Historias de Venice Beach
Mucho ha cambiado la Venecia californiana, pero su esp¨ªritu hippie sigue vivo en el paseo mar¨ªtimo Ocean Front Walk
Para saber m¨¢s de la historia de Venice Beach, en Los ?ngeles, nunca est¨¢ de m¨¢s acercarse a la cafeter¨ªa Cow's End. El local est¨¢ al final de Washington Boulevard, muy cerca del embarcadero que custodia el oc¨¦ano Pac¨ªfico desde 1925, dos d¨¦cadas despu¨¦s de que el tabaquero millonario Abbot Kinney fundara esta Venecia californiana de playas y canales.
Cada ma?ana, un nutrido grupo de residentes locales de todas las edades se re¨²ne, caf¨¦ en mano, para hablar de las cosas de las que hablan los vecinos de toda la vida. No importa que la nube marina haya eclipsado el sol o que ¨¦ste brille con su ardiente perpetuidad, all¨ª desayunan varias de las personas que mejor conocen la historia de Venice. "Esto no es lo que era", esgrimen en una mil¨¦sima de segundo. El paso del tiempo lleva consigo este tipo de sensaciones en cualquier lugar del mundo, pero el cambio abismal que ha sufrido esta zona costera de Los ?ngeles goza de un contraste de dimensiones amplificadas. No en vano la internacionalizaci¨®n de Venice a trav¨¦s de la cultura popular (cine, m¨²sica, arte, literatura y el propio boca a boca) hace dif¨ªcil que este peque?o hueco del mundo pase desapercibido.
Ha llovido mucho desde la Venice de los a?os setenta hasta la que vemos en la actualidad, de aquella poes¨ªa de la Generaci¨®n Beat y la m¨²sica de The Doors inspirada en el ambiente bohemio y permisivo de una tierra de hippies ba?ados en sal y provistos de una creatividad a raudales que conviv¨ªan con vagabundos sin techo, adictos y miembros de bandas criminales subidos en sus motocicletas. De los Z Boys o los estudios de arte de personalidades como Jean-Michel Basquiat, Larry Bell o Ed Moses (estos dos ¨²ltimos todav¨ªa siguen instalados en Venice), a los intelectuales como Charles Bukowski, que se iluminaban a base de alcohol y el sonido no tan lejano de alg¨²n disparo furtivo.
El dicho que clama 'Venice, when art meets crime' (Venice, donde el arte se encuentra con el crimen) no es m¨¢s que el reflejo de un estigma que persigui¨® al distrito hasta estos d¨ªas. El mayor momento criminal se vivi¨® a comienzos de los a?os noventa, cuando el menudeo de drogas hac¨ªa que todav¨ªa se tratara de un lugar infestado de bandas. Fue entonces cuando se comenzaron a dar los primeros pasos de la metamorfosis de Venice. Con el objetivo de revitalizar la zona, se decidi¨® rehabilitar uno de los puntos tur¨ªsticos imprescindibles del ¨¢rea en la actualidad, los Canales.
Al igual que ha sucedido en muchos lugares de EEUU, se ha producido un proceso denominado en ingl¨¦s 'gentrification', es decir, el aburguesamiento de barrios provocado por masas de poblaci¨®n que aprovechan los alquileres baratos para ocupar la zona. Las consecuencias se dejaron notar y el valor de la vivienda y todo lo que llevara la marca Venice comenz¨® a subir vertiginosamente. Aquellos peque?os negocios que proliferaron en los tiempos de la Venice discreta comenzaron a hacer su agosto, algo que los propietarios de los edificios aprovecharon para subir sus alquileres. Las rentas de vivienda tambi¨¦n incrementaron y la pudiente poblaci¨®n blanca comenz¨® a desbancar a las minor¨ªas.
El esp¨ªritu de tiempos pasados contin¨²a vivo en el Ocean Front Walk, un paseo mar¨ªtimo donde a¨²n se puede caminar envuelto en un ambiente que da cabida a todo tipo de gentes, desde artistas callejeros a personas que viven en la calle, artesanos, turistas, vecinos. Un c¨®ctel de diferentes escalas sociales hecho elixir; pintoresco, genuino y comparable al ambiente que se vivi¨® en los mejores a?os de Christiania, Copenhague.
Seg¨²n los que conocen bien el pasado de Venice, este peculiar paseo es el ¨²nico lugar en el que se puede revivir el esp¨ªritu hippy que lleg¨® a existir. Los dem¨¢s emplazamientos han sucumbido al paso del tiempo y la especulaci¨®n. La calle Abbot Kinney, que ha llegado a ser calificada como la m¨¢s cool de todo el pa¨ªs, est¨¢ viendo c¨®mo los negocios locales tienen que cambiar de lugar por la subida de los alquileres; v¨¦ase el caso de Surfing Cowboys, una tienda que despu¨¦s de a?os en esta calle se ha visto obligada a mudarse a un lugar m¨¢s econ¨®mico y, por ende, m¨¢s alejado. El peligro de que esto suceda con otros comercios sigue latente y hay quien piensa que podr¨ªa acabar con la verdadera identidad de una Venice Beach que est¨¢ m¨¢s de moda que nunca.
Grandes corporaciones como Google han optado por montar su base de operaciones en Los ?ngeles, concretamente en el edifico?Binoculars Building, construido en 1991 por el arquitecto Frank Gehry y localizado en otra de las calles imprescindibles, Main Street; tambi¨¦n se cree que algunas productoras de cine podr¨ªan recalar en los pr¨®ximos meses.
El orgullo de los que cuentan la historia de Venice se mezcla con la melancol¨ªa. Ahora se puede andar por la calle sin que la delincuencia salpique con asiduidad, aunque muchos siguen echando de menos la esencia de ¨¦pocas pasadas mientras se cruzan con un sinf¨ªn de hipsters aburguesados. As¨ª es Venice, un lugar singular en el que sus gentes sienten que, a pesar de la evoluci¨®n, la ciudad sigue latiendo a un ritmo distinto al de otros lugares.
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