Al Atlas en un Seat azul
?l escritor Guillermo Aguirre viaja a Fez, la ex¨®tica ciudad marroqu¨ª
Guillermo Aguirre quer¨ªa irse de vacaciones a Turqu¨ªa, pero como no ten¨ªa presupuesto se escap¨® a Fez. El escritor, que acaba de publicar Leonardo (Lengua de Trapo), pas¨® una semana en la ciudad marroqu¨ª.
?Qu¨¦ tal el cambio de destino?
El viaje empez¨® mal. Cuando iba en el avi¨®n nos invitaron a rellenar el t¨ªpico formulario de admisi¨®n al pa¨ªs. En profesi¨®n puse escritor, lo que complic¨® todo en la aduana.
?Qu¨¦ le hicieron?
Comenzaron a preguntarme qu¨¦ tipo de escritor era: de noticias, reportajes¡ Yo no entend¨ªa nada. Viajaba con una amiga, que les aclar¨® que escrib¨ªa ficci¨®n, concretamente misterio. Se quedaron m¨¢s tranquilos y pasamos.
No fue tan grave¡
Hab¨ªamos reservado un hotelito en el centro. Llegamos a recepci¨®n y nos encontramos a un cliente discutiendo con alguien del hotel. ?Se hab¨ªan quedado sin habitaciones! Recorrimos la ciudad para encontrar alojamiento. Al final, despu¨¦s de tres o cuatro paradas, encontramos uno aceptable: un nidito de amor abuhardillado, rodeado de palomas que cagaban todo el rato.
?Se perdi¨® en la medina?
As¨ª se conocen las ciudades: perdi¨¦ndote en ellas. En la medina, que ol¨ªa a carnero y especias, regate¨¦ y compr¨¦ un par de zapatos de piel estupendos; cruzamos el barrio jud¨ªo y acabamos dando un paseo por el Atlas Medio.
?La cadena monta?osa?
En una calle nos abordaron unos saharauis que vend¨ªan alfombras y organizaban viajes, seg¨²n dec¨ªan. Creo que era el primero que montaban. Nos subieron a un Seat azul, pusieron M¨®nica Naranjo en el radiocasete y nos llevaron al desierto.
Parece como de pel¨ªcula.
Pasamos el d¨ªa en el coche. Al salir de Fez me impresionaron las islas de edificios a medio construir. Era como un paisaje posapocal¨ªptico. Luego pasamos por Ifrane, un pueblo de monta?a precioso. En sus alrededores hay un parque natural enorme donde est¨¢ el bosque de los monos. Acabamos en Meknes, donde comimos un guiso t¨ªpico.
?Estaba bueno?
Nos alertaron de que no bebi¨¦semos nada con la comida. Mi amiga Irene tom¨® agua, y por la noche empez¨® a tener un dolor de est¨®mago horroroso. Menos mal que se le pas¨®.
Un viaje atribulado.
La despedida fue surrealista. Nos cruzamos con una manifestaci¨®n contra el Gobierno que portaba un cuadro del rey Mohamed VI. El mensaje era de oposici¨®n a una medida del monarca, pero contando con el apoyo del mismo.
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