Llueven ranas en Illinois

Como no encontr¨® acompa?ante para su aventura ciclista, Sergio de Arrola se fue solo a Estados Unidos. El fot¨®grafo, que expone Rolling Habits: USA part oneen la Swinton Gallery de Madrid, aterriz¨® en Nueva York, compr¨® una bici y cruz¨® el pa¨ªs hasta Los ?ngeles.

?Qu¨¦ veloc¨ªpedo adquiri¨®?

Busqu¨¦ una bici de carretera en Craiglist, donde puedes encontrar desde un coche hasta un amante. Vi una ligera y con alforjas por unos 500 d¨®lares.

?Qu¨¦ ruta sigui¨®?

Mi preparaci¨®n hab¨ªa consistido en mirar Google Maps e imprimir un par de etapas. Lo ¨²nico que sab¨ªa es que durante 49 d¨ªas iba a pedalear al ritmo de unos 150 kil¨®metros diarios.

?Y d¨®nde dorm¨ªa?

En los moteles de carretera que iba encontrando, algunos de ellos muy s¨®rdidos; un poco Motel Bates. Mucha gente que ha sido desplazada de la sociedad vive en estos lugares. Cerca de las ciudades siempre est¨¢n los peores lugares.

?Y los mejores?

En el campo. Como en Newton, en el Estado de Kansas. Tuve un problema con una rueda y fui a un taller. ¡°Ya s¨¦. Espera un segundo¡±, me dijo el dependiente al entrar.

?Le conoc¨ªa?

Era una especie de refugio para ciclistas que cruzaban Estados Unidos. Me dijeron que pod¨ªa reparar mi bici, comer all¨ª y tambi¨¦n dormir. Al final, me acab¨¦ haciendo hasta un tatuaje.

?Qu¨¦ se dibuj¨®?

Un mapa de EE UU con las ciudades de partida y llegada marcadas, y, en el interior, ¡°4.459 km¡±, la distancia que recorr¨ª. Despu¨¦s de tatuarme, en la parte de atr¨¢s de la casa de la madre donde el tatuador ten¨ªa el estudio, me confes¨® que hab¨ªa consumido metanfetamina.

?Y eso?

Me cont¨® que hab¨ªa ido a casa de un amigo que le acab¨® invitando. Me sorprendi¨® un poco. Era martes.

De pel¨ªcula¡­

Ese pa¨ªs es muy cinematogr¨¢fico. En Flora, Illinois, me llovieron ranas, como en la pel¨ªcula de Magnolia. Tuve que dejar de pedalear y dormir all¨ª. El tipo del hotel me recomend¨® ir a comerme una doble cheeseburger en un local de al lado. Fui y, cuando entr¨¦, me dijeron que no me atend¨ªan.

?Por qu¨¦?

Mi anfitri¨®n no me coment¨® que era un sitio privado. Una especie de sociedad de cazadores local. Al final me hicieron la cena. Y la verdad es que com¨ª una de las mejores hamburguesas que he probado en mi vida.

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