faroles que alumbran en sus esquinas decora la ciudad, el clima mediterr¨¢neo anima a un sugerente paseo nocturno digno de recuerdo. No se vayan sin ¨¦l.
Gu¨ªa pr¨¢ctica
C¨®mo llegar
- Vueling.com ofrece vuelos regulares desde Madrid durante los meses de abril y octubre de 2009.
Comer
- Trattoria da Pippo (Melita St. 136, Valletta - 21 24 80 29).
Dormir
- Hotel Phoenicia (The Mall Floriana, Valetta - 21 22 52 41). www.phoeniciamalta.com
Informaci¨®n
- Casa Rocca Piccola (Republic Street 74, Valletta) - www.casaroccapiccola.com
- Oficina Turismo de Malta - www.visitmalta.com
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