¡®Relais¡¯ compostelano

Si la idea es alojarse en Santiago de Compostela, pero lejos del casco hist¨®rico y sus hitos peregrinos, hay que tomar la carretera a Muros y detenerse en el cruce de Lara?o. El camino es sinuoso y prometedor. El recorrido acaba con una bajada pronunciada donde un remanso boscoso del Sar acoge varios edificios de piedra de m¨¢s de dos siglos que fueron una f¨¢brica de papel. Se supone que ah¨ª abajo est¨¢ la quinta que buscamos, bajo el reclamo de un lujoso relais & ch?teaux, pero el acceso no aparece se?alizado con la elegancia prescrita por la marca del lis. Cuesta dar de noche con la recepci¨®n, pues los puntos de luz llevan al spa, justo enfrente.

Lo rom¨¢ntico aguarda dentro, salvada una fachada de arriates inspirada en aquellas que ambientan la Europa rural y aristocr¨¢tica. A tono con el sello R&C, los interiores se abrigan de largos cortinajes de raso, apliques de tela fruncida, muebles notables de madera, retratos al ¨®leo y un sinf¨ªn de detalles barrocos que las propietarias, madre e hija, defienden con pasi¨®n. Madrile?a de pura cepa y arquitecta, Luisa Garc¨ªa Gil vive aqu¨ª con su hija, Luisa Lorenzo. Ambas tienen la lupa puesta en los detalles y las manos abiertas a la conversaci¨®n con sus hu¨¦spedes.

Las habitaciones fluyen por un ala del edificio seg¨²n lo esperado: l¨¢mparas de ara?a, escriban¨ªas imperiales, sillones Chester, alfombras persas o de por ah¨ª, cuadritos nobles colgados de los sillares. La mayor¨ªa con vistas al bosque y al r¨ªo. Solo las afean el sistema antirrobo de las perchas en el armario, impropio de un hotelito relais & ch?teaux, as¨ª como el encendido de los pasillos por detecci¨®n de presencia que apenas permite la circulaci¨®n durante escasos segundos.

A primera hora de la ma?ana, el servicio se prodiga en explicaciones sobre el funcionamiento de la m¨¢quina de caf¨¦, en lugar de servirlo directamente en mesa. Pero la calidad de los desayunos est¨¢ muy por encima de lo habitual: pan gallego y bica, mermeladas de inspiraci¨®n francesa, quesos de la tierra y zumo reci¨¦n exprimido. A¨²n mejor se presenta la cena, a cargo del chef Federico L¨®pez Arcay.

Si la llegada dio la pista, la despedida pasa por el edificio iluminado de enfrente, donde el azul pide un chapuz¨®n de una hora bajo los chorros potentes del circuito de aguas. Masajes por delante y por detr¨¢s, desde arriba y desde abajo, para finalizar durante diez minutos en el flotarium con sales del Mar Muerto.

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