Canto a un pa¨ªs audaz
La ?pera de Sidney, cuya construcci¨®n fue un foco de tensiones, es hoy la met¨¢fora de Australia
La ?pera de Sidney est¨¢ a la cabeza de una serie de edificios que, como el Centro Pompidou de Par¨ªs o el Museo Guggenheim de Bilbao, forman parte del imaginario cotidiano de buena parte de la poblaci¨®n mundial. El arquitecto Jorn Oberg Utzon fue el autor de la propuesta que gan¨® el concurso de ideas que la regi¨®n de Nueva Gales del Sur convoc¨® en 1955. Utzon desarroll¨® el proyecto con la ayuda de un gran equipo de arquitectos y en colaboraci¨®n con el ingeniero Ronald Jenkins, socio de la consultor¨ªa Ove Arup and Partners. En 1966, siete a?os antes de la inauguraci¨®n, y siete a?os despu¨¦s del comienzo de las obras, Utzon dimiti¨®, tras perder la confianza de las autoridades de la regi¨®n, y fue sustituido por un equipo formado por Peter Hall, Lionel Todd, David Littlemore y Ted Farmer. El edificio, por dentro y por fuera, es ahora el espectacular resultado de las colaboraciones de todos ellos, pero tambi¨¦n de sus conflictos. Y as¨ª como qued¨®, ha sido el escenario de todo tipo de espect¨¢culos performativos, tambi¨¦n de secuencias inolvidables de Buscando a Nemo, de Los Simpson o de Misi¨®n imposible 2.
Su silueta, cuatro d¨¦cadas despu¨¦s de su construcci¨®n, ha servido para identificar a la ciudad en los logos de eventos tan dispares como la Jornada Mundial de la Juventud 2008 con Benedicto XVI o el Mardi Grass gay y l¨¦sbico de Sidney. La ?pera no es solo la herencia de los hallazgos formales de arquitectos como Bartning, Finsterlin, Luckhardt o Mendelsohn, ni solo la recuperaci¨®n de las plataformas de numerosos arquetipos hist¨®ricos; es sobre todo la respuesta a la necesidad de representar al pa¨ªs oce¨¢nico como una sociedad civil bien avenida, econ¨®micamente activa, tecnol¨®gicamente audaz, simp¨¢tica, sana y verde. Un prop¨®sito que el visitante podr¨¢ descubrir incluso en la posici¨®n que el edificio ocupa en la ciudad, en un peque?o cabo en el centro de la bah¨ªa de Jackson: Bennelong Point. Como si fuese la guinda de un urbanismo que, pese a la apariencia seudohippy de parte del dise?o urbano y de la oferta hostelera, favorece que los poderes econ¨®micos y algunos de los tejidos residenciales m¨¢s caros del planeta ocupen en exclusiva la l¨ªnea de costa, esponjados en una red de exuberantes espacios naturales.
Recomiendo a aquellos viajeros que se sientan atra¨ªdos por la arquitectura de la ?pera que no dejen de participar en una visita guiada al interior del edificio. Hay varias programadas cada d¨ªa, a cargo de actores de las compa?¨ªas que trabajan all¨ª. Las visitas transcurren con cierta celeridad, as¨ª que propongo tres palabras clave para explorar, durante el tiempo que duran, las intenciones que dirigieron el dise?o:
CLARIDAD.
Es probablemente la palabra que m¨¢s repet¨ªa Utzon en sus explicaciones sobre la tect¨®nica de la obra. La estructura general, las secundarias, los cerramientos de vidrio y los panelados interiores de madera laminada se yuxtaponen sin taparse. Desde cualquier punto del edificio ser¨¢ posible percibir simult¨¢neamente todas las capas que lo componen. Esto no solo se da en el encuentro de materiales, sino tambi¨¦n en la percepci¨®n simult¨¢nea de elementos y sistemas de muy diferentes escalas. La superestructura de hormig¨®n armado de los fragmentos esf¨¦ricos convive con las capas de tapicer¨ªa morada o con las costillas de acero pintadas en rojo de los cerramientos de vidrio. Algo que provoca una amable sensaci¨®n de legibilidad y transparencia constructiva.
ESTRATIFICACI?N.
El solar es una pen¨ªnsula, lo que obliga a concentrar los accesos de p¨²blico, personal y mercanc¨ªas en el extremo sur, el punto en el que la ?pera queda conectada con la red de recorridos peatonales del borde de la bah¨ªa y con las v¨ªas de tr¨¢fico rodado. El proyecto responde a esta complicaci¨®n con una segregaci¨®n en altura de las circulaciones. Trasladando el acceso de veh¨ªculos a la base de la gran plataforma y haciendo ascender al p¨²blico asistente a los espect¨¢culos a una inmensa plataforma elevada por medio de una escalinata que deja fechado el edificio en la era previa a la solidaridad con las personas con discapacidades f¨ªsicas. Algo que hace del proyecto uno de los m¨¢s respetables primeros ejemplos de las arquitecturas de tr¨¢ficos rodados escondidos bajo grandes espacios peatonales. Una l¨®gica que incluso hace que, en otra muestra de c¨®mo los tiempos han cambiado, camerinos, almacenes, salas de ensayo y cuartos t¨¦cnicos queden hacinados en un laberinto poco cuidado de cuartos sin luz natural, incluidos, como un material de relleno, en el z¨®calo de la edificaci¨®n.
ANILLOS.
Lo que s¨ª es inigualable, y bien vale las 20 horas de vuelo desde las ant¨ªpodas, es la secuencia de aproximaci¨®n al interior de las salas. Una sucesi¨®n de anillos que se inicia con el ascenso a una plataforma en la que el paisaje de bellos espacios naturales y de las presencias del poder f¨¢ctico rodea al visitante a escala territorial. Sigue con el paisaje interior de los intersticios que quedan entre los fragmentos esf¨¦ricos de la superestructura, las costillas rojas de los cerramientos de vidrio y el exterior de las salas. Y finalmente el encuentro con los interiores de las diferentes salas, pensados como bomboneras, con una materialidad aterciopelada que excita la vista, pero sobre todo el tacto.
? Andr¨¦s Jaque es arquitecto.
Gu¨ªa
C¨®mo ir
? Emirates
(www.emirates.com), con una escala en Dub¨¢i, ida y vuelta a Sidney desde Madrid por 1.262 euros.
? British Airways (www.britishairways.com), con una escala en Londres, por 1.314 euros.
? Qatar (www.qatarairways.com), con dos escalas -en Doha y Melbourne-, por 1.317 euros.
Visitas
? ?pera de Sidney (www.sydneyoperahouse.com; 0061 292 50 72 50). Se puede recorrer en una visita guiada, desde 22,50 euros (comprando con antelaci¨®n a trav¨¦s de Internet).
Informaci¨®n
? Turismo de Australia (www.australia.com).
? Oficina de Turismo de Sidney (www.sydney.com). Tambi¨¦n para reservas hoteleras.
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