Perfume de carnaval y Dom P¨¦rignon

Saint Vallier de Thiey, una peque?a localidad donde un apagado Napole¨®n volvi¨® a pisar el continente en 1815 tras su destierro en la isla de Elba, se encuentra a escasos kil¨®metros de Niza, Cannes, Grasse y M¨®naco. Donde el arco alpino agoniza en su descenso hacia el mar, el ajetreo urbano de tan encantadoras ciudades se combina sabiamente con el omnipresente aroma a lavanda de esta regi¨®n del sur de Francia, con algunas de las playas m¨¢s coquetas del Mediterr¨¢neo.

01 Batalla de flores en Niza

Destino obligado de la Costa Azul, especialmente en febrero, cuando una explosi¨®n de color inunda la ciudad. La incontenible alegr¨ªa de su carnaval totalmente laico se mezcla perfectamente con la arquitectura medieval en sus calles, y en torno a elegantes edificios de estilo neocl¨¢sico como el Palacio de Justicia. La Batalla de las Flores marca un punto ¨¢lgido de la fiesta pagana en Niza, cuando desde las carrozas que desfilan por el casco hist¨®rico se inunda todo de p¨¦talos y mimosas, s¨ªmbolo de la ciudad. El paseo mar¨ªtimo y una playa de agua cristalina refuerzan los argumentos para dedicar, al menos, un d¨ªa a Niza, y a pasear por la plaza Massena y los jardines de Alberto I, contemplar la catedral de Notre- Dame y acercarse al puerto. Una perfecta armon¨ªa en forma de ciudad a orillas del Mediterr¨¢neo.

02 Huellas en Cannes

S¨®lo el torbellino de celebridades que arrastra cada a?o el prestigioso Festival de Cine de Cannes rompe la tranquilidad que se respira el resto del a?o en este peque?o pueblo de la costa sur francesa. Sin tanto ajetreo se pueden recorrer con calma La Croissete, el paseo de la fama donde han inmortalizado su presencia los grandes artistas que desde 1946, a?o de inauguraci¨®n del festival, se han dejado ver por la capital del cine europeo. Este epicentro del celuloide, jalonado por los grandes hoteles como el Mart¨ªnez, el Palacio Stephenie (Noga Hilton) o el Carlton Intercontinental, se prolonga en sus calles adyacentes, como la Rue de Antibes o la Rue Meynadier, no sin una extra?a mezcla de escaparates: frente a las grandes firmas internacionales de la moda, lonjas tradicionales exhiben sus encantos t¨ªpicos, con los quesos y vinos de La Provenza como principal reclamo.

03 Rojo, par y pasa

M¨®naco resulta un destino algo extra?o en la Costa Azul. A medio camino entre Francia e Italia, el principado es uno de los para¨ªsos fiscales de Europa y el lujo y la ostentaci¨®n resultan sumamente evidentes en las calles de Montecarlo. Fortunas de grandes deportistas mundiales que tienen all¨ª fijada su residencia, el circuito con m¨¢s glamour de la F¨®rmula 1, el gran casino del viejo continente, un clima suave y seductor durante todo el a?o, espectaculares acantilados sobre el Mediterr¨¢neo... Una mezcla exc¨¦ntrica, atractiva y palpable en su flamante puerto deportivo, el Palacio del Pr¨ªncipe o el Museo Oceanogr¨¢fico.

04 El perfume de Grasse

Grasse es la capital de la Provenza Oriental. Situado en plena monta?a, es uno de los pueblos m¨¢s bonitos y m¨ªticos de Francia. Perfumes y fragancias son aqu¨ª el producto t¨ªpico, y tambi¨¦n el im¨¢n tur¨ªstico en plenos Alpes Mar¨ªtimos. Sus calles empedradas sirvieron de escenario para la famosa novela El perfume de Patrick S¨¹skind, y en la realidad acogen peque?os y encantadores comercios en un ambiente envuelto de agradables olores. Las tres grandes firmas de perfumes locales (Fragonard, Galimard y Molinard) organizan visitas donde los maestros muestran sus propios museos as¨ª como el proceso de elaboraci¨®n de las fragancias. El visitante abandona Grasse con el morado de la lavanda natural impreso en la retina y, por qu¨¦ no, un recuerdo en forma de colonia o jab¨®n artesanal en el bolsillo, gracias a los razonables precios de tan olorosos souvenirs.

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