El dios de la m¨²sica
Atm¨®sferas en Leipzig que recuerdan a Bach, maestro de la m¨²sica alemana
Disfrutamos de la m¨²sica de Johann Sebastian Bach (1685-1750) porque Felix Mendelssohn Bartholdy descubri¨® sus prodigiosas partituras en Leipzig, donde viv¨ªa. Sin la intervenci¨®n del compositor jud¨ªo, Bach ser¨ªa quiz¨¢ solo uno m¨¢s entre los directores que tuvo la coral de la iglesia de Santo Tom¨¢s (Thomaskirche) a lo largo de los siglos. Se lo debemos m¨¢s a Mendelssohn que a la hermosa ciudad de Leipzig, cuyos mel¨®manos luteranos contrataron a Bach y lo retuvieron all¨ª casi en contra de su voluntad la mitad de su vida, despu¨¦s de pasar por ocho destinos desde Eisenach hasta C?tten, incluyendo Weimar y L¨¹neburg.
Por eso, en homenaje al bueno de Mendelssohn, empezamos a caminar con la m¨²sica de Bach (pongamos las Variaciones Goldberg) en la casa del primero, abierta no hace mucho cerca del museo de instrumentos Grassi. Hace veinte a?os las casas donde vivieron Schumann y el descubridor de Bach en Leipzig eran pura ruina, y el Museo de Bach todav¨ªa no estaba en pie. Incluso casi no quedaban trazas de que Richard Wagner naci¨® en la ciudad m¨¢s musical de Europa, que este a?o festeja el 200? aniversario de su llegada al mundo. Las luminosas salas de la casa-museo de Mendelssohn, un buen acuarelista que llevaba un diario pict¨®rico de sus viajes, muestran la importancia concedida en esta tierra a los hacedores de m¨²sica.
El rom¨¢ntico cementerio Johannis est¨¢ muy cerca, y data de 1500. Aqu¨ª yace la madre de Wagner, el compositor Z?llner y durante muchos a?os estuvo enterrado Bach en una tumba an¨®nima, pero Schumann se quej¨®, de modo que se identificaron los restos y se le dedic¨® una l¨¢pida. La destrucci¨®n de Leipzig por las bombas aliadas aconsej¨® llevar sus huesos a la Thomaskirche, donde su pante¨®n preside el ¨¢bside.
La vida de Bach no fue en Leipzig un camino de rosas. Le contrataron para dirigir la escuela de m¨²sica y la coral de la Thomaskirche porque dos talentos de la ¨¦poca hab¨ªan declinado la oferta, Telemann y Graupner. Bach era un desconocido. Apenas hab¨ªa viajado, al contrario que Haendel, ni ten¨ªa el cach¨¦ de Telemann. Leipzig era una ciudad rica en la que la aristocracia a¨²n ten¨ªa influencia. Bach fue ninguneado y menospreciado por sus patronos durante los 27 a?os que estuvo aqu¨ª. Le hac¨ªan trabajar sin descanso, dar clases de canto a j¨®venes algunas veces sin talento, y tambi¨¦n de lat¨ªn, y hab¨ªa de proporcionar m¨²sica sacra a unos nueve mil feligreses repartidos en las parroquias que eran de su competencia. Todo ello por cien t¨¢leros, salario escaso para vivir, pues ten¨ªa un hijo cada a?o con su segunda esposa, Anna Magdalena. Algunos se mor¨ªan. Deb¨ªa tocar el ¨®rgano en casi todos los oficios, m¨¢s los funerales, al menos uno al d¨ªa en invierno.
Entre la Thomaskirche y la Nikolaikirche, unos 400 metros de agradable paseo, Bach compon¨ªa su m¨²sica. Caminaba y las notas iban apareciendo entre la nieve y el hielo del invierno de la baja Sajonia, o en el esplendor del verano, cuando llegaba sudando a lo alto del ¨®rgano. Un organista me dijo una vez que la m¨²sica de Bach hay que tocarla imaginando que est¨¢s en un sendero en mitad de un bosque y caminas sin rumbo fijo (lo que en alem¨¢n se llama wanderlust) y cada paso es ligero pero decisivo, inevitable. Y si miramos las partituras conservadas en el museo Bach de Leipzig, moderno, interactivo, donde uno puede pasarse horas y d¨ªas, vemos que ese caminante a veces aminora el paso y otras se apresura, pero solo es una impresi¨®n, porque Bach siempre tiene la misma zancada, un paso seguro, r¨ªtmico, flexible, animoso.
Gu¨ªa
Visitas
? Casa Museo de Mendelssohn (www.mendelssohn-stiftung.de). Goldschmidtstra?e, 12.
? Casa Museo de Schumann (www.schumann-verein.de). Inselstra?e, 18.
? Museo de Instrumento Grassi (http://mfm.uni-leipzig.de). Johannisplatz, 5¨C11.
? Museo Bach (www.bach-leipzig.de). Thomaskirchhof, 15/16.
Informaci¨®n
? Oficina de turismo de Leipzig (www.leipzig.de).
Los pasos en las huellas, como dec¨ªa Cort¨¢zar. En los suelos de Leipzig hay unas ondas met¨¢licas que permiten recorrer el circuito de la m¨²sica. De ah¨ª que sea f¨¢cil siguiendo esas huellas ir desde la casa de Mendelssohn a la de Schumann, y de esta pasar al otro lado del r¨ªo para acercarse a los dominios de Bach. Por cierto, Bach significa en alem¨¢n ¡°r¨ªo, flujo de agua, torrente¡±. Beethoven, que tambi¨¦n lo admiraba, dijo de ¨¦l que m¨¢s que torrente fue mar, un mar proceloso de pasos y huellas por los que navegaron tantos despu¨¦s.
Por desgracia, la escuela de m¨²sica donde viv¨ªa Bach se derrib¨® hace mucho. Sabemos algo de sus met¨®dicas costumbres. Se levantaba a las seis de la ma?ana en invierno y a las cinco en verano. A las diez tomaba el almuerzo y la cena a las cinco de la tarde. Johann Sebastian derroch¨® en Leipzig un genio musical que no fue reconocido, si bien ten¨ªa amigos que sab¨ªan de su val¨ªa, como el rector Gessner y el compositor de ¨®peras Johan Adolph Hasse.
Leipzig vio su madurez y su declive. Cuando pod¨ªa se fugaba a Dresde con sus hijos m¨²sicos, donde hab¨ªa al menos una ¨®pera, prohibida desde hac¨ªa a?os en Leipzig. Tambi¨¦n tocaba con m¨²sicos j¨®venes en el caf¨¦ de Zimmermann ¡ªas¨ª se apellida Bob Dylan¡ª, que estaba detr¨¢s de la plaza del mercado, en la elegante Katherinenstrasse. Tocaban los viernes de las ocho a las diez de la noche, y all¨ª se debieron escuchar los conciertos de Brandenburgo. Hoy todav¨ªa permanece un viejo caf¨¦, el Baum, donde Schumann ten¨ªa una mesa reservada y Grieg y Wagner se encontraban con sus amigos. Sentado frente a una ventana que mira a la Fleischergasse, me imagino a Bach bebiendo caf¨¦ de Arabia mientras la m¨²sica sigue fluyendo en su cabeza, s¨ª, como un torrente que camina.
? Jos¨¦ Luis de Juan es autor de la novela Sobre ascuas (Destino)
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