El tesoro de Henry Morgan sigue all¨ª
Cayos de estampa paradis¨ªaca, huidizos cangrejos 'shankys' y la leyenda de un tesoro pirata que sigue oculto en las profundidades de una cueva subterr¨¢nea, aguardan en la isla de San Andr¨¦s, Caribe colombiano
El Mar de los siete colores fue territorio pirata. Sus aguas despliegan una rica gama de azules y verdes en pleno Caribe colombiano por la acci¨®n de la barrera coralina que rodea el archipi¨¦lago de San Andr¨¦s, algunas millas al sur de la isla de Providencia. Y en la profundidad de una de sus cuevas subterr¨¢neas, conectada al oc¨¦ano por una red de galer¨ªas interiores, descansa todav¨ªa el legendario tesoro de un filibustero con nombre propio: Henry Morgan.
Rodeada de tres islotes menores que completan el archipi¨¦lago (Johnny Cay, Acuario y Haynes Cay), la Isla San Andr¨¦s despliega un verdadero para¨ªso natural con forma de caballito de mar, que mezcla historias de piratas, barreras de coral y espectaculares reservas naturales, dentro y fuera del agua.
01 La Cueva de Morgan
San Andr¨¦s fue el territorio escogido por el pirata Henry Morgan para esconder los valiosos tesoros que requisaba en sus traves¨ªas mar¨ªtimas. Y cuenta la leyenda que lo hizo en una cueva tan profunda, que hasta los propios nativos aseguran que sus riquezas siguen ah¨ª dentro, en las profundidades del agua semidulce que inundan el interior de la caverna. A tal profundidad, que no es posible llegar hasta ellas.
El viajero puede asomarse hoy a esta boca legendaria de interior calizo, con un primer espacio visitable de unos cuatro metros de profundidad. La cueva se prolonga 120 metros y sus aguas subterr¨¢neas se comunican con el oc¨¦ano mediante un sistema de galer¨ªas interiores de 35 metros de recorrido. El acceso no est¨¢ permitido actualmente, y es morada de murci¨¦lagos y peque?as lagartijas. La del pirata se convirti¨® tambi¨¦n en un peque?o museo, que expone algunos objetos que pertenecieron a este aventurero del mar.
02 Colonia de nativos
La Loma es el nombre que recibe el lugar donde se encuentra la colonia de nativos que permanecen en San Andr¨¦s, y el punto m¨¢s alto de la isla, a unos 120 metros sobre el nivel del mar. Un lugar id¨®neo para apreciar las casitas de madera pintadas en colores que conservan la arquitectura caribe?a, las antiguas costumbres de sus habitantes y la artesan¨ªa t¨ªpica. Desde all¨ª se pueden apreciar las vistas m¨¢s alucinantes del mar de los siete colores, nombre inspirado en la mezcla de verdes y azules que provoca la barrera de coral que rodea la isla. Para los amantes de la naturaleza y la ecolog¨ªa se recomienda llegar hasta La Laguna, situada muy cerca de La Loma. Sus impresionantes dimensiones acogen un preciado escenario de diversidad biol¨®gica.
03 Los corales de cerca
Disfrutar de uno de los arrecifes de coral m¨¢s importante del mundo es posible en San Andr¨¦s. De ah¨ª que el buceo se convierte en actividad casi obligatoria. La mayor¨ªa de los hoteles facilitan la tarea con cursos de iniciaci¨®n y excursiones guiadas a mar abierto para los aficionados a este deporte. Bajo el agua, el espect¨¢culo coralino est¨¢ garantizado, as¨ª como especies visibles como el Pez Mariposa, el Pez Rayado, delfines y hasta tiburones.
04 Cangrejos inofensivos y bosques de manglar
El archipi¨¦lago de San Andr¨¦s conforma un escenario que agrupa hasta doce bosques de manglar, importantes para la preservaci¨®n de la rica biodiversidad de las cuatro islas. Para ello se cre¨® el Johnny Cay Regional Park: constituir una reserva que mitigase el proceso de deterioro que sufr¨ªa la flora y la fauna, marina y terrestre, como iguanas, lagartos y diversas especies de aves migratorias. Especialmente famosos, por su curioso aspecto (poco agraciados est¨¦ticamente) y enorme densidad, son los inofensivos y r¨¢pidos cangrejos shankys: prefieren correr a usar sus pinzas.
05 'Reggae', jet ski y 'coco locos'
Vestida a base de palmeras de coco, la isla de Johnny Cay es un para¨ªso perfecto para practicar actividades acu¨¢ticas: desde el snorkel hasta recorridos sobre un jet ski. Para los m¨¢s tranquilos la oferta de playas de fina arena blanca alrededor de la isla es m¨¢s que sobresaliente. Incluye relajantes ba?os al sol y bailes a ritmo de reggae, al tiempo que se disfruta de un Coco Loco.
06 De isla en isla, a pie
Gracias a la poca profundidad del Caribe y la cercan¨ªa entre la isla de Haynes Cay y su vecina Isla Acuario, es posible llegar caminando de una a otra. Se trata, junto a Haynes, del islote de menor tama?o del archipi¨¦lago, pero enorme en posibilidades. Por ejemplo, su Acuario Natural, alojado en un c¨¢lido y arenoso cayo, permite apreciar muy de cerca la belleza de la multitud de especies de peces que habitan estas aguas, nadando entre ellas. Si no hay intenci¨®n de sumergirse, Isla Haynes cuenta con buenos escenarios alternativos gracias a un paradis¨ªaco entorno de peque?as y tranquilas playas, algunas, de sorprendente estampa familiar.
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