Visita a la c¨¢rcel estonia de Patarei
S¨ªmbolo de la represi¨®n sovi¨¦tica en Estonia, por dos euros se puede pasear por esta prisi¨®n
A un cuarto de hora del coraz¨®n medieval de cuento de hadas de Tallin, entramos en los restos de un momento hist¨®rico completamente distinto, cuando la costa estonia era frontera sovi¨¦tica y, por tanto, zona vedada a cualquiera que no tuviera permiso. Aqu¨ª est¨¢ Patarei, un antiguo cuartel y bater¨ªa costera del ej¨¦rcito zarista de mediados del siglo XIX convertido en c¨¢rcel por la primera rep¨²blica estonia. Tras la ocupaci¨®n sovi¨¦tica, Mosc¨² la adapt¨® a sus necesidades albergando entre sus muros a presos pol¨ªticos o a punto de ser deportados a Siberia. Durante d¨¦cadas, fue uno de los centros principales de la represi¨®n sovi¨¦tica en Estonia, ya que estaba gestionada por el KGB como prisi¨®n de m¨¢xima seguridad. Y, en la Segunda Guerra Mundial, el ej¨¦rcito nazi recluy¨® cerca de un millar de jud¨ªos en este lugar.
La nueva rep¨²blica estonia mantuvo Patarei como c¨¢rcel para presos comunes tras la ca¨ªda del Tel¨®n de Acero y hasta 2003. Cinco a?os m¨¢s tarde, reabri¨® como museo y cualquiera puede pagar dos euros y perderse entre sus corredores, celdas de castigo, zonas de ejercicio para los presos, pabell¨®n psiqui¨¢trico o contemplar los restos del pat¨ªbulo de la sala de ejecuciones. El edificio se ha dejado tal y como estaba al terminar su actividad carcelaria y se han tra¨ªdo a escena elementos de su pasado sovi¨¦tico, como la se?alizaci¨®n en ruso, restos de medicamentos de la ¨¦poca en la enfermer¨ªa y fragmentos de los archivos de la vieja administraci¨®n. El mantenimiento es intencionadamente m¨ªnimo, de modo que la humedad y la mala iluminaci¨®n se a?aden a la arquitectura carcelaria para crear una sensaci¨®n asfixiante al recorrer las galer¨ªas.
En un patio de cara al mar, hay una peque?a cafeter¨ªa al aire libre donde es posible tomar algo mirando el B¨¢ltico a trav¨¦s del alambre de espino. Cuentan los gu¨ªas que, para a?adir crueldad a la reclusi¨®n, los presos pol¨ªticos eran destinados al pabell¨®n con vistas al mar, para que contemplaran una libertad inalcanzable. Las torturas y abusos a los detenidos han dejado varias historias de fantasmas; especialmente en aquellas celdas donde los suicidios eran m¨¢s frecuentes.
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Pero Patarei es algo m¨¢s que una c¨¢rcel mohosa, de celdas oxidadas y humedad creciente. En 2009, un grupo de artistas impulsado por la Universidad de Helsinki reflexion¨® sobre el sufrimiento acumulado en la prisi¨®n e instalaron sus creaciones en distintas celdas de la prisi¨®n. Lo llamaron Preliminary Investigation (investigaci¨®n preliminar) y participaron artistas espa?oles. As¨ª, uno pod¨ªa encontrarse un ¨¢ngel dibujado en la pared junto a un poema, o una gran mancha de pintura roja como la sangre con la palabra inglesa pain (dolor) garabateada en la pared en plena sala de goma (cuartucho de gruesas paredes y sin ventanas al que los guardias llevaban a los presos con el ¨²nico fin de darles una paliza).
En el mes de agosto se celebra la Patareiv. Djs y un buen equipo animan el patio de la prisi¨®n junto al mar hasta el amanecer. El evento de Facebook de este a?o ya tiene a 230 personas confirmadas y otras 1.000 pendientes de confirmar. Conciertos, carreras de orientaci¨®n o exposiciones son parte del programa cultural entre mayo y octubre. Si est¨¢ abierta (de primavera a oto?o), nos podemos llevar una experiencia interesante. Tambi¨¦n organizan visitas dramatizadas para grupos.
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