Frontera de plata
Las sierras M¨¢gina, de Cazorla, Segura y Las Villas, una ruta de paisajes asombrosos para los viajeros: castillos, miradores y una naturaleza donde campa la fauna ib¨¦rica
Es el parque natural m¨¢s extenso de Espa?a, con nombre plural: Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (www.sierrasdecazorlaseguraylasvillas.es). Una isla de vida salvaje, rodeada por oc¨¦anos de olivos plateados. Podr¨ªa parecer un ¨¢ngulo muerto en los mapas de carreteras, pero rebosa vida; ciervos, corzos, gamos, cabras hisp¨¢nicas, muflones, linces o jabal¨ªes bullen por escondites fragosos. En las crestas adictas a las nieves nacen r¨ªos y arroyos que forman lagunas y un lago de serenidad alpina. En las lomas menos bravas, ej¨¦rcitos de olivos acorazan a pueblos montaraces, blancos ensimismados.
01 Oro de G¨¦nave
Territorio de frontera. Cada pueblo tiene su alc¨¢zar o torre de defensa. Castillos roqueros que parecen burilados por artistas rom¨¢nticos, no por alarifes; castillos acr¨®batas que semejan cabras saltando por los riscos. Una ¨²nica carretera vertebra el parque (A-319), colapsada en cualquier estaci¨®n (todas tienen su encanto) por senderistas, mochileros y campistas. Pero algo est¨¢ cambiando. Son cada vez m¨¢s los hoteles rurales, las cortijadas recicladas en restaurante, incluso hay atisbos de poblado o urbanizaci¨®n con tiendas y servicios, incluidos spas de moda (los hay en Arroyo Fr¨ªo o La Iruela). La antigua "reserva nacional de caza" solo permite ahora los disparos fotogr¨¢ficos de turistas y deportistas. Y, por supuesto, las labores del campo de toda la vida, que aqu¨ª monopoliza el olivar. Dos denominaciones de origen protegen el jugo serrano, DO Sierra de Cazorla y DO Sierra de Segura; dentro de esta ¨²ltima, el pueblo de G¨¦nove apost¨® hace a?os por el cultivo ecol¨®gico y hoy el "oro de G¨¦nave" se exporta a Jap¨®n, Estados Unidos o Alemania.
02 Jorge Manrique
En el extremo oriental del parque se aprecia bien ese car¨¢cter de "territorio de frontera": tal es el r¨®tulo del centro de interpretaci¨®n abierto en el castillo de Segura de la Sierra. Una fortaleza medieval salvajemente restaurada en los a?os sesenta; el centro, y los ¨²ltimos arreglos, le han devuelto en parte su dignidad. En ella fue comendador de la Orden de Santiago don Rodrigo Manrique, padre del poeta Jorge Manrique, quien se crio all¨ª, aunque luego parti¨® a pelear junto a su padre por tierras del norte. En Segura puede verse la casa natal del autor de las Coplas a la muerte de su padre, un ba?o moro, un ayuntamiento y fuente renacentistas.
03 Mirador del Aguil¨®n
Pero lo m¨¢s asombroso es el paisaje. Desde cualquier punto del pueblo se abre el horizonte como una paleta de tintes exquisitos, como de tabla flamenca. La misma impresi¨®n de estar en la proa de un nav¨ªo se tiene en el mirador del Aguil¨®n, en Hornos de Segura, junto a la iglesia g¨®tica. Hornos conserva el m¨¢s puro sabor morisco en sus callejas encaladas y silenciosas. Siguiendo el eje de la carretera, pronto se llega a bordear el pantano del Tranco. El mirador Rodr¨ªguez de la Fuente, a remojo en su orilla, invita a sacar los prism¨¢ticos. Pero es m¨¢s f¨¢cil ver a los bichos (virtuales, eso s¨ª) en la vecina Torre del Vinagre, uno de los varios centros de interpretaci¨®n del parque. M¨¢s adelante, La Iruela y su castillo sobre pe?as verduscas son anticipo, en peque?o, de lo que aguarda a menos de media legua: Cazorla.
04 La villa de Cazorla
La villa m¨¢s importante y poblada de la zona, con pedigr¨ª hist¨®rico y literario. Tambi¨¦n la m¨¢s pintoresca. Bajo un tel¨®n de fondo de picachos, a horcajadas del saltar¨ªn r¨ªo Cerezuelo, las casas blancas se remansan como espuma a los pies del castillo de la Yedra (ahora museo del Alto Guadalquivir). La plaza y ruinas de Santa Mar¨ªa son buen lugar donde tomarse un respiro y consultar los mapas para planear las posibles excursiones: de aventura (hay muchas agencias), al parador nacional, al nacimiento del Guadalquivir, a los mosaicos romanos de Bru?el o la c¨¢mara sepulcral ib¨¦rica de La Toya, en Peal de Becerro...
