Cala Grande, geometr¨ªa blanca en Cabo de Gata

Tras el ¨¦xito del hotel Cala Chica, Enrique Sistach quiso repetir en el mismo pueblecito de Las Negras, dentro del parque natural del Cabo de Gata, con otro establecimiento m¨¢s moderno y de mayores proporciones. As¨ª nace Cala Grande, luminoso y minimalista, escalonado sobre las viejas casas de pescadores que se van abriendo al litoral. Su heredero, Oriol Sistach, ha tomado las riendas del negocio.

La aireaci¨®n de las zonas comunes es una ventaja notable cuando se tiene el prop¨®sito de unas vacaciones de verano a pleno sol. Nada como dejar pronto las maletas y salir pitando hacia la piscina, que no es de horizonte infinito, pero s¨ª tiene una largura casi infinita en relaci¨®n a su estrechez. Su dise?o es bot¨ªn para las revistas de interiorismo entregadas a la geometr¨ªa precisa. Existe otra piscina cubierta en la zona del spa con volc¨¢n de burbujas, cuellos de cisne y camas de aire a presi¨®n, am¨¦n de un jacuzzi con vistas a Cerro Negro.

Despu¨¦s del chapuz¨®n, el crep¨²sculo obliga a un refresco en la terraza entoldada, donde en ocasiones se organizan veladas con champ¨¢n y chill out. El restaurante Mandr¨¢gora poco a poco va consolid¨¢ndose con cocina mediterr¨¢nea, especialmente a la hora del desayuno.

La est¨¦tica refrescante de todo el hotel halla continuidad en unas habitaciones as¨¦ptica, luminosas y de est¨¦tica contempor¨¢nea, para algunos quiz¨¢ demasiado urbana. En la punta del jard¨ªn existen tres villas redondas con capacidad para alojar a una familia de cuatro personas. Las tres, dotadas de espl¨¦ndidas terrazas privadas con jacuzzi y vistas al mar. Aunque las habitaciones normales, en su modestia, tambi¨¦n regalan vistas al azul y se ofrecen con terraza amueblada y carta de almohadas. El ¨²nico motivo de queja es la irregularidad de la se?al de wifi en todo el hotel.

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