Cabrera, un mundo aparte
La isla balear atrapa con su naturaleza generosa: 400 especies bot¨¢nicas y 200 tipos de peces. Un lugar para sentirse lejos a media hora en barco al sur de Mallorca
En abril de 1944, un fallo en el motor del avi¨®n en el que viajaba acab¨® con la vida del soldado alem¨¢n Johannes B?ckler. Sus restos, recuperados del mar balear, fueron enterrados junto a los de un pescador local conocido como En Lluent en las inmediaciones del castillo de Cabrera. No pas¨® mucho tiempo antes de que los pescadores y militares que frecuentaban la isla empezaran a denunciar que su esp¨ªritu los asediaba, seguramente disgustado por tener que afrontar la eternidad tan lejos de su casa. As¨ª fue que contactaron con la Comisi¨®n de Conservaci¨®n de Tumbas Militares Alemanas, la cual organiz¨® el rescate de los restos. Los lamentos del fantasma, sin embargo, no cesaron. Uno de los pescadores pregunt¨® entonces qu¨¦ cad¨¢ver se hab¨ªan llevado, el que estaba recto o el que estaba atravesado. Hoy d¨ªa, muchos piensan que el cuerpo exhumado fue el del pescador En Lluent, y que esa es la raz¨®n de que el fantasma siga deambulando por la zona.
Al igual que muchas otras cabreras mediterr¨¢neas ¡ªCapri, Caprera, Capraia o Giglio¡ª, la isla de Cabrera ha permanecido deshabitada durante largos periodos de la historia. Restos p¨²nicos, romanos y paleocristianos han sido hallados en sus costas, pero lo cierto es que, cuando la visitamos, ninguno de esos fantasmas ¡ªtampoco el de Johannes B?ckler¡ª hizo acto de presencia. La sensaci¨®n era m¨¢s bien la de estar muy lejos de cualquier tipo de civilizaci¨®n, en un tiempo suspendido y en una tierra pr¨¢cticamente virgen que costaba ubicar a escasas diez millas de Mallorca.
La llegada por mar es quiz¨¢ uno de los momentos m¨¢s impactantes de la visita. Despu¨¦s de pasar junto a los islotes de Na Foradada, Na Pobra y Na Plana, se deja atr¨¢s la Illa dels Conills y ya se puede ver la silueta del castillo que domina la entrada al puerto. Construido en la Edad Media para servir de escudo contra los piratas berberiscos que asediaban Mallorca, constituye una visita obligada una vez que se ha fondeado en la bah¨ªa. El puerto natural de Cabrera est¨¢ preparado para recibir 50 embarcaciones particulares, que deben tramitar un permiso para pasar all¨ª la noche. Como medida de protecci¨®n ambiental, est¨¢ prohibido tirar el ancla, con lo que la ¨²nica opci¨®n es amarrarse a una de las boyas colocadas con ese fin.
Desde el a?o 1991, el archipi¨¦lago ha sido declarado parque nacional mar¨ªtimo terrestre, lo cual ha posibilitado una recuperaci¨®n de la flora y la fauna que hace pensar en lo generosa que puede ser la naturaleza cuando le damos un respiro. Los meros y las corvinas se acercan a observar a los visitantes sin ning¨²n miedo cuando se sumergen en sus aguas ¡ªla pesca est¨¢ rigurosamente prohibida¡ª, y los bosques de pinos que anta?o cubr¨ªan trozos aislados ocupan hoy un ¨¢rea de cientos de hect¨¢reas. Embarcaciones tur¨ªsticas salen cada d¨ªa desde la Colonia Sant Jordi y Portopetro en excursiones por el d¨ªa, y desde el a?o pasado se ha habilitado un refugio con 12 habitaciones en las que se puede pasar hasta un m¨¢ximo de dos noches para recorrer con m¨¢s calma la privilegiada geograf¨ªa del lugar.
Desde la playa de Espalmador nace un camino de piedra que trepa las colinas hacia el sur. Despu¨¦s de una hora de ascenso por la naturaleza m¨¢s salvaje, acompa?ados de una ingente variedad de aves ¡ªhasta 150 especies tienen a Cabrera en su ruta migratoria¡ª y de las lagartijas end¨¦micas que a cada momento salen a nuestro paso, empezamos a descubrir el mar abierto al otro lado de la isla. La cara suroeste de Cabrera se descompone en un paisaje de acantilados primigenios que corona en la pen¨ªnsula de Ensiola, con el faro en la cima. La pista baja lentamente desde la cima del Coll Roig hasta el nivel del mar para luego volver a subir. El paseo dura unas cinco horas, en las que la dram¨¢tica fisonom¨ªa de la costa se combina con el horizonte azul e infinito. Solo por esa caminata ya ha valido la pena la visita.
La luz de Sa Cova Blava
Gu¨ªa
C¨®mo llegar e informaci¨®n
? Varias empresas (www.excursionsacabrera.es, www.click-mallorca.com y www.marcabrera.com) ofrecen excursiones de un d¨ªa a Cabrera desde Mallorca. Cuestan entre 35 y 55 euros.
? Centro de visitantes de Cabrera (www.cvcabrera.es).
? Balears Natura (www.balearsnatura.com)
Cabrera es tambi¨¦n un para¨ªso submarino. Sa Cova Blava es uno de los puntos m¨¢s emblem¨¢ticos en este sentido, sobre todo a media tarde, cuando los rayos del sol iluminan la cueva produciendo espectaculares efectos de luz y color. Para el buceo con botellas est¨¢ la zona de Punta Galiota. Diariamente se extienden permisos a todos aquellos que quieran visitarla.
Otro de los paseos obligados es el que une el puerto con la colina La Miranda, desde donde pueden obtenerse unas vistas espectaculares. En el camino se pasa por la antigua casa de la familia Feliu ¡ª¨²ltimos propietarios de la isla antes de que esta pasara a manos del Estado¡ª, por el celler (bodega) reconvertido en museo y por el monumento en memoria de los soldados franceses, sombr¨ªo recordatorio de uno de los episodios m¨¢s negros de la historia de Cabrera: tras la batalla de Bail¨¦n, algo m¨¢s de 13.000 prisioneros del ej¨¦rcito napole¨®nico fueron encarcelados en la isla y, producto del hambre, la sed y el abandono al que fueron sometidos, apenas 3.000 lograron salir con vida.
A la naturaleza, sin embargo, estas historias le son ajenas. Con paciencia de anciano ha visto pasar a los hombres que desde la edad del bronce han querido dejar su huella en estas tierras. El sol y el aire del mar van lavando sus rastros, y la vida fluye en el archipi¨¦lago tanto en el agua como en la costa. M¨¢s de 400 especies bot¨¢nicas, 200 de peces y numerosos invertebrados ¡ªadem¨¢s de las aves que lo habitan y lo frecuentan¡ª renuevan cada d¨ªa el pacto de eternidad entre el cielo y la tierra. El silencio del atardecer nos encuentra flotando en la bah¨ªa. El sol cae sobre las colinas y despide otro d¨ªa en la isla de Cabrera.
Javier Arg¨¹ello es autor de la novela A prop¨®sito de Majorana (Literatura Random House).
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