05 Castillos fun¨¢mbulos
Apenas unos kil¨®metros nos separan ya de J¨®dar, B¨¦dmar y Jimena, las puertas norte?as de Sierra M¨¢gina (www.magina.org), m¨¢s a poniente, camino de la capital. Un parque natural mucho m¨¢s chico que el anterior, pero m¨¢s fiero y brav¨ªo en su estampa; de hecho, lo de m¨¢gina viene del lat¨ªn magna, grande. En esta sierra de c¨¢rcavas descarnadas se alza el pico m¨¢s alto de la provincia. El parque es un territorio agreste, deshabitado, orillado por pueblos de sabor moro, con calles en cuesta o escalonadas, fachadas humildes, enjalbegadas, siempre al amparo de un castillo. Pues tambi¨¦n era este territorio de frontera. Los castillos roqueros o torres defensivas parecen en este caso a¨²n m¨¢s fun¨¢mbulos. Donde buenamente puede, aparece el olivar. Tambi¨¦n este aceite aristocr¨¢tico de monta?a tiene DO (Sierra M¨¢gina). Los ¨¢rabes dejaron resabios, en los condumios, en la forma de apa?ar huertas, en su diab¨®lica dulcer¨ªa. Los cristianos dejaron edificios (iglesias, mayormente) de l¨ªneas cl¨¢sicas.
Los contrastes de Sierra Morena
Los paisajes y contrastes de Sierra Morena se concentran en los parques naturales de la Sierra de And¨²jar y de Despe?aperros. La uniformidad del primero, entre espacios adehesados, jarales, alisios y fresnos, choca con los abruptos parajes del segundo, que conforma el macizo que separa a Andaluc¨ªa de la meseta.
Territorio del lince ib¨¦rico
La selva mediterr¨¢nea del parque natural de la Sierra de And¨²jar lo ha convertido en refugio del lince ib¨¦rico, un felino en peligro de extinci¨®n que tiene en estas sierras, junto a Do?ana, su principal h¨¢bitat gracias a los programas de reintroducci¨®n iniciados hace una d¨¦cada. El recorrido por estos parajes naturales debe incluir paradas en la zona recreativa del r¨ªo J¨¢ndula, con un puente del siglo XVIII, del embalse del Encinarejo o por las fincas p¨²blicas de Lugar Nuevo y Selladores-Contadero, muy cotizadas para el turismo cineg¨¦tico.
Y en lo m¨¢s alto de la sierra emerge el cerro del Cabezo, escenario desde 1304 de la manifestaci¨®n ritual m¨¢s antigua de Espa?a, la romer¨ªa de la Virgen de la Cabeza, que se celebra el ¨²ltimo domingo de abril.
El desfiladero de Despe?aperros
La riqueza paisaj¨ªstica de este parque natural no pasa inadvertida entre los miles de viajeros que cada d¨ªa atraviesan el macizo de Despe?aperros. Alcornoques, encinas y quejigos sobresalen entre la vegetaci¨®n aut¨®ctona, mientras que el ¨¢guila imperial, el buitre leonado o el lince forman la fauna m¨¢s representativa. En el centro de interpretaci¨®n del parque natural, en el Collado de los Jardines, se hace un recorrido desde el neol¨ªtico, cuando se documenta la presencia humana, hasta la actualidad.
La Cimbarra y pinturas rupestres
Un espectacular salto de agua cautiva a los amantes de la naturaleza que se adentren en Aldeaquemada, el primer pueblo jiennense que el viajero encuentra llegado a Despe?aperros. Fuera de los l¨ªmites del parque natural, esta impresionante cascada sobre el r¨ªo Guarrizas, de unos 40 metros de altura, est¨¢ declarada paraje natural y para acceder a ella es recomendable coger un sendero que parte de esta localidad incrustada en plena Sierra Morena.
Muy cerca de all¨ª se pueden conocer las pinturas rupestres de la Tabla del Pochico, Poyos de la Cimbarra y Garganta de la Hoz, declaradas en 1998 patrimonio mundial.
? Centro de visitantes del parque natural de Sierra de And¨²jar (953 54 90 30).
? Centro de visitantes del parque natural de Despe?aperros (953 66 43 07).
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